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Disparos a quemarropa desde Ankh-Morpork, 13 de noviembre de 2023 (Neotraba)

Ryan Adams pertenece a esa generación de músicos que a inicios de siglo fueron abordados por la industria de la música para convertir a la incipiente escena de lo que a la par se conocería como Alternative Country o Alt Country en la nueva revolución musical, una vez que el Grunge y toda la movida alternativa de finales del siglo XX desaparecía como negocio.

A finales de los noventa, Adams formando parte de la banda Whiskeytown, que junto a Wilco que venía de los residuos de lo que fue Uncle Tupelo, entre algunas otras bandas fueron buscadas por los grandes sellos discográficos ofreciéndoles contratos millonarios, esto como resultado de lo que se estaba gestando en ciudades del centro de los Estados Unidos, donde este sonido conocido como Alt Country comenzaba a tomar fuerza en bares, radios, universidades. Afortunadamente estas escenas lograron mantenerse al margen de la industria, con pocas bandas y solistas dando el salto al mainstream.

Adams fue uno de ellos, primero con Whiskeytown y luego como solista, y justo fue cuando comenzó a introducirse a su propio infierno, llevándose con él a muchas personas cercanas y queridas, como suele suceder cuando la fama, el dinero te va comiendo por dentro. Hay muchos casos que terminan mal en ese viaje.

Como muchos otros músicos de su generación, Adams inicio su trayectoria musical tocando en bandas de Punk Rock como The Patty Duke Syndrome con quienes toco por varios años para después ir permitiendo que toda la influencia familiar, la radio y sus propias raíces musicales lo fueran llevando hacia Whiskeytown con quien tocó del año 1994 hasta el 2000, iniciando el sonido que mantiene hasta ahora y que en su momento muchos críticos lo compararon con Bruce Springsteen y Neil Young, debido a su gran capacidad tanto musical, como lirica.

Después del aclamado Strangers Almanac, Adams decide dejar a sus compañeros de banda y lanzarse como solista; esto lo hace ya no con una discográfica transnacional, sino con una de sus filiales, inventadas justamente para mantenerse en el negocio que eran bandas Alt Country en esos años y desde ahí lanza su disco solista debut: Heartbreakers, que lo posicionó en el mainstream como uno de los más grandes artistas de su generación; era pues la figura a explotar y sacarle el mayor provecho posible, lo cual no era tan difícil, tenía el talento suficiente incluso para que músicos del tamaño de Joan Báez se fijaran en él, a la par de que podía vender una imagen de un artista atormentado, imagen que no estaba del todo alejada de un Adams que la había pasado mal en su infancia y adolescencia.

Era un personaje problemático, que a su disquera le convenia pues con esa imagen vendía más, dándole además toda la libertad creativa que necesitó para grabar un disco del tamaño que es Gold, que sin ningún tipo de promoción por parte de Ryan logró ser uno de los más vendidos, además de los más respetados por su calidad musical y letrística. Es posiblemente el disco que lo puso en la cima del éxito y lo que lo llevó hasta el fondo de su infierno.

Mientras que el éxito y el respeto le llegaban, él iba hundiéndose en un inferno personal que pocos conocían y que estaba aderezado por pleitos con su disquera, sus propias inseguridades como músico que lo llevaban a enlatar sus nuevos discos, a no querer sacar canciones nuevas, pleitos con sus fans, periodistas y muchas otras actitudes que lo fueron convirtiendo en un tipo odiado por la prensa, criticado, atacado, mientras él se hundía en drogas y alcohol.

A la par de eso trataba de mantenerse creando o produciendo, producto de esos años es el disco The Fine Art of Self Destruction de Jesse Malin, con quien después formó la banda de Punk Rock llamada The Finger. Agrupó a The Cardinals que fueron por muchos años su banda de apoyo, grabando varios discos. Así se mantuvo hasta 2019, año que se hundió definitivamente, llevándose con él su trayectoria musical, su dinero y su fama. Pasó de ser el sucesor natural de Bruce Springsteen para la prensa a ser un paria, incluso investigado por el FBI.

La personalidad complicada de Ryan Adams es muy conocida, pero antes de 2019, esto solo se traducía en un mal trato con la prensa, borracheras en los conciertos que terminaban en pleitos, pero ese año su ex esposa, Mandy Moore decidió contar la violencia y los abusos cometidos por Adams a su persona, Phoebe Bridges y algunas otras de sus ex parejas salieron acusarlo por su comportamiento violento, incluso el FBI inicio una investigación por una supuesta relación con una menor de edad, esto último con los años se mostró que todo había sido una mentira.

Todo esto lo llevo a que su carrera tuviera si no una pausa, si otra forma de Adams de mantenerse componiendo alejado de la fama, el dinero, las fiestas e incluso de la prensa, dedicándose solo a componer.

Con esto no intento justificar su comportamiento violento, ni todas las acusaciones en su contra, sin embargo, creo en la redención, el perdón personal, más que el colectivo, por lo que me parece que la historia de Ryan Adams es justo eso, un intento de aprender de lo que hizo y tratar de salir de esa oscuridad a la que terminó llevándose a gente a la que no tuvo que haberle hecho daño. Él estaba en su propio infierno y lastimó a gente que quería, eso no tiene perdón colectivo, pero sí es importante la búsqueda de la redención como una forma de salir de esa oscuridad y es así como desde 2020 a la fecha se ha dedicado a hacer música como un intento de hacer las paces con lo que se convirtió.

Ocho discos de 2020 a la fecha hablan de su intento de redención; entre ellos están dos homenajes que decidió hacerle a dos de sus grandes influencias, reinventando dos discos claves para entender la música de Adams: Blood on the Tracks de Bob Dylan, que si bien es un gran intento, muy personal e íntimo, lo que hizo con Nebraska de Bruce Springsteen deja muy claro el cariño, el amor y la enorme influencia que ha tenido el Boss en general y este disco en particular en toda la trayectoria de Ryan.

Más allá de todo lo que se le puede criticar a nivel personal, algo que Ryan Adams ha tratado de hacer en toda su trayectoria en mantenerse honesto con respecto a su música y su forma de verla e interpretar su realidad, cuando ha tenido ganas de tocar Punk Rock ha buscado la forma de hacerlo, grabo un disco de Heavy Metal y nunca ha ocultado su gusto por el Black Metal, dejando siempre claro que sus grandes influencias y en donde se siente más cómodo es en el Folk, el Country, en el sonido del sur, donde creció.

A nivel personal, la industria hizo con él lo que siempre hace: le sacó el mayor provecho posible quitándole el alma, hundiéndolo en el infierno del que no todos logran salir, convirtiéndolo en la peor versión de él mismo, pero antes de tomar el camino que han tomado muchos otros antes que él, apostó por redimirse, al menos consigo mismo, y seguir adelante, la música es la mejor forma que encontró para salvarse a sí mismo.


Jorge Tadeo. Imagen tomada sin permiso de su cuenta de FB

Jorge Tadeo Vargas, escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena.

Está construyendo su caja de herramientas para la supervivencia.


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