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Sonidero foto de Eduardo Hernández
Sonidero foto de Eduardo Hernández

 

Por Eduardo Hernández (@Dondr_Tetris)

 

Ah diciembre, es aquel bonito mes donde puedes festejar el cumpleaños de Isaac Newton o del niñito dios porque diciembre, este mes marcado por fiestas en exceso, despilfarro de dinero, mes del no preocuparse, de hacer compras exitosas diciendo “para eso trabajo”, mes en el que no te importa romper la dieta, porque hay convivios, tamalitos, tráfico de galletas de animalito, esas galletitas que les haces el feo, y, ah, qué bien saben la primer quincena de enero. Esa donde si eres un asalariado como yo, ya te la adelantaron desde el mes de diciembre. Pero no nos pongamos Grinch.

 

Pero bueno, diciembre también está marcado por esas posadas que en algunos lugares hacen en las calles de tu colonia, barrio o unidad habitacional, y siempre hay alguien que se pone muy rebelde con la música. La razón es sencilla: en la mayoría de esas posadas hay algún sonidero, un vecino de la colonia, que lleva su camioneta cargada de equipo de sonido, que aunque no sea muy sofisticado, siempre va a dar batalla para poner los mejores cumbiones, sean nuevos o viejos.

En una de esas posadas pusieron casi de todo tipo de cumbias, hasta algunas sonideras que sonaban mucho en mi época de la secundaria –no estamos muy alejados, hace unos 10 añitos.

 

Pero ¿por qué hacerle feo al sonido, al sonidero? Si algo siempre han presumido las nuevas generaciones es que con memes dicen “Mi barrio me respalda”, pero más allá de eso, no pueden soportar tres cumbias, a menos que sean sinfónicas o con alguna estrella de talla grande.

 

Estoy de acuerdo que a muchos nos llegó a molestar el hecho de viajar en transporte público y que el señor chofer llevará su disco, en formato MP3, con las mejores cumbias sonadas en plaza los gallos o en algún barrio de buena alcurnia para ese género musical. En lo personal me molestaba más que llevara banda, corridos o una estación de radio que ya no ofrecía nada nuevo.

 

 

Cuando comencé a meterme un poco más en el ambiente de conocer más sobre la música, me pude dar cuenta que el tener un sonido no solo era ir y poner la cumbia del momento, sino que cuando comenzó aquel movimiento sonidero, había cierta rivalidad musical por ver quién tenía antes que todos la mejor cumbia colombiana, quién tenía la salsa de salón y la salsa de barrio, pero esta pelea era especial y eso era, quitar las etiquetas de los vinilos y ahora ponerle un nombre nuevo a aquel tema para que ningún otro sonido pudiera saber cuál era. Por eso muchas salsas y cumbias hasta la fecha tienen nombres diferentes.

Una de la más conocida es un tema de Los Mirlos llamada La Danza de Los Mirlos y aquí fue llamada la Cumbia de los Pajaritos.

 

En estos días basta con bajar alguna aplicación de reconocimiento musical para tener ese casi desconocido tema. Pero ¿y si llegas a un salón y ponen cumbias rebajadas? Eso es algo que no sabía pero que en Monterrey siempre ha tenido éxito: una cumbia a la cual se le ponen menos revoluciones por minuto, dando como resultado un sonido más espeso y pegajoso.

 

Hablar de la CDMX y de Puebla es hablar de muchos barrios donde hay algo que celebrar y qué mejor que un sonido. Desconozco si aún se realiza el festival sonidero en la CDMX, el lugar elegido era el zócalo, donde se albergaban algunos de los sonidos más importantes: Sonido La Changa, Pancho de Tepito y su selección de salsa, La Conga, Fantasma.

 

Imagen tomada de https://www.residentadvisor.net/features/3203
Imagen tomada de https://www.residentadvisor.net/features/3203

 

Puebla no paso por alto eso, si bien hubo una época donde cada semana había un evento de distintos generos músicales, siempre hubo algo con cumbia, en aquel tiempo eran Los Telez, Super G, Grupo Maravilla, dejando al sonidero en la parte under de Puebla, el mercado “Jorge Murad Macluf”, mejor conocido como La fayuca o Plaza Los Gallos, ahí a un ladito, sigue siendo referencia para toquines de punk y rock urbano como para los sonideros.

 

Hace ya un rato que se querían prohibir este tipo de eventos por no tener las condiciones de seguridad adecuadas, después de que en un baile, algunas pandillas se enfrentaran y una persona terminara muerta. Pero eso no es propio de los sonidos, en algunos conciertos de rock a los que asistí siempre había una bronca, tal vez no murió alguien pero pudo pasar, eventos como el 30-30 que se realiza en Los Reyes, en el Estado de México, también se vio opacado cuando alguien hizo detonaciones de arma de fuego y una marea de gente terminara por escapar del lugar saltando las bardas del lugar y al final derribar una para poder escapar. Creo que no podemos satanizar a otro grupo de gente cuando estamos igual de primates.

 

La selección siempre será variada entre cumbias, salsas, huaracha, sin contar lo electrónico como lo hace Ray-Mix o manejar distintos samples como lo hace El Dusty en Texas, creando un choque cultural entre lo anglosajón y lo latino dejándolo claro en sus videos y en algunos de sus temas colabora con Camilo Lara. Ah sí, y los Astros de Mendoza.

 

 

Algo como lo que hace Dusty, no lo había visto, quedaba muy alejado de lo que me habían platicado que pasaba en California, para ser exactos en Los Ángeles, donde algunos grupos de cumbia lanzaban sus sencillos. De alguna forma se medía la aceptación que podía tener en México, si les gustaba a los paisanos que estaban ahí, tendría más aceptación de este lado.

 

Más allá de la cumbia psicodélica –como lo hicieron con la Chicha y después Gallo Negro la trajera de vuelta–, hay una cumbia en especial para hacer un viaje introspectivo, por así decirlo, aunque en su totalidad es más dark. Así es, también la cumbia puede ser dark y La Minitk del Miedo nos lo demuestra, una banda colombiana que tiene un interesante proyecto auditivo.

 

Con esto ya me dieron más ganas de salir a cualquier bailongo que caiga cerca de mi lugar de residencia, lo único que quiero es mover el bote o al menos ir a ver y a escuchar, pues bailar no se me da bien.

 

 

(Uy, tiempo sin escuchar tremendo rolón)

 

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