Vainilla y Fresa | Una cosa que me llena de alegría, y estoy segura que a ti también, son los sueños, esa palabra de seis letras que parece sencilla pero te colma de paz, de fuerza, la abrazamos y le damos la bienvenida a nuestra vida.
Por Adriana Barba
Monterrey, Nuevo León, 22 de mayo de 2020 (Neotraba)
Sesenta y un días, un poco más o un poco menos es lo que llevamos de encierro, los primeros días fueron a la expectativa de las noticias, de las malas nuevas. Poco a poco nos fuimos cansando de aquellas que causaban más pánico y nos refugiamos en lo que nos daba tranquilidad, en la música, la literatura, los memes hasta en el tan criticado Tik Tok.
Nos quedó claro que eso de tener que leer más, plantar un árbol, aprender a tejer o a hacer trenzas –en mi caso– no te hace mejor ni peor persona. Lo importante es sobrevivir, así sea con puros memes.
Tratamos de tener el control de nuestras emociones para que sea más llevadero.
Ya para estos días el insomnio se apodera de nosotros, la incertidumbre crece. Será el 1 de junio o será nunca cuando todo vuelva a la normalidad, cuando podamos esperar en un aeropuerto a que nos lleven a esa ciudad donde nos esperan, para probar nuevamente el machacado de la abuela los domingos, con el chile piquín recién cortado o para gritar ¡goooooool! en el estadio apoyando a tu equipo favorito.
Los días ya se clasifican en “bueno”, “más o menos” y “malo”, y sabes una cosa, es válido, estamos sobreviviendo a una pandemia, seremos historia.
Una cosa que me llena de alegría, y estoy segura que a ti también, son los sueños, esa palabra de seis letras que parece sencilla pero te colma de paz, de fuerza, la abrazamos y le damos la bienvenida a nuestra vida.
Gracias a los sueños los días malos se hacen más ligeros. Cuánta gente se sueña corriendo en el maratón, con un hormigueo intenso en las piernas pero con el corazón a reventar de pura felicidad. Cierran los ojos y pueden sentir la velocidad, cierran el puño con fuerza y se dicen bajito “todo pasará” volveremos a las pistas.
O saltando en un Pal Norte o Machaca Fest lleno de adrenalina en días regios, esos de 40 grados centígrados y la Tecate en la mano.
En el rancho, con la alberca lista, todos los amigos reunidos, el guacamole y las tostadas en la mesa, el refri lleno de cheve, el olor a carbón, escuchando a los Cadetes, listos para darle hasta el amanecer. Cierras los ojos y sueñas con volverlo a vivir.
Planear te llena de alegría, hace que la piel se te ponga chinita y quisieras que por los poderes del Mago Merlín, Gatell nos diga que, con cubrebocas de por vida, pero libres.
Libres de correr ese maratón, de saltar en un Vive Latino o de correr a otra ciudad a buscar el abrazo con el que tanto has estado soñado.
Tranquilos, esto también pasará…
