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Por Juan Jesús Jiménez

Puebla, México, 21 de diciembre de 2020 [00:01 GMT-5] (Neotraba)

Se está cambiando la forma humana… Para cerrar esta miniserie de entrevistas, el día de hoy me acompaña –en la distancia, obvio– Óscar Alarcón. Más allá de todo lo que un currículum pueda contener –y que en su caso es realmente amplio–, Óscar es para mí un amigo y de esa forma quise entrevistarlo. Así que si viene para tener una clase de literatura formal, dese la vuelta y siga buscando; aquí vamos a imaginar que nos imagina hablando frente a usted.

Una vez más es libre de suponer los medios para realizar la entrevista. Esta vez, podríamos ser dos tritones charlando en un restaurante de mariscos, por ejemplo.


Juan Jesús Jiménez. ¿Qué relación tienen los sueños con la literatura? Usualmente asociamos la inspiración como parte del proceso de creación, pero ¿hasta qué punto es cierto en la literatura?

Óscar Alarcón. Particularmente no creo en la inspiración. Yo creo que la inspiración no se necesita para escribir, se requiere de trabajo constante y, por supuesto, talento, que se puede adquirir con el tiempo.

El aspecto onírico creo que sí es importante. Decía Freud, a través de la boca de alguien más: el mundo mitológico es la colectividad y el mundo onírico es la individualidad. Para que nosotros podamos entender la mitología de una sociedad, habría que echarle un ojo a los sueños y entenderemos la dimensión personal de lo que está ocurriendo.

Pueden ser un motivo para la escritura, pero no los alcanzo a dimensionar como inspiraciones. Yo creo que el mundo onírico es por sí solo un universo narrativo, por ello existe lo mitológico-social y lo onírico-individual. Si bien es cierto que se puede traer algo de los sueños hacia la escritura, no creo que sea la inspiración –si es que eso existe. Yo lo vería como una parte distinta de la narrativa que puede funcionar como un elemento para crear, pero no como un punto de partida.

JJJ. Respecto a la relación individual y global de nuestros sueños, ¿cuál es la medida en la que nuestros sueños se relacionan con lo que nos rodea? y más preciso, ¿cómo es que estas relaciones entre lo global y lo individual se reflejan en la literatura?

ÓA. Creo –tal vez equivocándome– que su relación está en la imaginación. Escuchar a escritores como Alberto Chimal decir que se está trabajando con la literatura de la imaginación y meterse a observar su obra, es adentrarse al mundo onírico.

Yo decía que tal vez me equivoque porque, a lo mejor si le preguntamos a Alberto, nos diga que está alejado. Pero creo que es precisamente eso: la literatura de la imaginación alejada del narcotráfico, de los temas hirientes en el país. Ahí se encuentra.

Si bien, los sueños son una dimensión aparte, cuando son tocados por la literatura se ficcionalizan y se convierten en imaginación.

Ahí podemos darnos cuenta de cómo la imaginación también es muy potente –al igual que los sueños– y producen mundos maravillosos, seres fantásticos, mitológicos, oníricos. Creo que hay un lazo que se sigue explotando: la imaginación y el sueño; de forma global e individual, las trasladamos al mundo de los sueños.

JJJ. ¿Cómo surge la imaginación? Yo, por ejemplo, pienso que es producto de lo que somos y lo que queremos ser. Desprendido de esa pregunta, ¿la imaginación puede abarcar más allá de lo agradable? ¿Qué hay de la imaginación que es usada para hacerle daño a alguien?

ÓA. Hace falta mucho para saber de dónde viene la imaginación, no sé si sea aquello que anhelamos, porque sería como un sueño reprimido –y no creo que la imaginación sean solo esos deseos reprimidos. Yo creo que es una dimensión distinta, por ello la importancia de los sueños: en el mundo mitológico, hay dos hermanos y uno de ellos propone a los dioses que para que el ser humano pueda vivir, deben sacrificarse. Uno de los hermanos le da miedo y se esconde entre los pastizales, lo encuentran, y nuevamente se esconde en las montañas hasta que lo encuentran. En algún punto decide esconderse bajo del agua, cuando lo encuentran, es condenado a vivir debajo del agua con una forma horrible, como un Xólotl –o Axolotl: un monstruo del agua.

Ese relato no explica la creación del monstruo, sino que expresa su existencia, esto quiere decir que no es un deseo reprimido sino una implicación en un mundo alterno, en una dimensión distinta.

Con respecto a la segunda pregunta: al concepto de imaginación le agregaría la creatividad. Pensemos en Mengele, al imaginar instrumento s de tortura para los judíos. De pronto le otorgamos ciertas bondades a la imaginación, como si fueran los elementos máximos de la bondad, pero insisto: hay tanta creatividad en Da Vinci como en Mengele, tantos procesos de creatividad en Hitler como en la madre Teresa de Calcuta.

Óscar Alarcón. Foto de Berenice Aguilar
Óscar Alarcón. Foto de Berenice Aguilar

JJJ. Ahora que mencionas a los dioses, me surge la duda ¿por qué parece haber imaginaciones más grandes que otras?

ÓA. Es un ejercicio, el de imaginar. Creo que la mente es como un músculo que debemos ejercitar; en esa medida, cuando la ejercitamos con viajes, arte, pintura, música creo que vamos a tener una imaginación más desbordada y, por supuesto, con las cosas que nos tocan vivir. Pareciera ser que hay imaginaciones más grandes que otras, pero más bien es que una está más ejercitada que otra.

JJJ. ¿Ese ejercicio de la imaginación está limitado por la realidad que vive?

ÓA. Creo que es un conjunto. Por supuesto hay personas que tienden más a la imaginación y tienen también un contexto interesante. Ahora bien, hablábamos del arte y de la imaginación, que muchas veces se relacionan como si fueran un binomio, pero igual hay imaginación en la ciencia. Eso nos permite darnos cuenta de que la gente que imaginaba llegar a la luna, salir de este planeta, investigar sobre de qué estamos hechos, ahí hay un montón de imaginación.

Son estas las condiciones que deben ir dándose para que la gente pueda ejercitar la imaginación, en el arte, en la ciencia, en toda actividad humana. Y hay que proveer a todos los interesados en desarrollar la imaginación, con experiencias. Como los viajes –creo que son una de las experiencias que más permite imaginar–, los libros, el cine, por ello es importante el arte, pero también está la ciencia. Hay una enorme posibilidad –si bien no en el universo– en el mundo de ejercitar la imaginación.

Imagínate sorprenderte con cosas que son tan nimias. Como el paso de una hormiga, su enorme trabajo que parece hacer de forma inconsciente, que todos los días se despierte a trabajar y la podamos observar, como lo hacemos con las estrellas.

Óscar Alarcón. Foto de Alexis Salinas
Óscar Alarcón. Foto de Alexis Salinas

JJJ. ¿La capacidad de asombro disminuye o se fortalece con la edad?

ÓA. Conforme uno va creciendo, el asombro viene de otras partes. Cuando uno es joven, el asombro viene de lo inmediato, no hay tanta reflexión del pensamiento. Conforme uno va envejeciendo no deja de maravillarse de un amanecer, por el eclipse solar, por los cuadros, por la música, por la ciencia, pero empieza a maravillarse de otras cosas.

Incluso de cosas simples como la risa de un niño, uno puede apreciarla y sonreír por ello, hasta un descubrimiento científico. Conforme uno envejece cambian las formas de sorprendernos.

JJJ. ¿Cuál ha sido la experiencia más asombrosa que has tenido?

ÓA. Creo que la publicación de los libros. Suena muy banal y debería decir algo como el nacimiento de mi primer hijo, pero no lo voy a decir porque no tengo hijos.

En su lugar, lo de los libros ha sido asombroso. ¡Volar! a estas alturas creo que ha sido algo importantísimo, volar. Tomar un avión y despegar del suelo.

La primera vez que volé, cuando las ruedas del avión se despegaron del suelo, se me hacía como si estuviéramos subidos sobre Pegaso, y entonces este rodar de las llantas en el avión era parecido a cómo el Pegaso trotaba ya en el aire. Una vez que el avión tomó altura fue como si el Pegaso extendiera las alas.

JJJ. ¿Cuáles son las situaciones pueden impulsarnos a trabajar la imaginación?

ÓA. Es un pulso de vida, lo que nos ayuda a continuar o seguir. No lo veo como una situación que te haga click, dentro de nosotros hay una pulsión de vida, así como una de muerte –algo como decir ¡Ay no! muchas gracias, mejor me mato– pero ambas existen y la vital es la que nos impulsa a continuar.

JJJ. ¿La imaginación es importante para la vida diaria?

ÓA. Claro. Nadie soporta una tremenda dosis de realidad. Ni el más férreo escéptico soporta una enorme dosis de realidad. Nos aplastaría, necesitamos esas fugas a través de la música, la pintura, de la ciencia. Así solita, la vida y la existencia no nos alcanza.

JJJ. Por último, ya para concluir la entrevista, dos preguntas. ¿Cuál es el helado más extravagante que puede describir el lenguaje? y ¿cuál es el helado más extravagante que puedes imaginar?

ÓA. El helado más extravagante es…

Y el helado más extravagante que puedo imaginar es un helado que tiene base de nuez de macadamia, listones de cereza negra, crema batida encima y salsa de mango.


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