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Por María de los Ángeles Polvo Martínez

La Magdalena Tlaltelulco, Tlaxcala, 12 de marzo de 2021 [01:25 GMT-6] (Neotraba)

El axolotl es un ser extraordinario, ya que su proceso evolutivo le impone salir del agua y convertirse en salamandra. Sin embargo, el caso de la especie Ambystoma Mexicanum encierra un misterio: la renuncia a la metamorfosis. Este enigma cifra una maravillosa transgresión al orden natural: la reproducción en el primitivo estado larvario origina una especie completamente nueva.

Paula deja de leer, levanta la mirada, observa lo que hay a su alrededor: admira la danza de las flores de cuervo que son llevadas al son del aire. De pronto, siente como si algo la acechara. Una presencia perturba el estado del gran espejo de jade. Ondas se suceden segundo tras segundo, el rastro de aquello que se ha sumergido.

Hay una calma repentina. Paula no ve nada, pero experimenta una extraña sensación parecida al miedo que invade desde el dedo chiquito hasta las puntas del cabello. Piensa en huir, intenta levantarse, pero al hacerlo vuelve a ocurrir el chapoteo. Alza la mirada y de reojo descubre a un hombre al otro lado del lago. Él no se ha dado cuenta de que alguien lo observa, así que se viste con la lenta seguridad del día. Paula hace el esfuerzo de avanzar en silencio, pero la naturaleza quiere que ella conozca a ese hombre y por eso el viento ha llevado hasta la suela de su zapato una hoja seca que cruje al momento de dar el paso. Ahora el corazón quiere escapar del pecho, está nerviosa y no se fija por dónde camina, tropieza con la raíz del árbol y cae de espaldas hacia el agua. Puede sentir que el tiempo se detiene, su ropa comienza a pesar y la luz del sol ya no la alcanza.

Poco a poco distingue que, frente a ella, hay una piedra, sobre la misma aparece un pequeño ser, semejante a un pez: en las partes laterales de la cabeza crecen diminutos corales. Pronto el lugar comienza a inundarse. Al mismo tiempo, Paula se acerca cada vez más a la rara criatura: un axolotl y una mujer al filo del beso.

Posteriormente, Paula abre los ojos, comienza a toser, expulsa el líquido que tenía en su organismo, levanta la mirada y ve que ahí se encuentra un hombre, semidesnudo, ella lo observa con detenimiento. Él tiene en los brazos muchas heridas, una en especial parece reciente: su piel es preciosa flor de cacao que embriaga mente y corazón, en su mirada noble hay piedras de obsidiana, de lluvia son las venas trenzadas en las ramas de ahuehuete; su cuerpo está hecho de gotas diminutas, casi lágrimas. Él se retira, Paula lo ve desaparecer entre los arbustos, en la mente tiene clavada la imagen de aquel hombre y no sabe qué pensar, le ha quedado el alma espinada.

Paula llega a casa, encuentra a su abuela Vita, quien hace las tortillas para la comida. Paula le dice que acaba de regresar del lago.

—¡Sabes que no me gusta que vayas ahí!
—¡Ay abue, fui a leer para mi investigación! No me metí.
—Mi chunca, me preocupa que te vayas a caer. Cuando era una escuincla y aún San Francisco era pueblo, las mujeres no podíamos meternos al agua. Mi madrina decía que era un peligro, porque los axolots podían servirse de nosotras; mientras una lavaba la ropa a la orilla de esa laguna, ellos se metían bajo las faldas para dejarnos embarazadas. Yo no quisiera que eso te pasara a ti, aunque…

En el fondo de Vita su corazón anochece y al ver a Paula recuerda la mañana en que la encontró junto al lago, como flor recién segada por el sol; desde ese momento iniciaron las corazonadas. Estaba segura de lo que iba a pasar, sólo que no lo iba a decir.

Paula quedó impresionada y con dudas. Trata de seguir una vida normal, pero la necesidad de ver a ese hombre la consume y decide buscarlo al siguiente día, a pesar de la advertencia de Vita.

Paula regresa a la laguna, está ansiosa y con una extraña tristeza. De pronto, algo chapotea, ella no logra verlo bien, así que se acerca un poco más. Observa una pequeña cabeza salir del abismo de jade, se vuelve a zambullir. Paula decide ponerse de pie, ahora sí pudo ver. Sospecha quién es el espía milenario. “Eres tú Xólotl: oscuridad e inframundo, hermano y siervo de Quetzalcóatl, estrella vespertina y el hacedor de los hombres”. La furtiva presencia hace que Paula recuerde aquella leyenda de los dioses hermanos que le contaba su abuela.

Un ruido interrumpe y Paula da media vuelta, ve a aquel hombre romper la tensión del jade, es un poco raro y se pregunta: “¿Por qué entraría a esta laguna? Por las orillas se ve limpia, pero en el centro está toda la basura acumulada del pueblo, de aquellas personas que al corromper la naturaleza amortajaron su rostrocorazón”.

El hombre comienza a vestirse, ella se atreve a romper el silencio:

—¿Por qué acabas de salir del agua?
—Me gusta porque el frío abraza mi ser.

Paula recordó lo que había leído en un libro de biología: los axolots viven en temperaturas de 10 a 18°C, por lo tanto no resisten el calor del sexo femenino.

—Teótl, así me llamo.

Pasado un tiempo el hombre comienza a desvestirse, en sus movimientos hay esa insolencia que lo une a la naturaleza. Dentro del agua toma otra forma.

—Ya sé tu secreto, no tienes que dar explicaciones.

Luego de nadar durante unos minutos, Teótl recobra su apariencia de humano, se acerca a Paula, le toma la mano, implorando su silencio. Ha sido testigo de cómo la única especie consciente mata a otras para aprovecharse de ellas; ha mirado a las bestias metálicas destruir lo bello; le da pena, lástima y dolor ver cómo sacrifican en vano la magia y la herencia de la naturaleza por perseguir placeres tan insignificantes. Teótl le revela que puede curarse en un instante como los axolots pero, al igual que ellos, es perseguido por los hombres.

Paula lo observa y nota que hay sangre de amapola brotando de sus heridas. Teótl dice que no tiene de qué preocuparse, después de todo es un axolotl.

—Me prometí buscar y encontrarte, tú eres la única que puede ayudarme a reconstruir mi corazón de entre las ruinas.

Lo que suplica Teótl es extraordinario e insólito para Paula. Sin decir más, ella decide regresar a casa. Cada paso en el camino es un millón de espinas que se entierran con la intención de magullar su alma, el camino es largo, muy largo. Quiere explicaciones, saber qué le pasa. Vita la espera en el umbral del que por tanto tiempo ha sido su hogar. Su presencia es la cura a la confusión. Quiere explicaciones, saber qué le pasa.

—Mi flor de maíz tostado, eres lo más precioso que ha brotado de la tierra, lo sabes, te crie como si fueras mía. No en vano te conté leyendas en las noches, siempre te hablé de las mujeres valerosas y guerreras como Chimalma, de todas las formas en que ellas engendraron. Recuerda que lo verdadero tiene raíz y no te preocupes por mí, si alguien me ve llorando les diré que el chinamite está húmedo.

Paula es la flor elegida. Ella debe continuar la estirpe de mujeres valientes. Frente al agua comienza a develar el cuerpo: de maíz y tierra son sus llanos y montañas, una negra melena llena de luz y sombra enreda sueños, ojos de nácar negro, definitivos. Teótl la espera en medio de una manta de flores que recubren el lago insomne, ella se adentra y escucha cantos floridos, al final de su espalda zozobra el mundo. Se detiene, mira el cielo, piensa qué pasaría si llega a contradecir a la luna y las estrellas. La bóveda celeste llora.

Paula no sabe si quiere acompañar al sol que muere en el ocaso por el Mictlán. Una semilla de maíz, latente desde el quinto sol, despierta al fin y despliega largas raíces de agua que se incrustan en Xólotl. Paula se aferra a la verdad y no teme soltarla, debe continuar el camino, aquellas espinas del alma se convierten en flores. Paula desconoce si el camino que elige la llevará a la verdad, pero a la vez tiene una confianza innegable, una determinación que se funda en el reconocimiento de su destino y que la lleva a preguntarse: ¿acaso se vive con raíz en la tierra?


María de los Ángeles Polvo. Foto cortesía de la autora.

María de los Ángeles Polvo Martínez, 18 años, de La Magdalena Tlaltelulco, Tlaxcala. Comenzó a escribir desde la preparatoria. Ganadora del primer lugar en la categoría de cuento corto en el XXI Festival Nacional de Arte y Cultura-CECyTEs, realizado en Guadalajara, Jalisco, 2019.

Ha tomado talleres de creación literaria con Mauricio Ramos Morales, Gabriela Conde Moreno y Aniela Rodriguez. Participa en el colectivo El Lugar Detrás del Agua; espacio ecofeminista de creación artística y literaria.


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