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Por Juan Jesús Jiménez

Puebla, México, 27 de julio de 2020 [00:40 GMT-5] (Neotraba)

Cuando uno supera a los titanes iniciales (Cronos, Océano y Japeto) y se encuentra trabajando de lleno en la obra, es común entrar en un proceso de autoexploración, porque la creación es producto de las vivencias del creador. Es así que llegamos a los titanes creativos que bien podrían ser una división por sí solos: los titanes personales.

Mnemósine

No por nada encabeza esta división. Siendo la encarnación de la memoria, madre de las nueve musas y al mismo tiempo, nombre de uno de los ríos en el Hades, esta titán puede ser la expresión en el creador de la melancolía; durante el proceso de autoexploración subsecuente al periodo de darse valor para crear, recordar es fundamental para explicarse a sí, qué, cómo y por qué de lo que va a hacer.

Estos recuerdos suelen ser atractivos para quedarse en su seno conciliador o por, el contrario, nos retienen a partir del dolor que ocasionan en el creador. De cualquier forma, de a poco crea un bloqueo silencioso y difícil de superar en el que se ronda alrededor de un solo pensamiento durante mucho tiempo y deja de lado las muchas posibilidades que podrían alcanzarse.

Aunque sea así, Mnemósine es hermosa y puede impulsar en el creador obras fantásticas a raíz del cuestionamiento constante de un solo tema; pero si uno se deja llevar de más por esta titán, terminará bebiendo del río que recibe su nombre en el Hades, teniendo visiones dolorosas de recuerdos que no hace bien revivir.

Hiperión

Así como la melancolía puede distraernos, Hiperión, el titán soberbio, nos puede hacer errar en el concepto que tenemos de la obra; la hace menos en todo aspecto que sea posible, nada podrá saciarlo, siempre habrá algo que corregir, algo que enmendar, algo que no nos guste. A nuestros ojos, Hiperión-Creador hará de una obra magnífica una basura indeseable, que tendrá suerte si no ofende a grandes de la expresión artística que se hayan elegido. Es por ello un titán de gran peligro, que no sólo está presente durante la creación, sino durante su corrección e incluso hasta su olvido. Es agresivo, contundente en cómo se expresa.

No es nada fácil enfrentarlo y es común dejarse llevar por sus comentarios en pro de buscar la calidad en la obra, a pesar de ser un mal que se propaga rápidamente y que puede desplegarse como plaga en la propia obra, denotando cierto desprecio por uno mismo.

Rea

Adula al creador, dejando de lado la creación, aunque no se pueda entender una sin la otra. Es ella un falso espejo en que se muestra de más el valor que ha tenido el creador para enfrentar a los titanes creativos. Y aunque pareciera que Hiperión y Rea son muy diferentes, ambos distorsionan la visión que puede concebir un creador, de sí o su obra. Cuando Rea-Creadora toma control del trabajo, ésta no es más que una barbarie que se dedica a engrandecer a una persona común y corriente, como para intentar justificar que si alguien se atreve siquiera a criticar la obra, la vanidad de Rea-Creadora sea suficiente para, bien, desligarse de la obra, o bien, lanzar una falacia ad hominem contra quien considera su agresor.


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