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Ciudad Universitaria foto de Santiago Arau
Ciudad Universitaria foto de Santiago Arau

 

Por Iván Gómez (@sanchessinz)

 

I

Bastaría con ver las fotos que se han publicado para entender la gravedad del asunto: jóvenes golpeando a jóvenes; los alumnos gritando corran, corran, y los porros mostrando los dientes amarillos en la sonrisa que antecede a las bombas molotov. O a la intimidación con las navajas. Sí las usaron. Y golpearon a puño y con palos a otros. Las caras llenas de sangre, cortadas en los brazos, muchos llorando, otros corriendo, conscientes de que la libraron pero dejaron atrás a sus compañeros. ¿Cómo se explica que estudiantes huyan dentro del campus de la Universidad Nacional? ¿Y a dónde? Si los ataques ocurrieron a la luz del día. ¿En quién confiar? ¿De quién huir? ¿Hasta cuándo será peligroso ser joven?

Lunes 03 de septiembre, estudiantes del Centro de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco llevaron sus protestas a la explanada de rectoría como otra de las actividades que han realizado en las últimas dos semanas del paro estudiantil que llevan a cabo. Esto para que sean atendidas sus exigencias, entre ellas: esclarecimiento del presupuesto escolar, asignación de más profesores, reorganización de grupos para disminuir la saturación, restauración del mural del colegio (realizado por alumnos).

 

Minutos después de comenzada la protesta arribaron al lugar 3 grupos porriles conocidos como “Treinta y dos”, del CCH Azcapotzalco; “3 de marzo”, del CCH Vallejo; la “Federación de estudiantes de Naucalpan” entre otros. Al siguiente día los medios informaron (gracias a las cámaras de seguridad de la CDMX) que el grupo fue trasladado desde el Estado de México en camión, evidenciando que se trató de una acción premeditada, la orden “vino de arriba”, como declararía un líder porro a Excélsior (clic).

 

II

El medio más eficaz para comunicar rápidamente son las redes sociales. Tal y como pasó luego del temblor o en los eventos más significativos de los últimos años. La noche del lunes las diferentes facultades, CCH’s, prepas, escuelas –incluidas las que están distribuidas fuera de la CDMX– y las facultades de estudios superiores (FES), convocaron a asambleas estudiantiles para decidir qué acciones se llevarían a cabo en solidaridad con el CCH Azcapotzalco y cuál sería la exigencia para frenar los diferentes actos de violencia, que se han intensificado en los últimos años dentro de la universidad.

 

Ciudad Universitaria foto de Alejandro Meléndez Ortiz
Ciudad Universitaria foto de Alejandro Meléndez Ortiz

 

Martes 04 de septiembre, 1 pm, las preparatorias José Vasconcelos y Antonio Caso, todos los CCH’s (Azcapotzalco, Naucalpan, Oriente, Sur y Vallejo), FES Aragón, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Economía, Psicología, Filosofía y Letras, el Centro Universitario de Estudios, Cinematografía, la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción y la Escuela Nacional de Trabajo Social ya están en paro, unos de 24 horas, otros de 48 y las más prolongadas hasta el viernes 07 de septiembre. Las asambleas siguen deliberando qué actividades se llevarán a cabo en ese lapso. Se habla de una marcha.

 

Durante el paro los alumnos toman el control de las instalaciones, con todo lo que eso significa: la limpieza y mantenimiento queda a su cargo, lo mismo que la seguridad: se arman las primeras brigadas de vigilancia, también alzan la mano las personas que se ofrecen a quedarse en las aulas: el paro no finaliza con el día y se necesitan personas que cuiden del lugar durante la noche.

 

Los diarios arrojan las primeras notas. Avanzan las horas y más planteles se declaran en paro. La noticia se comienza a difundir aún más que los hechos que los ocasionaron; muchos alumnos aprovechan para mostrar sus ideales, aparecen personas con playeras que lleva la mítica estrella roja; varios profesores se unen activamente al paro: alientan con discursos que incitan a la subversión.

 

En las calles no faltan los que se preguntan: ¿tanto alboroto por unos porros?, y en las asambleas pareciera que les contestaran: “no se trata sólo de lo ocurrido ayer, esta es solo la gota que derramó el vaso. Ya basta de tanta violencia en la universidad, no puede ocurrir más violencia de género –que ha desembocado en feminicidios–, basta del narcomenudeo, de la indiferencia de las autoridades. En el ’68 se manifestaron, luego vino el ’71, en el ’99 por la autonomía, en 2014 por Ayotzinapa, y ahora pedimos, exigimos que se frene la violencia”. Los gritos de Goya surgen a cada momento: los brazos se alzan enérgicos con el puño en alto, los gritos retumban, las expresiones son poderosas, resonantes; los ojos bien abiertos, el ceño fruncido, la boca abriéndose y cerrándose.

 

Pocos gritos han unificado y dado identidad a tanta gente.

Ninguna voz se escucha más que otra. Los líderes innatos toman el control de sus planteles sin dejar de escuchar a sus compañeros. La seriedad no se va pero hay espacio para reír, abrazarse, ver en el otro a un compañero, a un amigo en el cual confiar si se presentase un momento delicado. Los que fuman comparten el cigarro, las opiniones son respetadas, se hacen sugerencias y se asignan roles.

Ninguna voz se escucha más que otra.

9 de la noche. La información actualizada arroja que a lo largo del día se unieron al paro el resto de escuelas preparatorias (Gabino Barrera, Erasmo Castellanos, Justo Sierra, Vidal Castañeda, Ezequiel Chávez, Miguel Schulz, Pedro de Alba), FES Acatlán Cuautitlán, Iztacala, Zaragoza, la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia, también las sedes que están fuera del área metropolitana alzan la voz: la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) unidad Morelia, Mérida, León y Juriquilla, declaran que desde la lejanía la solidaridad es grande, la Escuela Nacional de Antropología e Historia, la facultad de Medicina, Química, Ingeniería, Derecho, Contaduría y administración, Música, Veterinaria y Zootecnia…

Las magnitudes del paro indudablemente evocan a los días del ’68. Se hace mucho énfasis en que las agresiones ocurrieron muy cerca de la conmemoración de los 50 años.

 

Las opiniones en Facebook se diversifican; Medicina llevaba mucho sin declararse en paro, debe ser muy serio el asunto; ex alumnos ven con buenos ojos tanta solidaridad y lo expresan en largos post de Facebook; megamarcha mañana; la etiqueta #UNAM se hace tendencia.

 

Quienes cuidan los planteles durante la noche se cubren la espalda con una manta, alguien prepara café, el olor a cigarro se intensifica.

Al finalizar el día los medios declararon más de 40 planteles en paro.

A través de Facebook se difunde la marcha masiva de la Ciudad de México: 1:15, de Ciencias Sociales a la Torre de rectoría.

 

III

Ciudad de México

Yo estuve ahí. Ni de chiste me voy a ver en la foto. Los primeros datos hablan de ocho mil personas… no, yo digo que éramos más. Parecemos hormiguitas. Pero unas hormiguitas chingonas que quieren hacer algo.

 

Mi mamá tenía mucho miedo de que fuera. Ella es joven, sabía que no me debía frenar. Sí, sí, yo también salí a marchar, y era la sensación más llenadora gritar al lado de tus amigos, con harto enojo… nos daba tanta esperanza saber que íbamos tantos. Y el miedo nos hizo precavidos. Muchos amigos… pues no iban, no los dejaban…. ve, pero cuídate mucho, hija. Confía en tus amigos más que en nadie y sospecha de cualquier persona que veas rara.

 

Ella no es de esas mamás que te dan la bendición antes de salir, y sin embargo lo hizo esta vez. Tenía razón: no hay nada como gritar la porra con tus amigos.

 

Foto de Frida Mesa Toribio
Foto de Frida Mesa Toribio

 

¿Ya viste wey que los del Poli y la UAM se unirán a la marcha? En la madre, se va a poner bien intenso. Esos cabrones del Poli son bien chingones.

 

El maestro se la rifa. Una cosa es motivarnos en las aulas y otra salir a la calle con nosotros. Está bien cañón que seamos tantos.

 

¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta que camina! ¡La lucha estudiantil por América latina!

 

La neta sí se me puso la piel chinita cada vez que gritábamos la porra.

 

No. Lo que a mí me sorprendió fue ver a padres en medio de tantos compañeros. Era como de “sí, sí, marchen, exprésense, pero no los dejaremos solos, si algo malo pasa, aquí estaremos.”

Algún día seremos padres, ¡no mames!, ¿te imaginas cuando les toque marchar a nuestros hijos? ¿Cuándo nosotros ya estemos ancianos y los veamos salir bien decididos a exigir un lugar mejor? Todos los años y todas las generaciones que nos hemos expresados resumimos nuestras exigencias en eso: ¡queremos un pinche lugar mejor para vivir!

Nosotros vamos a envejecer y quizá logremos un cambio. Pero llegarán más necesidades y habrá quienes alce la voz. Es como si la revolución fuera un proceso perpetuo que no se acaba.

 

Oye, má, ¿ya viste las fotos de la marcha? ¡Dicen que éramos 30 mil!

 

Tengo entendido que en el ’68 se llamaban camarada, si tú no conocías al otro, igual era tu camarada. Ahora es compañero; ni idea de quien sea él pero está aquí con nosotros y se ve sediento, ¡y cómo no si el recorrido agota! Compañero, ¿no quieres agua?

 

¡No somos porros, somos estudiantes!

 

Los sonidos que hacen nuestros pies son la música de fondo que acompaña nuestras consignas.

 

Tanto que critican a nuestra generación y ve todo lo que podemos hacer para apoyar a nuestros compañeros.

 

¿Vamos a caber tantos en la explanada?

 

-Nos vamos a quedar sin voz.

-Tú grítale, tú grítale.

 

¡Pública y gratuita!

 

ENES Unidad Morelia

“Con todo menos con miedo”, era la frase que nos repetíamos. “Con todo menos con miedo, compañeros”… 50 años de Tlatelolco. ¿Cuántos eventos desde entonces?, ¿y de qué no nos hemos enterado? ¿Por qué seguimos haciendo manifestaciones? ¿Por qué no atienden nuestras exigencias? ¿Por qué no tenemos miedo a ser heridos? Porque en nuestra sangre corre el legado de aquellos estudiantes que murieron defendiendo sus ideales.

La marcha está por comenzar. Se nos impone la estatua de Lázaro Cárdenas[1] que mira hacia la nada, como si divisara el horizonte de un país que ya no reconoce. También nosotros sabemos imponernos. Oficiales de tránsito se acercan a un grupo de compañeros, les sonríe y les devuelven el gesto; luego les da la mano a cada uno. Patrullas y motociclistas ya se alistan para escoltarnos, ¿habremos de tenerles miedo?

 

Marcha en Morelia foto de Frida Mesa Toribio
Marcha en Morelia foto de Frida Mesa Toribio

 

Terminan de alistar los carteles. “Fuera porros de la UNAM”. “NO DEJEMOS QUE LA VIOLENCIA SE NORMALICE”. “LA LUCHA DE HOY ES POR EL FUTURO DE MAÑANA”… los organizadores con los rostros fatigados –producto de la guardia nocturna– pero los ojos llenos de brío dan las ultimas indicaciones. Compañeros, no pierdan de vista en ningún momento a los que van a su lado, si alguien se llega a sentir mal, avise, hasta atrás tenemos gente con botiquines. Recuerden que a la catedral será en silencio. Y una vez allá se empezarán a gritar las consignas hasta llegar al Centro Cultural. Y en efecto, en los primeros kilómetros no hay ruido; un silencio abrumador frente al ruido del centro de la ciudad un miércoles como cualquier otro. A las orillas reparten volantes a los espectadores con información de la protesta.

En Morelia las marchas son frecuentes, al grado de hacerse una o dos por semana. La gente está harta de éstas, y pese a eso veían nuestro movimiento silencioso con interés, algunos hasta con cierta admiración.

 

Mientras más nos acercábamos al cuadrante central alzábamos la mano con la señal de paz; y las torres de la catedral se divisaban a lo lejos como una pintura impregnada en el aire.

Nadie iba con la mirada baja, sino al frente, con el semblante retador y a la vez pacífico. Con la juventud en los ojos.

 

 

Morelia foto de Frida Mesa Toribio
Morelia foto de Frida Mesa Toribio

 

Estaba a punto de finalizar la parte silenciosa, últimos pasos, había más gente retratándonos. En el centro –en cualquier centro– pareciera que siempre hay personas con su cámara esperando a que algo extraordinario suceda.

Al llegar a la catedral nos detuvimos. El grito fue imponente:

 

México. Pumas. Universidad. ¡Goya! ¡Goya! ¡Cachún, cachún, ra, ra! ¡Cachún, cachún, ra, ra! ¡Goya! ¡Universidad!

 

Luego continuamos la marcha gritando consignas.

 

[1] El monumento a Lázaro Cárdenas (Calz La Huerta 189) es un punto emblemático en la ciudad de Morelia.

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