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Por Camila R. H.

Puebla, México, 16 de agosto de 2021 [00:03 GMT-5] (Neotraba)

“Tal vez Supergirl me salvó, pero Kara Danvers, tú eres mi heroína”.

Spoiler: Kara Danvers es Supergirl. Spoiler parte dos: Lena está enamorada de Kara. O no, como toda la producción se esmera en decir.

El queerbaiting es, sobre todo, una técnica de mercadotecnia para atraer al colectivo LGBT a un contenido en específico, a través de presuntos –pero no en realidad– personajes de la misma comunidad. Los contenidos audiovisuales, además de estar plagados de personajes cishetero, también están plagados de queerbaiting. Y hay un sinfín de ejemplos, lo cual debería bastarnos para saber por qué estamos cansados.

Aun así, me gustaría repasar mi obsesión más reciente, comúnmente conocida en el internet como: Supercorp. Sí, nombres combinados. La belleza del internet.

Debemos saber cosas básicas sobre la historia entre estos dos personajes. En primer lugar, Lena debería ser la enemiga de Kara, porque es de la familia Luthor y ellos son malos. En segundo lugar, Kara no debería confiar inamoviblemente en ella porque es potencialmente malvada. En último lugar, deberían dejar de mirarse intensamente estando en dos lados opuestos de una habitación, ¿acaso no son innegablemente heterosexuales?

La relación se fortalece con una rapidez increíble y, durante toda la segunda temporada, Kara no para de defender a Lena del resto del mundo. Le promete las cosas normales en una amistad: “te voy a proteger siempre, lo prometo”; escribe un artículo donde –en palabras de Lena– la halaga; recibe montones de ramos en agradecimiento. La amistad normal, vamos.

En una de esas ocasiones, Lena –porque es absurdamente millonaria– compra una empresa de comunicaciones –la cual no necesita– sólo porque Kara trabaja ahí y no puede abandonarla a su suerte. ¿Verdad?

Hay cosas más profundas sobre su relación, más allá de las escenas donde se sonríen con las mejillas teñidas en rojo. Como la necedad de Lena de confiar en las personas y luego la repentina entrada de Kara en su vida, rompiéndole los esquemas. También la decisión de Kara por arriesgar a una ciudad entera, si con eso logra salvar a Lena.

En resumen, están sumergidas la una en la otra de una forma platónica e imposible. Se arriesgan a sí mismas a favor de ayudar a la otra: identidades secretas, millones de dólares, inventos, vínculos emocionales. “Para eso están las amigas”, dicen después de hacer algo cuestionablemente heterosexual. Una vez tras otra. Y Lena todavía tiene el descaro de decir “Nunca había tenido amigas como tú”. ¡Pues claro que no! ¿Cómo las iba a tener?

El punto es: tienen química y de forma evidente. Pueden estar sentadas a dos metros de distancia en un mismo sillón –porque son heterosexuales– y aún hacer cursilerías. Porque Kara acaba de volver de Francia, a donde voló sólo para comprar los bocadillos favoritos de Lena.

Fotograma de la serie Supergirl
Fotograma de la serie Supergirl

Sus relaciones románticas terminan por fracasar, caen por su propio peso. También por un odio desmedido del público. Siguen unidas incluso cuando su amistad se tambalea gracias a los problemas de la trama, pero Kara, con su capa puesta, confía en la bondad de Lena, quien tiene su villanía tras la espalda.

Aproximadamente trece capítulos después, con las cosas arregladas y un acto heroico del tipo “si quieres llegar a Supergirl tendrás que pasar sobre mí”, la mala de la historia –nunca suficientemente mala– le lleva el sol a Kara –literalmente–, salvándola de morir dos veces. Porque para eso están las amigas.

Y, si debo otorgarle algo a la producción, quienes se niegan a reconocer algo más que una amistad entre estos personajes, es su inclusión en la serie porque sí, sigue siendo una historia fuera de lo acostumbrado. Nia Nal, después de todo, es la primera superheroína trans en el universo de DC para la televisión. Bien por ti, CW, pero es queerbaiting: no se pueden seguir escribiendo escenas llenas de sentimentalismo entre Kara y Lena sin ser conscientes del trasfondo de la relación. De cómo lo percibe el público, de cuánto lo desea.

Y no se excusa en nada, ni en la trama, ni en los personajes. Es una decisión voluntaria el seguir negando la realización de una relación romántica, sobre todo cuando el 95% de los comentarios consta en una frase simple pero contundente: “Supercorp endgame”. ¿Cómo ignorarlo?

Es desesperante porque, a pesar de haber perdido la esperanza, seguimos expectantes para ver cómo resulta. Consumimos cada capítulo con ansias, atragantándonos de las pequeñas miradas y de las sonrisas discretas. ¿Cómo no se van a amar? Eso es queerbaiting, tan claro, tan palpable.

Pero me quedo aquí, recorriendo trescientos edits del supercorp con el pulgar y tocando dos veces para darles me gusta. Diciendo en el fondo de mi cabeza “Supercorp endgame”.


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