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Texto y Fotos de Luis Dinorín

Puebla, México, 11 de diciembre de 2020 [00:37 GMT-5] (Neotraba)

Estoy cerca de uno de mis lugares favoritos de la ciudad de Puebla. He estado ahí infinidad de veces y siempre salgo del sitio con una sonrisa en el rostro y una deuda pendiente: entrevistar al propietario.

Me introduzco al interior del establecimiento marcado con el 704 sobre la 3 sur.

Las normas Covid-19 indican entrar por el pasillo de la izquierda y salir por el de la derecha después de usar gel y el obligatorio cubrebocas. Un posible comprador me impide acercarme a mi objetivo directamente.

El curioso lector se aleja y entonces lo miro y pienso que debe saber muchas cosas. Al propietario le interrogo si sabía que el 30 de noviembre es el día de las librerías o de los vendedores de libros como él en México.

Me responde que no. Le pido me cuente su historia y la del local. Responde que ya la ha contado muchas veces y le replico: sí, pero a mí no. Y él sonríe y me dice “te la cuento rápido, ahora que no hay mucha gente”.

“Soy Alejandro Díaz. Librero, librero de oportunidad y propietario del bazar de libros Los hijos de Sánchez.

“Mi mamá empezó con este negocio, más o menos ya en un negocio establecido en 1968 –cuenta el librero y explica– el negocio comenzó a las afueras del Mercado 5 de Mayo.

Él se involucra desde niño porque le ayudaba a limpiar y acomodar los libros a Constanza Sánchez, quien con el oficio dio estudios de licenciatura a todos sus hijos.

La primera librería de la familia Sánchez se ubicó en la 4 norte 805. La señora Constanza partió de la vida terrenal en 2001. Su hijo Alejandro queda al frente y cuatro años más tarde se mudó a la dirección donde permanece el bazar desde hace 12 años.

Librería Los Hijos de Sánchez
Librería Los Hijos de Sánchez

“Los libros se compran por pieza o por lote porque así como hay personas que vienen y ofrecen uno, dos o tres, hay quienes traen cajas.

“El género que más se vende aquí es la novela. Tanto juveniles como clásicas. De ahí, los libros de ciencias y filosofía.

“Los criterios que se toman para comprar un libro son la demanda para el caso de las novelas y las características como: editorial, la edición, el autor o las rarezas de ejemplar.

Rarezas entre ejemplares

“Si hay bastantes libros que son raros. El que más tengo el recuerdo es de un libro antiguo del año 1600 que me llegó. Alguna vez con mi mamá llegué a ver un libro del 1500 pero el más antiguo que me ha llegado como librero es ese de 1600.

El vendedor cuenta que el libro trataba sobre la aparición del arcángel San Gabriel.

“Era una pasta como color crema, sin título al frente realmente. Parecía chicharrón. Y las hojas eran muy gruesas como de pergamino. Lo vendí en 13 mil pesos. Lo compro otra persona que también vende libros.

Alejandro Díaz reconoce que en la actualidad hay muchas personas que venden libros y no necesariamente en lugares establecidos como el suyo. Utilizan el internet y también tienen sus clientes pero no dejan de comprarle a él.

“Afortunadamente tengo muchos clientes. Algunos se perdieron con los cambios de la librería y aquí, a esta dirección me llegaron más.

Las secciones de la librería

La conversación avanza y le pido me explique sobre el orden de la librería.

“Está dividida en secciones. De la entrada del lado derecho tengo las novelas empastadas en pasta dura. Abajo viene la filosofía. Del mismo lado, le sigue la colección de Sepan cuantos”.

A ellos le siguen los libros sobre tratados de literatura, la poesía y el teatro. Esa parte del lado derecho la cierra una sección de filosofía.

Adelante están los libros de ciencias sociales, economía, administración, contaduría. Luego los de derecho, teoría política y algunos textos en inglés. Al final, un poco más cerca de la caja se encuentran las ciencias como las matemáticas, física, química y medicina.

En las mesas del centro, en el principio y del lado izquierdo están colocadas las novelas clásicas, contemporáneas y juveniles.

Librería Los Hijos de Sánchez
Librería Los Hijos de Sánchez

De la entrada hacia el lado izquierdo están los libros de historia de México y Contemporánea. Le siguen los de historia universal y los de la historia de América. Continúan los libros de antropología y sociología, además algunos sobre viajes.

La librería también tiene una sección de novelas extranjeras y en idiomas como el inglés, el alemán y el francés.

Llaman mi atención las pilas de libros que no están en el tablero de lo más vendido al entrar ni en los estantes. El vendedor me explica que en ellas hay libros de cine, música y cocina.

En las pilas más cercanas a donde él se encuentra hay libros de esoterismo, yoga, budismo y deportes.

Estamos ya en el fondo de la librería y cerca de donde suele cobrar el intercambio de libros y Alejandro Díaz explica:

“Aquí tengo las colecciones más raras”, me dice y le respondo que conozco la colección de la editorial Aguilar de 1976.

Me responde que a la gente también le gusta la colección de la misma editorial pero de los años 60 porque venía con los cantos dibujados. Uno de esos libros hoy cuesta 800 pesos.

Le interrogó sobre su libro más caro en la actualidad y me dice:

“Tengo la enciclopedia Proteo sobre ciencia. Viene explicada en forma de un cómic”.

Los lectores

Ahora conversamos sobre el cómo se distingue a un nuevo lector de otro con experiencia. El señor Alejandro comenta:

“Las novelas clásicas las leen más por obligación de la escuela que por gusto. Un principiante va a empezar con Best Sellers de moda.

“Nosotros sí empezábamos con novela clásica desde la primaria o secundaria. Los jóvenes de ahora, no. Buscan un Best Seller de acuerdo a su tiempo. Ellos son los que más compran.

Por esta razón desde hace unos 20 años cada vez hay más libros para jóvenes.

Los lectores suelen acudir al bazar en vacaciones pues es cuando se limpian las casas y hay una mayor oferta.

En Los hijos de Sánchez hay promoción en toda la librería al 30 por ciento tres veces al año: La primera en el puente por el 21 de marzo, aniversario del lugar. La segunda en el día internacional del libro y la última en el Buen Fin.

Finalmente, el señor Alejandro Díaz se despide al recordar que su librería sólo usa el internet para promoción del lugar. La pandemia mermó sus ventas hasta en 70 por ciento y sin embargo, el negocio sigue al pie del cañón.

Librería Los Hijos de Sánchez
Librería Los Hijos de Sánchez

Me alejo con mi objetivo cumplido y el último consejo del señor Díaz Sánchez:

“Sólo cambia los libros que no te gusten”. Tal vez porque el señor recuerda las veces que vine a dejar entre 10 y 15 libros para poder completar para un viaje. Salgo del bazar con otra sonrisa y ya sin deuda pendiente.


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