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Puebla, México, 15 de abril de 2024 (Neotraba)

En el fondo de mí hay una ballena que escucha música muy alto cuando escribe. https://www.youtube.com/watch?v=Qi7KDOAj4Xo&pp=ygUVbW9kZXN0IG1vdXNlIGtpbmcgcmF0.

¿Qué mundo nos mira de vuelta cuando miramos el vacío? En otras palabras, qué sucede hoy cuando todos decidimos apagar las luces. Pues la nada. No porque sea un espacio carente de significados o de elementos en su interior; la nada lo es porque es inevitable. La nada, en todo su contorno ominoso, explica el desinterés público por saber qué es lo que ocurre debajo de la alfombra. Como la interminable cadena de abusos que ocurren antes de servir un café en una cadena de restaurantes, el uso de aparatos electrónicos como los celulares, de la propia ropa y calzado que definen nuestro estatus en silencio.

La nada nos invade sin hacer ruido porque nadie quiere que estos temas hagan el estruendo que merecen. Tampoco es un juicio moralino del que yo mismo pueda escapar, la sociedad está cimentada en un sistema que te hace imposible no formar parte de él sin sacrificar tu grado funcional dentro de los complejos procesos de relación. La nada existe en parte, porque nadie puede hacer algo al respecto. Y por eso es tan fácil caer en el juego de entregarse a la desgracia de nuestra insignificancia; existe tanta nada entre tantos temas, que la nada misma define la identidad de una persona que no se arraiga a sí misma. Menos mal, para todos los casos existe la resistencia.

Hoy en día, con el mundo desmoronándose a cachos, lo mejor que podemos hacer es oponer resistencia a las causas de que el mundo esté así en primer lugar. Un latigazo tardío del Punk.

Ser Punk y depositar la basura en su lugar, ser punk y querer a alguien sin tibiezas, o ser punk y preferir callar a desatar un problema más grande. Ser punk. Aprender que la naturaleza humana es diversa y profunda como para reducirnos a rechazar o aceptar una u otra opinión sin haberla escuchado. Aprender del arte, de cada simulación de la vida que nos ponga a prueba como seres humanos. Ser punk. Hacer que otras personas sean punk. Combatir gentrificadores con el poder de un minion tarolero, apoyar a los organilleros, crear más allá de la corriente cultural, explorar la periferia significativa y quedarse con uno mismo en medio del derrumbe.

Ojalá todo fuera tan simple como salir por un café[1].


[1]No haga planes. Yo lo invito a un Café a las cuatro.pdf.


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