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Por María del Carmen Islas Sepúlveda

Hermosillo, Sonora, 04 de diciembre de 2021 [15:15 GMT-5] (Neotraba)

¿Qué ha sido para mí leer Habitaciones, de la poeta Julia Melissa Rivas Hernández? Eso me pregunto y la respuesta comienza así: El libro mide 11×19 cm., en proporción, pudiera decirse que es una pequeña llave que permite recorrer el territorio de la casa y entrar en el espacio de las habitaciones que la componen. Esto me hace evocar desde la distancia una poética que me deslumbró desde la primera vez que leí Habitaciones y que no ha dejado de deslumbrarme en las varias relecturas que he hecho del libro.

Si decido leerlo abriendo una página al azar, tengo la visión de un déjà vu que recuerda situaciones, circunstancias, anhelos y deseos inconclusos, benévolos espacios o memorias de cínicos espectros que deambulan en espacios que ya no se habitan. Si comienzo a releer el libro, lo hago ya muy tarde por la noche, para que el trajín de mi casa no interfiera con el impacto que me provocan las imágenes que emergen de algunos de sus versos o incluso, de sus “habitaciones”.

Leer Habitaciones, es una experiencia que se sigue sintiendo y después incluso, se evoca. Un sorpresivo encuentro con una encuadernada forma de llavero para abrir habitaciones, espacios que no están en un lugar exacto sino en un rincón de la memoria en la visión de una poeta.

Hay días en que perdemos deliberadamente y, por lo tanto, no podemos hablar del azar, menos cuando en la habitación se está junto a los juguetes de la infancia, justo donde se encuentra a una taza de café vacía; aquella habitación debió verse muy alta desde la mirada de una niña.

Hay muchas evocaciones en cada rincón-poema de este libro, y no hay una ruta en su lectura aun cuando se lea del principio al final, es más bien un espacio fragmentario de la casa que se habita, es el íntimo lugar donde incluso un verso puede sugerir un acorde dramático para un sentimiento que jamás se admitió en esas habitaciones, o en alguna de las que el lector habita, por ejemplo, cuando se dice:

Toda una vida de cavilaciones se
estableció sobre la mesa
Junto a la azúcar derramada

Y si se mira a la página de enfrente se va uno a encontrar con una nueva habitación, tal vez una de paredes deslavadas, quizá donde alguien pensó que en esta casa de ecos y fantasmas es mejor morir solo y decidió que se volviera un verso. Pero solo hace falta dar vuelta a la página para saber que te encuentras en un lugar benévolo, un lugar que la autora, Julia Melissa Rivas Hernández, titula lugar de nadie:

Lugar de Nadie

…donde alguien se pregunta por el paradero de las cosas
en esta casa ancha y escasa de secretos

María del Carmen Islas y Julia Melissa Rivas Hernández. Foto de Manuel Parra Aguilar.
María del Carmen Islas y Julia Melissa Rivas Hernández. Foto de Manuel Parra Aguilar.

Luego la autora nos muestra tanto para pensar, aun cuando en la memoria de la casa sólo se le ve como un todo cuando se la evoca desde fuera o se la ve desde lejos, o cuando se vuelve un escenario:

Y a la brevedad posible
Comprender:
Construir no es habitar
Una construcción solitaria
tiende a llenarse de ecos y fantasmas

Al ser sólo se le aprecia completo si se piensa en la memoria de la casa llena de espectros, pero sola sea en un fastidio de mentir aun cuando cínicamente, y sin misericordia, la recorren una inmensidad de respiraciones, y en el día de los sentidos cuando recordamos perder deliberadamente. Por ello, cada poema es un “es-pacio-habitación-es” que requiere de su propia llave, sobre todo cuando alguna habitación no tiene puerta y están tapiadas las ventanas.

Sin embargo, también me pregunto: ¿Qué representa esta obra en el concierto del trabajo de las escritoras mexicanas? Habitaciones es un concierto de fragmentos deslumbrantes y esclarecedores que nos muestran espacios del ser, de una mujer, o desde la visión de una mujer que parecen nuevos, pero que pudiéramos haber habitado alguna vez porque ya están en nuestros recuerdos y en las evocaciones de la genealogía de nuestras mujeres.

Cada página es una puerta de esa casa hecha de fragmentos, amalgamados a veces levemente, perfilados otras; incluso a veces son siluetas, o sensaciones, o aplazamientos, o determinación pura por reconocer verdades implacables que no podrán soportar más tiempo sin decirse.

Es Julia Melissa Rivas Hernández quien ha sabido tomar la voz para decirlo con esta forma propia y única donde la autora expresa la potencia de un valor para aceptar la imperiosa necesidad de que no se puede evadir la realidad física, sino que se debe seguir ese camino para evidenciar la manifestación de nuestro ser y, en ello, definir nuestra posición poética y pertenecer así al concierto de las voces valiosas entre las escritoras mexicanas.


María del Carmen Islas Sepúlveda. Poeta. Miembro del Colectivo Internacional Cautivos por las Letras y las Artes. Profesora del Instituto Tecnológico de Hermosillo en el área de Sistemas y Computo e Informática. Desde hace cinco años trabaja en proyectos enfocados a promover un ambiente de inclusión a personas Sordas y discapacitadas, en el 2017 recibió los reconocimientos Excelencia Académica por parte del Instituto tecnológico de Hermosillo. Reconocimiento como Persona Física con Impacto en la Sociedad por parte del Instituto tecnológico de Hermosillo, Reconocida por parte del Gobierno del Estado de Sonora como Mujer Sonorense de 100. Participó en el VI Encuentro Edmundo Valadés.

María del Carmen Islas y Julia Melissa Rivas Hernández. Foto de Manuel Parra Aguilar.
María del Carmen Islas y Julia Melissa Rivas Hernández. Foto de Manuel Parra Aguilar.

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