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Comedian de Maurizio Cattelan
Comedian de Maurizio Cattelan

Por Juan Jesús Jiménez

Puebla, México, 22 de enero de 2020 (Neotraba)

Hablemos de arte. Un tema que suele manejarse como algo muy subjetivo pero que se podría definir como cualquier composición que provoque en el receptor una emoción tomando en cuenta a la simetría y una concepción de belleza general; partiendo de ello, nos es más fácil comprender el por qué obras tan variadas como el coliseo romano, los cuadros de Picasso, un libro de García Márquez o una pieza clásica de Wagner son reconocidas como arte. Todas las piezas tienen en común, además de la complejidad, que evocan alguna emoción mientras se contemplan, leen o escuchan.

El arte también lo forma cada una de las partes en una composición, y es eso lo que hace del arte tan variado, teniendo tantas formas de usar los mismos elementos de distintas formas y estilos para crear algo nuevo. Por ello es que existen tantas técnicas o vertientes del estilo artístico, evolucionando junto a la sociedad en su percepción del entorno que les rodea. De ahí que para entender un movimiento cultural, se deba estudiar la historia que lo rodea.

Muy bonito, la historia lo aprueba, pero, ¿qué hay del arte producido ahora?, ¿un vaso de agua es arte?, ¿qué hay del plátano pegado con cinta? Bueno, hay que ver en qué sociedad se da este tipo de arte, que queramos o no, se aprecia como tal, mas no quiere decir que tenga calidad.

A principios de la postmodernidad, a finales de los sesentas, el mundo había contemplado los horrores que las guerras mundiales habían dejado atrás y con la constante tensión de la guerra fría entre bloques económicos las personas estaban cansadas, ocupadas en reconstruir un mundo residual con la relativa paz y envuelto en banalidades.

Fuente de Marcel Duchamp
Fuente de Marcel Duchamp

Fue aquí que el arte se miró en un espejo, empezó a cuestionarse sobre todo su trayecto hasta ese momento, desatando en ello, la destrucción de convencionalismos y tradiciones culturales. Tras un tiempo en que este pensamiento se vio como radical, una obra del pasado haría acto de presencia como estandarte de la reinterpretación y explotación social. Fuente de Marcel Duchamp (1917). Un urinario sin más gloria que ser presentado como arte por el propio Duchamp.

Al principio visto como una broma, adquiriendo seriedad entre más se profundizó en ello, porque al ser una broma, ¿por qué debería ser considerado arte?

Lo que Duchamp demostró con ese urinario fue que el arte puede ser sobrevalorado por llevar un significado más profundo del que merece, ser expuesto en un museo/galería de prestigio o por el nombre de quien firme la obra.

De ahí, el arte postmoderno derivó en cosas en extremo absurdas que aunque cumplen con las características generales del arte, no son para nada disfrutables ni bellas. Carecen de un significado real (más allá del otorgado por el artista) y parecen perderse entre las miles de obras que desean replicar el acto de Duchamp.

Eso, aunado a que las obras suelen limitarse a un grupo de personas muy reducido (tema que valdría para otra columna), hace que las obras pierdan su objetivo principal: la comunicación.

Así que al ver una fruta pegada en la pared siendo fotografiada hasta el hartazgo, siéntete libre de reírte un rato, pero no de la obra en sí, sino de la sociedad que toma algo sin significado real, como si fuese un hito cultural.

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