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Soledad foto de Óscar Alarcón
Soledad foto de Óscar Alarcón

Por Juan Jesús Jiménez

Puebla, México, 28 de febrero de 2020 (Neotraba)

Mire usted a su alrededor, si está acompañado, observe a quién no lo esté y pregúntese lo escrito en el siguiente párrafo; de estar a solas, examine su propia experiencia.

¿Se siente cansado? ¿Desmotivado? ¿Sin ganas? ¿Abandonado? Si es así, está usted solo. No se espante, es más común de lo que cree, sobretodo en población juvenil y adulta temprana.

La soledad.

Definámosla como el estado donde el individuo se encuentra en constante crisis consigo, desatando un periodo de pensamiento profundo y análisis, obligando a quien la padece a buscar la distancia de sus similares.

De tal forma que la soledad pueda ser desatada por un evento dramático en la vida de una persona: una muerte, una decepción, la pérdida y cualquier situación que provoque estrés.

Teniendo en cuenta esto, podemos ver un panorama más amplio del porqué puede convertirse en un problema a largo plazo.

Verán, el apartarse de la gente para pensar no es algo que solo corresponda a los eruditos o los ermitaños, es una reacción natural del comportamiento humano para resolver problemas del pensamiento. Un cerebro que se ocupa por atender necesidades sociales antes que las personales, no puede resolver nada realmente. En pocas palabras, se prioriza la resolución de problemas.

Por ello es que las personas que viven en soledad usualmente se encuentran rumiando pensamientos de nostalgia, es una forma de analizar los antecedentes del evento que desató todo.

La soledad entonces no es mala por sí misma. El hacerse adicto a ella, sí.

Me explico: cuando uno se aparta del mundo en medida de lo posible, encuentra en uno la tranquilidad que ofrece el pensamiento abstracto. Uno se adentra en la calma que trae consigo el silencio y encuentra que es grato escapar del mundo un rato.

Luego ese rato se hace más largo, y más largo, hasta que uno pierde noción de cuándo está en ese rato.

Algo parecido nos encontramos en una de mis novelas favoritas, Cien años de soledad de García Márquez, dónde uno de los personajes principales, José Arcadio Buendía[1], se queda sentado a un lado de un árbol y envejece viendo fantasmas.

En este personaje vemos que la soledad puede traer visiones de algo que dejó de ser hace mucho, que nos aparta de los seres que queremos y nos hace quedarnos en silencio para perder nuestra mente en pensamientos cada vez más y más profundos.

Y ahora, vivir en una sociedad llena de estrés no hace fácil el querer salir de la soledad.

La paranoia creada por el caos urbano, la violencia constante, la inseguridad que crean los estereotipos y la tristeza de ver que uno no puede cambiar nada realmente, nos impulsa a quedarnos bajo un árbol y dejar que nos devoren los insectos.

*** Piense un rato en lo que acaba de leer para continuar con el siguiente párrafo***

“Muy bonito y todo, ¿pero qué puedo hacer yo para evitar ser un Arcadio?”

Saber a lo que se enfrenta al ingresar a la soledad. No tenerle miedo y entender los pensamientos que tenemos en ese estado. Buscar una explicación a los fantasmas que vemos y levantarse para continuar con nuestra jornada. Esperando siempre con ansias la soledad para reflexionar.


[1] Me refiero al primer José Arcadio Buendía, esposo de Úrsula Iguarán.

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