¿Te gustó? ¡Comparte!

Por Luis J. L. Chigo (@NoSoyChigo)

Puebla, México, 22 de febrero de 2021 [13:50 GMT-5] (Neotraba)

Tuxtla es una localidad del municipio de Zapotitlán de Méndez, ubicada al norte del estado de Puebla y encallada en el conjunto montañoso que conforma la Sierra Norte del estado. En el anterior censo poblacional –y según indica la Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de México–, su población es de poco más de 2,000 habitantes. Se trata de una comunidad ocupada en su origen por grupos totonacos, quienes después serían sometidos por la Triple Alianza.

Es en esta región donde el Colectivo Xanay filmó Kintachiwinkan, cortometraje documental sobre el testimonio de los hablantes del tutunakú y que gracias a éste podemos apreciarlo como un idioma originario vivo.

Fotograma de Kintachiwinkan.
Fotograma de Kintachiwinkan.

Kintachiwinkan es una radiografía de las condiciones actuales del tutunakú. A lo largo de 22 minutos, se pueden observar conversaciones con la población de distintas generaciones, y cuyo propósito es contraponer los motivos de antes y los de ahora para tomar la decisión de aprender el idioma.

Sobre los elementos visuales que componen el documental, el co-director del cortometraje Juan M. Díaz, apunta que “tienen una gran importancia cultural dentro de la comunidad, lo que quisimos hacer fue juntarlos y regalárselos en formato audiovisual para agradecerles todo el tiempo, espacio, amistad y experiencias que hemos pasado juntos”. Además, Citlal Solano, asistente de producción, observa que el proyecto “derivó de 7 años de trabajo y acompañamiento, y de conocer las problemáticas sociales que le atañen a la comunidad. Gracias a esto, la participación y entusiasmo de la gente fue posible”.

Proceso de realización. Foto cortesía de la producción.
Proceso de realización. Foto cortesía de la producción.

El Colectivo apunta que en México se hablaban alrededor de 100 idiomas antes de la Colonia. Hasta hace 200 años, 65% de la población hablaba un idioma originario. Hoy día dicho porcentaje es de apenas 7%. En cuanto al tutunakú, se estiman 260,000 hablantes repartidos entre Hidalgo, Puebla y Veracruz, es decir 0.02%.

A diferencia de otros proyectos similares, Kintachiwinkan hace hincapié en que no se trata de romantizar el rescate. Si bien aprender la lengua es opcional, las causas de su desaparición obedecen a otros factores: “durante años han sido víctima del despojo y segregación generadas principalmente por la falta de políticas públicas que incorporen a las lenguas originarias en los sistemas educativos, de salud, administrativos y judiciales”, declara Díaz García.

Fotograma de Kintachiwinkan.
Fotograma de Kintachiwinkan.

En este contexto, observaremos cómo los jóvenes de Tuxtla conviven con ambos idiomas a diferencia de padres y abuelos, quienes se vieron en la necesidad de aprender español. Precisamente, al carecer de esa obligación, las generaciones actuales generan actos de resistencia al mostrar interés de aprender tutunakú. “Durante los años que hemos realizado trabajo comunitario en Tuxtla, en las escuelas federales donde se enseña únicamente en español, vemos a los y las estudiantes platicar en tutunakú en el receso. Lo mismo ocurre al estar fuera de las instalaciones. Consciente o inconscientemente, este es un acto de resistencia para conservar su tutunakú, a pesar de que las instituciones o circunstancias no favorezcan o sean incluyentes con la lengua materna”, señala el co-director.

Proceso de realización. Foto cortesía de la producción.
Proceso de realización. Foto cortesía de la producción.

Por otra parte, el proyecto no sólo enlaza la resistencia a lo institucional, pues se encuentra con una población consciente de sus usos y costumbres. Son los jóvenes quienes encuentran respeto a lo ancestral, y a una cosmogonía presente en el idioma la cual se refleja en lugares sagrados, animales medicinales o plantas comestibles, por citar algunos ejemplos. Sin embargo, “esto no impide a los y las jóvenes escuchar punk o rock urbano, algo muy común dentro de la comunidad”, agrega Díaz García.

Fotograma de Kintachiwinkan.
Fotograma de Kintachiwinkan.

En el marco de las celebraciones por el Día Internacional de la Lengua Materna, Citlal Solano recuerda que: “Hablar la lengua representa para los totonacos una herramienta para defenderse de los no hablantes, una forma de prevalecer en una sociedad que pretende homogeneizarlos y borrarlos.” Además, “hace falta voltear a ver a los pueblos originarios, dejar de saquearlos y regresarles la voz que ha sido silenciada por siglos. Que las instituciones y gobiernos apoyen el trabajo que los mismos pobladores de las comunidades originarias hacen desde las radios y de más medios de comunicación. Urge que se reconozca la enorme riqueza que se pierde aceleradamente cuando una lengua muere, cuando un pueblo es dejado morir con su lengua.”

Proceso de realización. Foto cortesía de la producción.
Proceso de realización. Foto cortesía de la producción.

Kintachiwinkan se realizó a pesar de la pandemia y con recursos del Programa de Acciones Culturales Multilingües y Comunitarias (PACMyC) otorgado por el Gobierno Federal. La pieza se enmarca en el proyecto Rescate del conocimiento Totonaco de la naturaleza y del juego de piso Tsum en Tuxtla, Zapotitlán de Méndez. Dicho juego “consta de un tablero y cuatro fichas, y se encontró tallado en una piedra a la orilla del río por los habitantes de esta localidad. Ahora, el Tsum se puede jugar en reuniones en tableros de papel o madera. Al parecer, este juego parecido al patolli –que jugaban los mexicas– sólo se conoce en esta localidad de la Sierra Nororiental de Puebla”, finaliza Díaz García.

El Colectivo Xanay se reconoce a sí mismo como un grupo interdisciplinario que contribuye al desarrollo social de diferentes sociedades tutunakú del norte de Puebla. Lo anterior, a través de actividades donde convergen ciencia, arte, educación, y el diálogo horizontal. Está formado por seis personas y un grupo de voluntarios, con profesiones que van desde la Biología y la Física hasta las Artes Visuales y la Educación.

Fotograma de Kintachiwinkan.
Fotograma de Kintachiwinkan.

Además de Kintachiwinkan, Xanay cuenta con otros dos cortometrajes: Paxnikak, sobre el uso, recolección y preparación del quelite silvestre y realizado en la comunidad tutunakú de Nanacatlán. Y Tsurumpitpit, onomatopeya tutunakú inspirada en el canto nocturno de un animal en las noches lluviosas y nubladas de la sierra de Puebla.

El estreno de Kintachiwinkan se pospuso debido a la pandemia. El colectivo indica que su proyección será agendada entre los meses de abril y mayo y su primer destino será precisamente la comunidad de Tuxtla.


¡Mira el tráiler!


¿Te gustó? ¡Comparte!