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Por Jorge Tadeo Vargas

Desde el exilio de Ankh-Morpork, 20 de junio de 2023 [00:10 GMT-6] (Neotraba)

“No comenzamos este sello porque odiamos la música country de mierda, lo comenzamos porque odiábamos el rock’n’roll de mierda que aparecía en todas partes”.

Rob Miller, Bloodshot Records

La muerte del Grunge se dio, como se da la muerte de todas las revoluciones –incluidas las musicales– y se da una vez que son absorbidas por el sistema y dejan de servirle, cuando son integradas a los discursos oficiales dejando de ser representativas de esa colectividad que desde la marginalidad aporta para un cambio.

En el Grunge se dio cuando los grupos pasaron de tocar en bares, cantinas, salas de conciertos a grandes estadios donde corporaciones transnacionales son las encargadas de organizar todo el concierto, donde la representatividad, la imagen se pudo comprar en cualquier tienda comercial, incluso en las grandes cadenas de supermercado.

La revolución accidental, alternativa que se dio a fines del siglo pasado terminó cuando los festivales organizados con un propósito de denuncia, de protesta, de acción social fueron sustituidos por esos mainstream, sin sentido, sin otro objetivo que comercializar ideas y formas de vestir.

Mientras que la “nación alternativa” agonizaba ante la corporativización, donde el Grunge se desinflo después de una explotación masiva al nombre y las bandas que cayeron en las garras de la industria, donde el Riot Grrl dejó de tener referentes como L7 o Bikkini Kill pasando al “poder femenino” representado por las Spice Girls, en los márgenes de la industria y su voraz hambre por comercializar todo lo que estuviera a su alcance se iba gestando un nuevo movimiento contracultural que tomaba como referente al Rock Sureño, el Country y al Punk en su faceta más artística, creando una escena que desde los Apalaches en conjunto con ciudades como Chicago, Portland fueron creando un espacio de Country Alternativo (Alt Country) que hasta el día de hoy resiste los embates de la industria, desde la independencia y un fuerte sentimiento de identidad propia que nada tiene que ver con los empresarios incapaces de entender esta forma de ver el mundo.

Este movimiento se dio gracias a la migración que hubo en la década de los 20 desde los Apalaches y la América Profunda a ciudades como Chicago, Portland, los Grandes Lagos con una fuerte historia musical y de resistencia contra la hegemonía de New York o Los Ángeles. Fue en esos años que se planto la semilla germinal que permitió en las décadas siguientes, con el Punk sumado a la ecuación fuera armando su propia revolución contracultural y mezclándose con la música del sur creando el sustrato perfecto para que se diera toda una escena que, sin perder ese sentimiento de derrota, de marginación, sentará las bases para lo que tenemos en la actualidad.

Pasaron casi cincuenta años de germinación que termino con un movimiento sólido, con independencia de la industria musical. Desde la “Hillbillie Highway” pasando por el programa de radio “National Barn Dance” con todo ese Honky Tonk sonando cada quince días hasta el Punk, el Grunge, los bares universitarios y por supuesto el Country y ese Rock Sureño es que la escena se fue fortaleciendo por décadas, convirtiéndose en algo propio que los identificaba tanto a ellos como a sus raíces más profundas en la América de la clase trabajadora.

Se tenían las herramientas para difundir y promocionar su música: salas de conciertos, bares, cantinas, programas de radio, estudios de grabación, sellos discográficos independientes, propios y por supuesto las bandas y solistas que fueron dándole forma a este sonido el cual a finales del siglo pasado mientras el Grunge agonizaba, la industria intentó convertirlo en la nueva revolución contracultural a asimilar, explotar hasta dejarla seca sin lograrlo. Al final el recelo, el señalamiento a la “música Redneck”, una actitud punk, antisistema, el ser un movimiento/escena que tenia décadas gestándose, con muchas generaciones de respaldo fueron parte de esas pequeñas aristas que no permitieron que la industria acaparara todo el movimiento.

Si bien hablar de bandas o solistas precursores de esta escena Country Alternativa se corre el riesgo de dejar fuera por olvido a muchos de los que iniciaron toda esta movida, es importante mencionar aquellos que estuvieron desde un inicio, como lo es Johnny Cash, que sin quererlo influenció a muchas bandas actuales, al igual que Tom Waits reconocido iniciador del Dark Americana, los punks ingleses The Mekows que le dieron ese toque transgresor, los Sunflowers y su forma tan peculiar de reinterpretar canciones Country y claro los Uncle Tupelo, banda primal de lo que se convirtió en el mayor referente mainstream de la escena: Wilco.

Spiders de Wilco

Todos ellos pusieron el piso para que esto fuera creciendo y fortaleciendo al punto que la industria y los grandes sellos discográficos voltearan a Chicago y Portland con la (perversa) intención de sacar provecho. Si bien no lo consiguió, desde las oficinas centrales de estas corporaciones de la música fueran construyendo toda una industria que se vio y continua reflejándose con ese Country Pop que se posiciona en el gusto más mainstream, como Sherryl Crow, Taylor Swift, Morgan Wade entre muchas otras que han servido para corporativizar esta contracultura llena de Rednecks que intentan mantenerse en la marginalidad.

Cabe mencionar que los dos mayores intentos de esta absorción del Country Alternativo se dieron con la firma por parte de Geffeen Records a Whiskeytown, la banda formada por Ryan Adams, que al deshacerse la banda continuó por ese camino hasta que sus excesos lo llevaron a casi terminar con su carrera musical y que en los últimos años ha regresado a la independencia. Wilco fue otra de las bandas punteras de esta corporativización que no terminó por cuajar.

Con el paso de los años y aprendiendo a vivir con el acoso de la industria, el Alt Country se mantiene creando sus propios mecanismos de defensa, con sus propios sellos discográficos como es el caso de Oh Boys Records fundado por John Prine y que en este momento tiene firmado a uno de los mejores exponentes del género: Arlo McKinley, New West Records con los American Aquarium, Wiggy Thump Records, con los Whiskey Myers entre muchos otros sellos que han puesto en marcha estrategias que les permite una distribución mucho más amplia que la que daría un sello grande que se mueve más por el dinero que por el gusto de hacer música.

En estos años, esta escena ya no es solo representada por hípsters e intelectuales del centro de Estados Unidos, sus mayores exponentes vienen directamente del sur, de la América profunda, de los Apalaches, músicos como Tyler Childers, Jason Isbell, 49 Winchester son fuertes exponentes del genero que le dan fuerza e independencia.

Russell County Line de 49 Winchester

A la par de que el Alt Country iba asentándose en los Estados Unidos, en Inglaterra y España este comenzaba a tomar fuerza bajo el nombre de “Americana” donde salieron sus propias agrupaciones y solistas como es el caso de Joana Serrat, Riders of Canyon entre muchos otras que han aportado para que ir creando música más allá de modas. No deja de ser curioso que los dos países europeos emblemáticos de la escena global punk sean quienes jueguen un papel importante en la internacionalización del Alt Country/Americana.

Fotografía de Allef Vinicius a través de Unsplash
Fotografía de Allef Vinicius a través de Unsplash

Mientras que la industria de la música buscaba como aprovechar esta “nueva revolución” que ya vimos tenía décadas gestándose y aunque se mantenía muy ocupado exprimiendo todo lo que se pudo al Numetal, en los márgenes el Alt Country se continuaba fortaleciendo al grado que a la fecha se mantiene como una música popular, masiva, pero sin venderse a los grandes sellos, con un control colectivo de su visión y acción contracultural.


Jorge Tadeo. Imagen tomada sin permiso de su cuenta de FB

Jorge Tadeo Vargas, escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena. Está construyendo su caja de herramientas para la supervivencia.

En sus ratos libres coordina el Observatorio de Emergencias Socio-Ecológicas


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