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Isis Samaniego. Foto de Óscar Alarcón
Isis Samaniego. Foto de Óscar Alarcón

 

Entrevista a Isis Samaniego

Por Óscar Alarcón

 Julio 2015

 

Óscar Alarcón. ¿Cómo transitas de los colectivos, como Óclesis, a Ediciones Ají?

Isis Samaniego. Me he dado cuenta que el problema de trabajar en colectivos siempre trabajan uno o dos y los otros siempre se duermen en sus laureles. De pronto Hugo Coronel, que era quien movía Óclesis, nada más movía lo suyo. En ese tiempo hubo algunas puestas en escena pero eran de la obra de él. Estaba muy bien pero los otros… Era como el patriarca y los otros nada más le ayudamos.

Llega el momento en el que dices “wey, también hay mucha chamba que hacer y no esperar a que él nos diga qué”. Entonces cuando truenan como colectivo y yo dejo de asistir, ¿para qué te sirve la edad si no es para darte cuenta de que estás pendejeando?

ÓA. De Óclesis al Ají estuviste haciendo otras cosas.

IS. Después de Óclesis me fui a Xalapa y de ahí me jaló el colectivo Adictos a la poesía, y a partir de ahí saqué mi trabajo a pasear. Gracias a Adictos a la poesía me fui a España representándolos a ellos, a Xalapa. Empiezo a moverme por ahí y presento el libro en Huelva, en Sevilla, en Madrid y me antologa la Universidad de Huelva, pero es eso: dejo de asistir a los colectivos pero me di cuenta de que esto iba muy lento.

Cada uno tiene caminos distintos, qué bueno que haya caminos distintos pero uno tiene que hacer su propia chamba. Después de que Adictos a la poesía truena, doña Mirna Valdés, que es una defeña, me empieza a jalar y hacemos recitales y algunas cositas, en ese entonces a ella le publicaba Verso Destierro.

Cuando regreso de España traigo las ideas de hacer este tipo de libros porque a allá estaba pegando con todo, y la idea es parecida a la de muchas editoriales entre ellas la Ultramarina, que hace libros parecidos a los nuestros con la diferencia de que ellos pintan la portada, como todo el movimiento cartonero y con todo el diseño de un libro. Me acuerdo mucho que sus libros costaban 25 euros, yo no los podía comprar pero para España no estaba mal el precio y vendían como pinche pan caliente. Yo llevé mi libro La emboscada y decía que lo iba a dar en 5 euros y me dijeron “no, no, no, si lo das en 10 o en 15 euros te lo compran.

Me acuerdo mucho que en Madrid vendí 5 libros en 15 euros y con eso viví toda la semana, ¡imagínate!

Estos colegas vendían sus libros en 25 euros. De hecho ahora que María Villatoro se fue a España le dije: “María, de una vez te digo que estos libros los tienes que dar entre 20 y 25 euros y te los van a pagar”, y sí se vendieron.

Ediciones Ají la hacemos entre Paloma Villalobos y yo. A ella la conocí en un chupe, ya sabes que ahí conoces a mucha gente. Paloma acaba de regresar de hacer un máster en Barcelona y platicamos, ella en la parte editorial y yo en el diseño.

El diseño de los libros de Ají es una combinación de un libro de 1947 y otro que hizo la Universidad Veracruzana en los 80, que en esa época la UV sacó una colección de libros en papel de estraza y en mina gris. Alguna vez cayó en mis manos uno de Vicente Quirarte y vi el de 1947 y me dije que quería una cosa parecida. Mis libros son la versión de esos dos libros. Ya no hay grabado, porque el de 1947 estaba grabado todo, me decían que estaban hechos con bloques de metal, y el de Vicente Quirarte lo hicieron los de la Facultad de Artes y todo está en serigrafía.

Resulta que hago la combinación y queda éste: Aquario, que ya se agotó y ahora está por salir la primera reimpresión.

Portada de Aquario. Foto de Óscar  Alarcón
Portada de Aquario. Foto de Óscar Alarcón

 

ÓA. ¿Cuántos se tiraron?

IS. 100. Todos los tirajes de mi editorial son de 100.

 

ÓA. ¿Por qué decides regresar a la ciudad de Puebla después de tu viaje a España?

IS. Porque me di cuenta de que en México tenemos mucho potencial. Nuestra vida es muy barata en comparación de la vida europea. Todo mundo me decía que por qué no me queda en Europa, tenía unos amigos gays que me decían “cásate con uno de nosotros y te quedas aquí”, pero la vida es carísima. A mí no me gusta matarme, matarme para vivir se me hace una hueva. Prefiero trabajar a mis tiempos y vivir bien con lo necesario.

En Europa no pude comprar fruta. En todo el tiempo que estuve creo que me comí una manzana y un plátano pero era porque me los regalaban, no los pude comprar porque es muy cara la fruta. Cuando regreso aquí me digo “yo no entiendo a la gente que se quiere ir a Europa”, aquí vives con 200 pesos a la semana. Aquí puedes comer carne, verduras, frutas las que quieras. Te vas al mercado de la 18 y te traes una canasta de frutas exuberante. Un café en Europa costaba 4 euros en Paris, 5 en Roma… En nuestro país se puede hacer mucho y se puede vivir bien con lo que haces.

Lo que nos ha pasado es, y no cabe duda, es que estamos muy cerca de los Estados Unidos. Nos hemos vuelto muy consumistas y todo el mundo quiere tener el mejor teléfono, pantalla plana… ¡Qué bueno! Pero cuando te das cuenta de que puedes vivir de otras formas y bien, comiendo bien… De eso también me he dado cuenta: tenemos muy malos hábitos alimenticios, y la mala alimentación merma tu salud y tu intelecto. A partir de eso me di cuenta de que aquí se puede hacer mucho.

 

ÓA. Regresas a Puebla, conoces a Paloma y hacen Ediciones Ají, que no es una cartonera, ¿cómo podrías definir Ediciones Ají?

IS. Antonio Orihuela, el poeta español al que editamos, dijo que era el primer libro cartonero bonito que le hacían. Pero no es un libro cartonero porque no es cartón, parece por el papel. Los libros de Ají los puedo definir como libros alternativos hechos en materiales ecológicos… son libros cartoneros estilizados.

 

ÓA. Conservando los toques artesanales, son libros objeto.

IS. Todo el libro está serigrafiado, cosido y pegado. Es un libro hecho a la usanza antigua. Su hechura tarde cerca de dos meses.

 

ÓA. Los libros de Ediciones Ají no tienen ISNB, con el número podrían entrar a librerías grandes como El Sótano, Gandhi o Profética, pero esa no es la intención de Ají, ¿cuál es la intención?

IS. Algún día presentamos un libro en Profética y José Luis Escalera vio nuestros libros y dijo “oye qué bonito está tu libro, ¿por qué yo no lo vendo?”. Y le dije “ustedes no lo venden porque cobran el 40% sobre el precio del libro”, es un libro de 120 pesos, ¿cuánto le tengo que subir para que lo vendan ahí? o ¿cuánto me tienen que dar para que se queden con el 40%? Por eso es que no hemos querido acceder a esas librerías porque sabes cuánto cobran.

Ser una editorial independiente tiene mucho que ver con la protesta social. Yo no tengo ganas de pagarle impuestos a alguien que no está trabajando, a alguien que se está haciendo wey y se está robando mis dineros públicos. ¿Por qué tú tendrías que pagar algo que al menos que vendas 10 mil libros te llevas una ganancia? En verdad quien se lleva el billete son las grandes librerías, no soy yo como editorial, ni el autor. Quien se lleva lo más grande es el distribuidor. Las grandes librerías.

Como autor no me interesa estar en Sanborns, yo paso sin ver. Qué bueno que haya gente que le interese que sus libros se vendan en Sanborns. Yo estoy en el rollo de colectivizar el conocimiento, y esa es mi vena zapatista. ¿Por qué para todos todo y para nosotros nada? Todo se tiene que colectivizar.

Adictos a la poesía tenía un slogan que me gustaba mucho: “Hay que colectivizar y socializar la poesía”, a partir de eso habrá más lectores de poesía. Adictos a la poesía llegó a tener un público de 60 personas, desde niños de 7 años que ya escribían hasta ancianos de 70. Sí funciona. Sí se puede socializar la poesía.

Este libro dice: “prohibido prohibir la reproducción de este libro”. Yo no gano porque venda mil libros, lo que me interesa es la difusión.

Portada de Aquario. Foto de Óscar  Alarcón
Portada de Aquario. Foto de Óscar Alarcón

 

ÓA. ¿Cuáles son las colecciones de Ají?

IS. Chile morrón y chile verde. Iniciamos como una editorial netamente de poesía. Apenas este año incluimos la colección de narrativa, que es chile morrón. Arrancamos sólo con poesía porque tiene mucho que ver con la política, con un estar en el mundo. El poeta no sólo es poeta porque sí, el poeta quiere que la palabra se escuche, y al mundo lo que menos le importa es la palabra. Ese es el chiste de empezar con poesía, y hacer que la poesía se venda.

 

ÓA. En este año y medio de Ediciones Ají, ¿se vende la poesía en Puebla?

IS. El libro Aquario ya va en su primera reimpresión, en este mes.

 

ÓA. ¿Tenemos públicos perezosos?

IS. Así es. O a menos que hagas un recital y le llegues a la gente, que también es otra cosa. ¿Qué pasa con la poesía que no llega a toda la gente? De pronto descubres poetas que escriben para cierto tipo de gente y ellos van por la vida diciendo “a huevo, yo escribo para gente que mínimo tiene prepa, universidad”, pero para que se difunda la poesía no puedes andar así por la vida porque entonces en realidad qué es lo quieres, ¿ganar dinero?, ¿andar como juglar en las calles difundiendo lo que quieres que la gente conozca? Nuestra apuesta es esta: no nos vamos a enriquecer haciendo esto, eso lo sabemos. Queremos que se difunda y que la gente sepa que en Puebla se están haciendo muchas cosas, en Puebla hay muchos poetas pero nadie los conoce. Sólo los conoce la Academia si son de la BUAP, la IBERO.

 

ÓA. ¿Quiénes son los escritores que integran el catálogo de Ediciones Ají?

IS. El primer poemario es el mío, después Antonio Orihuela, María Villatoro, en un mes viene el de Paloma y el de otro poeta español: Felipe Zapico. En narrativa viene la colección chile piquín de minificción, con un libro que saldrá en agosto con 13 minificciones y 13 grabadores.

Estamos en espacios alternativos: en Casa de Sal, en la librería Intelecto Shop, en Librería Etcétera, en la Rueca de Gandhi en Xalapa y en pequeños espacios.

 

ÓA. ¿Te da miedo fracasar como editorial?

IS. No, porque para empezar no somos competencia. Si fracasamos es porque no trabajamos, fracaso en lo editorial no lo creo porque hay poca gente haciendo libros, poca gente seria. Todo mundo puede hacer libros, lo he visto aquí en Puebla, que un día sacan un libro y se tardan uno o dos años en sacar otro.

Soy gente que se esclaviza mucho, me gusta estar dándole al martillo, no me gusta andar mamando sólo con un libro. Era lo que te decía al inicio, ¿para qué te sirve la edad? Para tomarte en serio y nada más.

 

Ediciones Ají está en: https://www.facebook.com/ediciones.aji

 

Isis Samaniego. Foto de Óscar Alarcón
Isis Samaniego. Foto de Óscar Alarcón
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