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Puebla, México, 30 de abril de 2024 (Neotraba)

En los últimos años he sido testigo de la evolución de los lectores y las lecturas. En semanas, pasadas, después de terminar un clásico, uno de mis alumnos me comentó: “Ya sabía el final, siempre el protagonista termina bien, esos son libros de niños”; aunque su comentario casi me saca una carcajada me puse seria y le dije: “pues tú eres un niño”, a lo que me refutó que él ya leía historias verdaderas.

Y claro: de nada sirve vivir todos los obstáculos con el protagonista y emocionarnos cuando por una u otra razón está al filo el abismo si ya sabemos que saldrá victorioso, cuando en realidad la vida no siempre es así y los pequeños ya se dan cuenta de esto.

El libro oscuro de Yarezi Salazar llegó a mi casa, como siempre en el momento preciso –y esto no es ficción– hace más de 25 años que los libros llegan a mí para hacerme entender cosas, para mostrarme asuntos que me preocupan y no encuentro una solución o para ponerme en los zapatos del otro y bajarle al drama.

El cuento “Mamá Androide” es un grito de empatía, de amor, de comprensión al trabajo tan pesado que es ser madre, esposa, hija y profesionista exitosa, cuando los horarios de la escuela de los hijos se juntan, las clases extracurriculares, las juntas de trabajo y las cenas familiares, llega un momento en que te conviertes en otra persona, en este caso la mamá se convierte en agua: “Tuve la sensación de estar frente a la puerta de una enorme presa a punto de romperse”.

Y es que cuántas veces nos hemos sentido así, cuando no encontramos solución a tanta pesadez, que el único alivio es llorar, llorar hasta secarnos, ¿cuántas veces han visto a sus mamás convertidas en una presa a punto de explotar? Les pregunté a mis alumnos, quienes no se tardaron en dar ejemplos de distintas situaciones en donde creen que sus mamás no dejarán de llorar nunca y entonces “Mamá Androide” aterrizó a mis alumnos en una realidad que tienen muy cerca y los hizo reflexionar viendo la situación desde afuera.

Al llegar al cuento “Diana”, nos enfrentamos con una hermana maldita de esas que todos conocemos. Mi clase se convierte en una zona de quejas, no quieren continuar hasta que escuche todas las atrocidades parecidas a las que le hace Diana a Anaid, ¿de verdad tantas personas tienen hermanos y hermanas tan crueles?

En cada línea, Yarezi nos lleva a enfrentarnos a nosotros mismos para hacernos reflexionar, de verdad no podemos ponerle un alto a las actitudes maquiavélicas de una hermana o hermano, ¿por qué cuesta tanto trabajo poner un alto?, ¿qué se perdería?

Ilustración de Nuria Mel para El libro oscuro de Yarezi Salazar
Ilustración de Nuria Mel para El libro oscuro de Yarezi Salazar

En muchas ocasiones, el cuento que lleva el título del libro es el que más disfruta un lector, lo esperan con ansias y esta no fue la excepción: Julieta era una niña como las demás, le encantaban las calcomanías de Kitty, brincar elástico con sus amigas, era una chica común salvo por el hecho de que solamente fingía. En este momento mis alumnas, todas ellas amantes del color rosa y los glitters, confesaron que conocen a varias niñas como nuestra protagonista y que se imaginan que tiene que ser muy triste fingir ser quien no quieres ser y vivir toda la vida tratando de complacer a tu familia.

Es maravilloso leer que al final llega el momento en el que decides cambiar el rosa por el negro y vivir esa libertad de caminar siendo lo que quieras ser.

Ilustración de Nuria Mel para El libro oscuro de Yarezi Salazar
Ilustración de Nuria Mel para El libro oscuro de Yarezi Salazar

¿Cuánto dura un corazón roto?

Les pregunté a mis alumnos, nadie supo qué contestar hasta que leímos la historia de Bernardo.

“Por fin entendía por qué, en las caricaturas, cada que mostraban a alguien con el corazón roto lo hacían con un dibujo del personaje con el pecho vacío y el órgano rojo, palpitante, embarrado en el piso. Así, justo así se sentía”. Al leer esta frase pude ver muchas caras conmovidas, se hizo un silencio que me asustó, para después escuchar anécdotas que pasaron y que sintieron como Bernardo que nunca podrían recuperarse de eso.

No supe que comentar, quería decirles que todo pasa, que el corazón se recupera, pero unas punzadas fuertes en mi rojinegro corazón no me dejaron opinar. Después de un dolor tan fuerte, nada vuelve a ser igual; fue lo único que pude articular.

Después de este viaje por las emociones ocultas –y con los sentimientos a flor de piel– llegamos a “Un arcoíris al revés”, en dónde Adi desea –por un enojo– que a su hermana Adriana se la lleve una bruja. Y el deseo se hace realidad. No tardé en preguntarles: ¿cuándo están enojados con sus hermanos, desean que desaparezcan?

–Noooooo, fue una expresión en general, quiero pensar que es por el miedo que nos inculcan desde chiquitos, no desees nada malo porque se cumple. Se me vino a la mente la leyenda de los ranchos de Nuevo León en donde si le gritabas enojado a la lechuza se convertía en bruja y te jalaba del cuello. Al contarles mis leyendas, pensaron que jamás, jamás, ni aunque estuvieran muy enojados, desearían algo malo para su familia.

Comentaron que nunca quisieran estar en los zapatos de Adi, porque el remordimiento nunca se terminaría.

El libro oscuro –como dice su cuarta de forros– es muy oscuro, pero se convierte en tonos claros llenos de reflexión cuando tienes la oportunidad de viajar con los lectores por las historias en las que nos envolvió Yarezi, historias en las que nunca volveremos a ser los mismos.

El libro oscuro de Yarezi Salazar con ilustraciones de Nuria Mel. UANL, 2022

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