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Por Isis Samaniego

Puebla, México, 27 de junio de 2022 [00:01 GMT-5] (Slow Food)

Cada verano me gustaba ir al solar de mi abuela a recoger los frutos del cafetal, mi abuela me amarraba un chiquihuite con mecate a la cintura para ir llenándolo de café cereza. Había una sombra impresionante que daban árboles y arbustos; de entre estos había varios gigantes o será que cuando eres niño todos los árboles de más de dos metros son eso: Gigantes. Aquel lugar era un edén solo para nosotros, niños del país de las nubes y la lluvia. Casi siempre la tierra estaba húmeda y llena de broza, la algaba tenía un verde intenso y entre este verdor sobresalían varios árboles que contenían bichos y gusanos que nos causaban temor: los famosos borreguillos, a quién no, en su infancia al andar encaramado a un árbol le llegó a picar uno de estos bichos que causaban dolor en todo el brazo y de pronto hasta cierta fiebre… ¡ah, eran de miedo! Pero bueno estábamos en los árboles, esos hermanos a los que les debemos tanto y les pagamos con la indiferencia.

Jinicuil. Imagen por cortesía de Isis Samaniego
Jinicuil. Imagen por cortesía de Isis Samaniego

Uno de estos grandes árboles era el Jinicuil (Inga Edulis), planta de la familia perennifolia o caducifolia, puede llegar a medir de entre 12 a 15 metros, aunque pueden llegar a medir más. Tiene hojas lanceoladas o elípticas de 6 a 11 cm, lustrosas y puntiagudas de color muy verde, sus flores son blancas en cabezuelas como pequeños racimos, estos árboles florean entre marzo y junio y para este mes ya tiene vainas. Este árbol es un acompañante fiel de los cafetales, su clima preferido es el trópico húmedo o templado húmedo y lo podemos encontrar de Guerrero hasta Chiapas en México y su distribución también nos lleva hasta Colombia y Ecuador.

La palabra Jinicuil viene del náhuatl Xoneculli, de Xo que significa pie y Neculli que es torcido, o sea Pie torcido y que se debe a la forma de la vaina que semejan la palma de los pies. Checando algunos relatos de la historia, en su Historia general de las indias, Fray Bernardino de Sahagún nos habla ya de algo llamado Xonecuilli que eran una especie de pan (gorditas o tortillas) hechas en forma de S a semejanza de los rayos de las tormentas y lo ofrendaban al dios Macuilxochitl, el día de la fiesta de las flores.

Jinicuil. Imagen de Naturalista
Jinicuil. Imagen de Naturalista

El Jinicuil es un árbol que se debe proteger porque presta un servicio muy importante al medio ambiente como restaurador y barrera de vientos para los cultivos de café y naranja, conserva el suelo y evita la erosión donde se encuentra, ya que sus raíces fijan nitrógeno y acolchan la tierra con su cobertura de hojarasca. Nos cobija con su sombra, y aparte de ser ornamental y útil para leñar, nos da un rico fruto llamado vaina, jinicuil, talaskat o chalahuite en México, aunque en América del sur se le conoce como guama.

Esta nota se publicó originalmente en Slow Food México:

Crónicas de Mercado: Jinicuil o guama


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