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Por Dulce María Ramón

Ciudad de México, 10 de agosto de 2021 [00:01 GMT-5] (Neotraba)

A manera de introducción

Sofía es el nombre que mi hija Trans escogió. Ella tiene dieciséis años y está por iniciar sus estudios de preparatoria. Para su papá, su hermano y para mí, ha sido un camino de mucho aprendizaje, pero sobre todo de mucha admiración hacia ella. El día en que nos citó para decírnoslo, vimos a una persona decidida a no renunciar a lo que es y de lo cual todos nos sentimos muy orgullosos.

Debo confesar: la información que teníamos sobre el tema, en ese momento, era muy poca e inevitablemente estaba mezclada con los muchos sentimientos encontrados que, en lo particular, yo estaba viviendo.

Después de algunas semanas, contacté a Tania Morales, quien dirige la Asociación de Infancias Trans en México. Fue una conversación sincera, descargué todas mis dudas y miedos, esos sentimientos que no sabes exactamente cómo nombrarlos. Aún llevo sus palabras conmigo: “los acompañamos, caminemos juntos”.

Algunas semanas después, Sofía y yo salimos de compras, pero antes decimos ir a lavar el auto. Cuando caminábamos hacia el lugar donde entregarían el vehículo, dos mujeres miraron a mi hija con ese dejo de descrédito, vieron a una adolescente con maquillaje en los ojos y las uñas pintadas de color azul. “Tú eres una mujer extraordinaria, nunca bajes los ojos a miradas groseras”, le dije. En ese momento noté que debía darle todo cuanto soy a mi hija para que jamás se detenga.

Aquí inicia la historia de esta sección en Neotraba, un espacio de información sobre los derechos de las infancias y juventudes diversas de México. Donde, además, pudiesen encontrar, tanto los chicxs como las familias, las distintas Asociaciones e instancias púbicas y privadas de apoyo y acompañamiento.

Es imposible ser indiferentes, más cuando la mayoría de las personas de la comunidad LGBT en México reconocieron su identidad de género durante la infancia. Así lo dio a conocer la Encuesta Nacional sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género (ENDOSIG), aplicada en 2018 por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Esto representa que los primeros espacios de socialización, como el hogar y la escuela, son determinantes para la autoaceptación. La misma ENDOSIG señaló también que nueve de cada diez personas que reconocieron su identidad de género durante la adolescencia o antes, tuvieron que ocultarla en la escuela y con sus vecinos. También la escondieron ante su familia.

Asimismo, la mayoría de las personas encuestadas sufrió conductas de burla o molestia, principalmente en la escuela. Un 26% sufrió agresiones físicas y más de 8% reportó haber sido víctima de abuso sexual

Y si esto nos puede inquietar, las estadísticas de suicidio no son menos alarmantes: la tercera causa de muerte más común entre los jóvenes menores de 25 años es el suicidio. Si bien se reportan los motivos, el de la discriminación nunca aparece. Esto es común, pues cuando un adolescente decide quitarse la vida debido a la homofobia o la transfobia la familia, lo oculta por diversas razones.

Con estas cifras, nuestro propósito es ser empáticos con las infancias y adolescencias diversas. Deseamos escucharlos a ellos y a sus familias.

Bienvenidxs todas, todes y todos.

Conceptos

Luis Tirado Morales

Luis me responde un whatsapp. Acepta ser entrevistado. Nos ponemos de acuerdo en vernos en Coyoacán para tomarnos un café. Él es un chico Trans, es activista y pertenece a la Asociación de Infancias Trans.

Llegamos al mismo tiempo, me encanta ver cómo sonríe. No tardé mucho en pedir mi café. Cuando nos sentamos y preparo la grabadora y mi libreta, recuerdo la colaboración de Luis en un periódico, la cual tituló Para lxs invisibles, donde una frase me retumba de forma bonita mi corazón, todos los días: “Las Infancias y adolescencias trans existimos, resistimos y merecemos derechos. Merecemos un nombre. Merecemos una educación libre de violencia. Merecemos el acceso a la salud. Merecemos ser representades. Porque nosotres somos el presente”.

Le pido a Luis que me cuente cómo fue su proceso para reconocerse y nombrarse una persona Trans, cómo se lo dio a conocer a su familia, a sus amigos, en la escuela. Y poco a poco, al principio un poco nervioso, hiló su historia. Escucharlo tan seguro y orgulloso de sí, me dio esperanza, esa que te provoca que todos los días sean de muchos los colores. Aunque suene trillado, ojalá algún día sea una realidad.

DMR. ¿Cómo era Luis de pequeño y su entorno familiar?

LTM. En mi casa siempre tuve la libertad de ser la persona que yo quisiera. Nunca hubo una imposición o expectativa de quién debía ser yo. Mi familia me respaldó siempre, hay mucha confianza.

Cualquier cosa que les digo, me la toman en serio. Si hoy dijera “quiero ser escritor”, todos me darían su apoyo y las herramientas a su alcance para lograrlo. Con esto quiero decirte que dentro de mi casa yo siempre he sido Luis. Al principio no podía o no sabía cómo decirlo o compartirlo, porque al principio no tenía las herramientas de lenguaje. Pero siempre he vivido libre.

De pronto, si quería jugar o ser todos personajes masculinos, no había ningún problema. Por ejemplo, amaba el personaje de Dash Parr de la película Los Increíbles. Y también si quería ser Nemo. Nunca limitaron mis posibilidades de ser quien yo quisiera ser.

Todas mis fiestas de cumpleaños fueron temáticas. Cuando cumplí tres años me preguntaron cuál sería el motivo ese año, y elegí Peter Pan. La siguiente pregunta fue de quién me iba a disfrazar. Sin empacho, respondí que de Peter Pan. Me cuestionaron sino preferiría de Campanita o de Wendy. Mi respuesta fue tajante de nuevo, me quiero disfrazar de Peter Pan. Mi abuela hizo el disfraz, mi papá adornó la casa. Jamás tuve roces con mi familia de lo que yo decidiera ser.

DMR. ¿Dónde te diste cuenta que sería un camino más complicado como chico Trans?

LTM. Siempre he practicado deporte. De manera específica el tenis, y ahí se notan mucho las divisiones de género, desde la vestimenta, por nombrarte un escenario. Al crecer, me di cuenta de la imposición de ser dos personas diferentes. En la escuela debía cumplir con ciertas expectativas, para no dar explicaciones y no encontrarme con violencias.

Hay algo importante, en mi familia, nunca hubo personas Trans, no había referentes. La primera vez que yo vi a una persona Trans, fue en la serie estadounidense SCI (grupo de científicos forenses y criminólogos) y recuerdo que era un cuerpo sin vida, asesinada por ser Trans. Y esa representación definitivamente no me vinculaba en lo absoluto. Durante mucho tiempo mi posición fue el saber que no encajaba.

DMR. ¿De qué manera comenzaste a expresar lo que sentías?

LTM. Por ejemplo, a los siete años le dije a mi mamá que quería ser hombre. Y mi mamá, que siempre ha sido una mujer feminista, me respondió “pues yo también, deberíamos tener los mismos privilegios”.

A los once años, le dije a mi mamá “soy bisexual”. Ese mismo día, fuimos a la librería del Fondo de Cultura Económica, a comprar Este libro es gay, donde venía toda la información sobre la identidad sexual y cómo explorar la propia sexualidad al margen de estereotipos. Y entonces, por primera vez leí, qué era ser y qué significaba ser una persona Trans. De pronto el libro me abrió un abanico de posibilidades.

Luis Tirado. Foto de Dulce María Ramón.
Luis Tirado. Foto de Dulce María Ramón.

DMR. ¿Cómo te sentiste al descubrirte?

LTM. Con miedo. Indudablemente fue un alivio, porque puedo nombrarme, tengo un nombre. Pero, al mismo tiempo, no sabía qué hacer con tanto. Las preguntas que me hacía eran: ¿Voy a poder ir a la universidad? ¿Y si no me aceptan? Y muchos otros cuestionamientos, más o menos por un año. Quizá porque quería saber si era cierto lo que yo sentía. Entonces, comencé a investigar, encontré textos, reportajes, artículos.

Estaba muy consiente que mi familia no sabía mucho del tema y quería ayudarles a comprender y, sobre todo, quería que supieran que yo iba a estar bien.

DMR. ¿Quién fue la primera persona a quien le compartiste que eras un chico Trans?

LTM. A mi mamá, sin planearlo. Yo estaba de muy mal humor, tenía mucha ansiedad, un tanto deprimido. Más porque cada vez estaba más seguro de lo que soy.

Me fui de viaje con mi mamá y Salvador, su pareja, pero fue complicada la convivencia. Cuando regresamos del viaje, mi mamá de inmediato me pidió hablar con ella en su habitación. Cuestionó por qué no leía ni iba al tenis. Sin más, respondí “es que soy un hombre”. Salvador se cambiaba en el baño de la misma habitación, cuando dije esa frase, se escuchó cómo se le cayeron varias cosas, por el asombro de mi declaración. Justo en ese momento mi familia no tiene la información ni las herramientas de ahora.

Mi mamá respondió “está bien, pero tú eres una persona que le gusta cantar, leer, el tenis… eres muy amigable. Independientemente de lo que seas, hombre, mujer o lo que quieras, vuelve a ser esa persona y vemos qué ocurre. Vístete como quieras, no hay ningún problema”.

Soy una persona muy insistente, terca, volví a cantar, jugar tenis y leer. Pasó un tiempo y, en una función de cine, platicando con mi mamá dije “pues ya estoy jugando tenis, he retomado la lectura y soy un hombre Trans”. Fue un cierto tiempo de traer a la mesa el tema, de preguntarle si había leído la información que le había mandado, si había investigado más.

Ella, lamentablemente, al principio se encontró con las representaciones no tan positivas del tema Trans. Siempre respondí que tenía todo el tiempo del mundo, porque sabía que podía encontrar diversas maneras donde yo me reconociera como un chico Trans. Al ver mi actitud, mi mamá fue cambiando, se dio cuenta que no era un capricho. Decidió entrar a un diplomado y a un curso, hecho por personas Trans.

DMR. ¿Cómo le dijiste a tu papá y las personas más importantes para ti?

LTM. Él siempre es más tranquilo. Siempre me recuerda que cree en mí y me apoya. Al principio no entendía muy bien. Mi mamá en ese momento me ayudó a explicarle y también tomó un curso.

Mis abuelos, tampoco estaban muy segures, tenían muchas dudas. Todas se las resolví.

DMR. ¿Cómo decidiste llamarte Luis?

LTM. Me llamo como mi abuelo. Él siempre ha hecho lo que se le ha dado la gana, se ha reinventado cuanto ha querido. Fue actor, escritor, se dedicó al arte. Cada vez que entra a un lugar alguien lo conoce y siempre es recibido con mucho cariño. Hay mucha esencia de él en mí, admiro muchas cosas de él. Por eso decidí llamarme Luis y estoy muy orgulloso de ello.

DMR. ¿Cómo le dieron conocer a la escuela que tú eras Luis?

LTM. Mi mamá me preguntó si deseaba cambiarme de escuela, mi respuesta fue negativa. Me gustaba estar en ella, me costó mucho estar en ella. Así que decidí continuar estudiando ahí.

Para el primer día de segundo de secundaria, yo ya era Luis en mi familia. Hablamos con los directives para que se me nombrara y reconociera. También para ir a los baños de hombres o poder estar en el grupo de varones en los deportes. La escuela accedió a todo. “No eres la primera persona Trans en la escuela, pero si eres la primera persona Trans que pide que se le reconozca”, dijeron.

Tengo muy presente el primer día de escuela. Un día antes, mandamos a todas las familias de la escuela un mensaje donde se explicaba todo y, sobre todo, se les pedía que me llamaran por mi nombre. Cuando llegué al salón, había una presentación con mi nombre y mi rostro. Estaba muy nervioso, no quise hablar con casi nadie. Después, el profesor explicó qué es ser una persona Trans. No supe en ese momento qué decir, pero tuve una gran bienvenida.

Luis Tirado y Dulce María Ramón.
Luis Tirado y Dulce María Ramón.

DMR. A partir de esta apertura iniciada por ti, ¿hubo más alumnos que decidieran ser visibles?

LTM. Sí, somos una generación de 42 personas. Antes sólo éramos visibles una chica lesbiana y yo. Y de pronto hay más personas que se nombran bisexuales o gays, hay también una persona no binaria. Además, fundamos el grupo LGBT de la escuela, donde hablamos de género, de representación, de violencia.

DMR. ¿Has recibido comentarios no gratos en la escuela?

LTM. Sí, pero nunca he sufrido bullying, ninguna situación en donde todos los días me hicieran la vida imposible. Hubo ciertas personas que en un momento dado fueron complicadas, pero siempre he tenido aliades profesores, aliades directivos. No tengo tolerancia al acoso escolar; te puedo explicar y dar todas las herramientas una vez, con calma, pero no dos veces.

DMR. ¿Qué sentiste cuando recibiste tu acta de nacimiento como Luis Tirado Morales?

LTM. Felicidad absoluta. Un gran alivio, como si me quitaran una tonelada de peso sobre mí. Pero también sentí una necesidad de regresar cosas.

Antes de tener un acta de nacimiento, no estaba tan metido en el activismo. Sí era visible y hablaba un tanto del tema. Al tener mi acta, noté que no la habría obtenido sin toda una historia de luchas anteriores. Pero, además, hubo toda una comunidad Trans, que nos acompañaron a mi mamá, a mi familia, a mí para todo este proceso. Es ahí, donde empezó el estar de lleno en el activismo, porque ser reconocide con tu acta de nacimiento es un derecho.

DMR. ¿Hacia dónde están vinculados tus estudios universitarios?

LTM. Al tema medioambiental. Quiero justo poderlo complementar con estudio de género, porque se entrelazan mucho, sobre todo con el cambio climático, y en general no se aborda.

DMR. ¿Cuál es el tema en el que hoy orientas tu labor?

LTM. Ahora estoy enfocado en hablar de la Menstruación digna, para las personas Trans y No Binarias, porque los espacios no están diseñados para nosotres. En los baños de hombres no hay, en ocasiones, botes de basura. ¿Qué haces para poderte cambiar una toalla femenina? Esto es traducido en violencia, porque en ambos baños, te llegan a pedir que te salgas.

Queremos que, por ejemplo, sea visto de lo más normal que los hombres Trans menstrúan y no lo sufren.


Contacto de la Asociación de Infancias Trans:

www.infanciastrans.org
Twitter: @InfanciasTrans
Facebook: InfanciasTrans


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