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Por Javier Gutiérrez Ruvalcaba

Ciudad de México, 10 de octubre de 2023 (Neotraba)

En aquellos años noventa, cuando trabajaba en El Universal y que colaboraba en Claudia, Revista de Revistas, Novedades y publicaba algunas reseñas en La Jornada Semanal era obvio que la mayor parte del día me la pasara por esa zona y para la hora de comida procurara no alejarme mucho, porque eran los momentos que entregaba mis columnas.

Como solía suceder con la mayoría de los periodistas en esos días, el fin de quincena era obligado acudir a “Tortas Robles”, ubicada a un costado de la Alameda Central, que por su bajo costo y el buen sabor del producto nos “invitaba” a degustar sus tortas.

Su característica principal era preparar tortas “frías”, de rápida elaboración y entregada con su característico chile árbol. Recuerdo que la más socorrida era la de aguacate con quesillo, por ser la más económica. Por varios años fue de visita obligada, mínimo dos o tres veces al mes.

Dejé de acudir por un maltrato del aquel entonces propietario y no volví a regresar para nada. Eso no impidió que su desaparición en el 2020 me diera un dejo de nostalgia, no solo por tratarse de un local al cual acudí muchas veces, cuando en el bolsillo faltaban monedas, sino también por irse una tortería con larga tradición y que históricamente se le reconocía por otorgar tortas gratis al medio periodístico que cubría el informe presidencial.

Marilyn. Foto de Mariola Grobelska a través de Unsplash
Marilyn. Foto de Mariola Grobelska a través de Unsplash

Confieso que la primera vez que acudí al local fue por el interés de ver su amplia colección de fotografías, realizadas por reporteros gráficos mexicanos, de diversos personajes del mundo del espectáculo, el deporte y la tauromaquia.

Principalmente, me interesaba conocer la famosa fotografía de Marilyn Monroe sonriendo, sosteniendo una copa de champaña, y un vestido revelador en su cruce de piernas, tomada por Antonio Caballero, durante la conferencia de prensa realizada en el Hotel Continental Hilton, en su visita a México en 1962, con la cual se logró comprobar que realmente la actriz hollywoodense no usaba ropa interior, sino únicamente, como ella aseguraba, su infaltable Chanel N°5 y que, además, no era rubia natural.

Un par de años después de la desaparición del local, El Universal entrevistó al afortunado fotógrafo que en ese ayer trabajaba en un diario que daba prioridad a la farándula. Así rememoró el surgir de la polémica instantánea:

“Pasaron dos horas y no llegaba. Yo ya me quería ir, hasta que finalmente Monroe llegó por otro elevador y todos se apiñaron para verla. Entonces, Lucy Quijada, la encargada de relaciones públicas del Hotel Hilton jaló a Marilyn, la sentó en un sillón, donde había una cubeta enfriando una botella de champaña”.

En el barullo formado por tener el mejor ángulo para los retratos, Caballero quedó frente a las piernas de la diva y sin pensarlo dos veces logró la icónica fotografía reveladora.

“Quedé hasta adelante, hasta sus pies. Retiraron la cubeta de hielo, Monroe se sirvió una copa. En un momento, descruzó la pierna y disparé la cámara sin premeditar (…) Fue una foto que me ha dado mucha suerte. Ella nunca me demandó. Por la época en que se tomó la foto y mi educación, yo negué por muchos años la imagen”.

Se sabe que varios años después, Caballero registró los derechos de autor de la polémica fotografía, que muchos se acreditaban.


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