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Por Aranxa Esponda Domínguez

Puebla, México, 3 de diciembre de 2020 [00:01 GMT-5] (Vertedero Cultural)

En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Jaime Sabines.

Roberto Fiesco funge como director del nuevo cortometraje Wheels, cuyo nombre resulta en una pieza fundamental de la narrativa: las ruedas, testigos y partícipes principales en la historia. Se desarrolla en un pequeño pueblo de China. El primer plano que ven nuestros ojos es un inserto a las llantas de un triciclo de transporte, siendo este la carta de presentación del personaje principal. Yijie es un chico que trabaja como vendedor de frutas en el pueblo. Aparentemente su día tiene la monotonía de siempre, hasta que alguien le roba el bolso a una de sus clientas. Es ahí cuando Yijie investiga y da con el paradero del ladrón, que se presenta de forma amigable ante él bajo el nombre de Yong.

Ambos tienen inesperadamente una química innegable e inmediata, paseando juntos por las calles. Una de sus paradas es una tienda de motocicletas, donde Yijie externa su deseo por comprar alguna en el futuro: argumento que será de suma importancia al final de la historia. Unas horas más tarde llegan a una casa abandonada. Ahí se consume lo que ambos sentían por el otro. Finalmente le sigue una promesa para verse al día siguiente, fuera de la tienda donde se detuvieron. A su pesar, Yong sufre un accidente de tránsito al dirigirse a su reunión con Yijie. Mientras este último espera, podemos observar a Yong, por última vez, en el reflejo de la ventana del establecimiento, presentándose como un fantasma que únicamente el espectador puede presenciar, dejando a Yijie solo, esperando y esperando.

Fotograma de Wheels, de Roberto Fiesco.

Wheels es un cortometraje que goza de numerosos puntos a su favor. Entre ellos, el hambre del director por atreverse a contar una historia a través de dos “no actores” extranjeros en un país completamente opuesto al suyo. El resultado final logra mantener la esencia del mensaje, que muchas veces hemos podido apreciar en otros cortometrajes suyos como FisurasTrémulo. Encontramos en él un retrato de la muerte y el último adiós al ser amado; asimismo, nos muestra la conexión entre dos personas que, aunque inmediata, no se ve forzada: vemos cómo crece, sin necesidad de ver algún gesto que invite a pensar en un romance, hasta los sentimientos irresistibles de sus protagonistas.

Es por ello que considero Wheels una obra ampliamente recomendable la cual, a pesar de relatar una historia sencilla, logra atrapar al espectador e invita, por medio de la ambientación, la música, la fotografía y los personajes, a formar parte de la trama y del mundo que ha creado su director.


Esta nota se publicó originalmente en Vertedero Cultural:

Wheels


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