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Por Juan Jesús Jiménez

Puebla, México, 21 de octubre de 2020 [00:02 GMT-5] (Neotraba)

De la noche a la mañana el mundo se fue metiendo hasta el cuello en un río bien raro; entre virus, elecciones de dinosaurios, teatralidades y tragedias tal vez –y solo tal vez– el mundo esté llegando a su final.

Pero todavía no invierta en oro, ni se entierre debajo de su casa, el apocalipsis ha estado ahí mucho tiempo y espero que siga ahí mucho más. Hoy, más que otros días, le voy a extender mi opinión sobre las situación actual en el mundo, y en específico, aquí en México. Entienda por favor, que esto es una opinión, no un hecho, y que si estoy mal, está en su libre derecho de guardar su bilis para ustedes y hacer algo productiva con ella.

Como primer punto, ¿me voy o me quedo? Migrar siempre ha sido visto como una oportunidad de crecer en otra parte, fuera de la tierra que te crió como un hijo de sus normas, de sus múltiples realidades. ¿Me voy o me quedo? Son de esas preguntas que es inevitable plantearse al escuchar sobre los mitos extraordinarios de Odiseos mexas, que nacen de ver la forma en que el país se vuelve de muertos o de vivos muy vivos. Irse para vivir un sueño extranjero, es en efecto, un sueño, pero no una verdad.

De este fin del mundo no hay salida, y lo puede ver en los noticieros, hay de todo en todas partes y si aquí le roban a mano armada, no lo dudo del que pretendemos como un primer mundo. Si aquí hay problemas, nadie exenta de esas situaciones sociales. Lo mismo que su gobierno sea súper conservador a liberal hasta las trancas. Salir o quedarse, en realidad da igual si uno no se toma en serio la realidad que observa.

Porque qué perfecto sería irse hecho la mocha de la patria, quedar en el seno del sueño y no hacer nada hasta morir, porque hemos alcanzado el edén. Pero, si el mundo se nos acaba aquí, ¿por qué no habría de acabarse en otras partes? Y sí, ya sé, el argumento más fuerte que puede dar alguien para decir que el país está de cabeza, es que ahora vamos en fila a un socialismo autoritario. Aquí me detengo en su tren, y digo NO.

Sé que este no es el gobierno perfecto, que se prometieron mucho más de lo que pueden hacer y que son un material frecuente para hacer memes, pero un socialismo no es, ni siquiera se acerca a un gobierno que tienda a las ideas de izquierda.

Tampoco es uno de derecha, y por ello ese tipo de comentarios más apocalípticos que esta columna, es un gobierno mal administrado e improvisado en algunas ocasiones, pero sin ningún tipo de tendencia. Así que no, esto no va a estallar de la noche a la mañana porque esté alguien que no le agrade ocupando el cargo de presidente, mientras los organismos de poder estén en pie y en nuestras manos esté la fuerza para pintarles una paloma, el fin del mundo nos queda lejos.

Ahora, tampoco hay que cegarnos a las cosas que pasan, que llenan los periódicos amarillistas y de notas rojas. Así como es una realidad que somos inmensamente ricos, es una realidad que esa riqueza no le toca a todos, y que mientras en el senado se agarran de las greñas, afuera sigue la impunidad, la corrupción y todos esos casos que es mejor no mencionar para no provocar un escándalo.

Las cosas están ahí, desmoronan de a poco la idea que tenemos del futuro y nos hacen decir que el mundo se está a acabando, pero creo que solo se hace más real a nuestros ojos, que ahora, que las cosas parecen tan cercanas como para verlas, uno se concentra en esos aspectos que nos marcan.

Pero mire, si en verdad quiere saber cómo es el apocalipsis; se dará cuando todo el movimiento en el universo se detenga, que el mundo finalmente se quede en silencio durante tanto tiempo, como para que olvidemos que existió alguna vez. Tal vez no es tan fantástico como pensaba, pero el apocalipsis será el fin de todas las ideas, de toda nuestra hambre por preguntarnos y mejorar lo que vemos a nuestro alrededor.

El apocalipsis ha estado aquí mucho tiempo, en todas esas cosas que construyen nuestro fin del mundo y ahí seguirán. Lo importante es saber qué hacer en este caso. Si quedarnos o irnos, pero hacer algo para salvar el mundo de forma activa, y no solo desde una computadora y una columna.


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