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Por Verónica Mastretta

Puebla, México, 17 de marzo de 2021 [00:01 GMT-5] (Mundo Nuestro)

Prejuicios contra perseverancia y ciencia

Me sorprenden muchísimo las dudas y mitos surgidos alrededor de la creación rápida de las vacunas contra el virus del SARS-CoV-2. Se desconfía y se olvida el efecto multiplicador del conocimiento y la rapidez exponencial del avance la ciencia en campos distintos pero que se complementan entre sí, como las ciencias físico-matemáticas y las ciencias naturales.

Actualmente, la tecnología de un celular avanzado es superior a los gigantescos computadores que hicieron posible la llegada del ser humano a la luna en 1968. Traemos en la mano un aparato que con un solo clic nos comunica con alguien en Australia, África o la Patagonia y que en un instante manda archivos cargados de información fantástica y compleja. Ya no nos asombra esa maravilla, pero se duda del desarrollo de una vacuna segura en menos de un año.

El intercambio de conocimientos alcanzó una velocidad vertiginosa, para mí es absolutamente comprensible que en el campo de la medicina y las vacunas los logros sean espectaculares. No me da ninguna desconfianza vacunarme y hubiera deseado que el Gobierno mexicano pusisera mucho más esfuerzo y dinero en la compra de vacunas. Sólo eso nos permitirá regresar a una relativa normalidad que ayude a reparar nuestra dañada economía.

Dos hechos históricos me ayudan a confiar en la eficacia de la ciencia: uno, la documentación del descubrimiento de la primera vacuna en el ya lejano año de 1796; el segundo, la sofisticada tecnología que logró la llegada de Perseverance a Marte el 18 de febrero, un vehículo de exploración espacial que inició su viaje desde la Tierra en julio de 2020.

Les dejo aquí algunos datos sobre estos dos hechos históricos, con el ánimo de compartir el asombro y confianza ante el lado luminoso del conocimiento humano y sus logros.

En junio de 1798 se publicó en Inglaterra la obra del cirujano Edward Jenner, investigación que revolucionó por completo la lucha contra la viruela negra que azotaba al mundo occidental. Jenner documentó 28 años de trabajo paciente, metódico y solitario acerca de la observación y práctica de la inoculación de la viruela de las vacas en humanos. Se dio cuenta de que, quienes contraían la viruela vacuna, se hacían inmunes a la viruela humana.

En 1796, Jenner realizó un experimento: raspó el brazo de un niño de 8 años con materia de una llaga de la viruela bovina que tenía una de las mujeres que ordeñaban vacas. Luego, repitió la operación, pero agregó una cantidad de viruela humana en el mismo niño, quien no se contagió de viruela. Ya era inmune. Ignoro por qué aceptaron sus papás, sin embargo, con el experimento de Jenner, hace 225 años, arrancó el desarrollo formal de las vacunas en el mundo.

Las vacunas salvan más vidas que cualquier otro avance médico, incluidos los antibióticos. Cuando Jenner documentó sus estudios sobre la vacuna, la viruela mataba entre el 10 y el 15% de la población del viejo continente.

El remedio de Jenner no era innovador, ya era utilizado por médicos árabes desde el Siglo VI. Según lo documentó Lady Mary Wortley Montagu en 1717, esposa del embajador británico en Estambul, en esos países la viruela era inofensiva porque utilizaban el método que documentó Jenner. Era mujer y en esa época nadie le dio crédito a lo que vio, contó y escribió en sus Cartas de Estambul (Horizonte Ediciones).

Convencida de que la inoculación era inofensiva, aplicó el método en su hijo y fue efectivo. Tenía terror a la viruela, ésta le arrebató a un hermano y a ella le dejó marcada la cara de por vida. Los prejuicios de la época hacia la ciencia de países no europeos y la condición de mujer de quien documentó esto, retrasaron la experimentación con el método que ella observó en Turquía. Prejuicios contra perseverancia y ciencia, igual que hoy.

El otro hecho, para mí ya histórico, sucedió en febrero: a las 21:55 horas del jueves 18 de febrero se depositó suavemente sobre el suelo de Marte el vehículo de exploración espacial Perseverance, después de recorrer 470 millones de kilómetros en 7 meses. Su misión será preparar el camino para que en algunos años vaya a Marte una misión tripulada por humanos. Una segunda nave irá antes de diez años a recolectar toda la información que obtendrá el robot sobre el clima y la vida que pudo existir en Marte hace millones de años.

Lograr maniobrar desde nuestra amada Tierra a ese artefacto pequeño a mí me tiene admirada y conmovida. Vean los videos, las fotos, la hazaña tecnológica que eso significa.

¿Cómo temer a una vacuna? ¿Por qué desconfiar de los empeños científicos y sus logros a través de los siglos después de pensar en estos hechos extraordinarios?

Les deseo una pronta y feliz vacunación.


Esta nota se publicó originalmente en Mundo Nuestro:

https://mundonuestro.mx/content/2021-02-21/entre-la-duda-el-asombro-y-la-perseverancia


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