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Por Víctor Roura

Todas las fotografías fueron tomadas de la cuenta de Facebook del Centro Nacional de Danza Contemporánea

Ciudad de México, 11 de mayo de 2023 [16:40 GMT-6] (Neotraba)

Una decisión privada

El problema no es nuevo si bien se ha recrudecido: el Centro Nacional de Danza Contemporánea (Cenadac), fundado por Guillermina Bravo (1920-2013) en 1991, se halla, desde principios de mayo, en paro de labores por el adeudo nominal a cuatro decenas de trabajadores de dicha escuela de baile (empleados, por lo que sé, supuestamente imprescindibles), asunto que no se ha podido reparar pese a una supuesta bolsa económica para erogar los gastos, misma que dejaría en la bancarrota al recinto cultural que, desde su inicio, no recibe apoyo oficial sino sólo una mínima parte, menos de un millón de pesos anuales, del Sistema Estatal de Cultura, según se ha notificado en medios como La Jornada.

De ahí el supuesto de su posible difuminación, ya que justamente a mediados de año no puede políticamente modificarse el presupuesto para aligerar el hondo problema financiero que ciertamente padece el Cenadac.

El periodista Mario Bravo Soria, al platicarle el asunto, puso de inmediato manos a la obra poniéndose en contacto con el aparato estatal de Cultura para saber su opinión sobre el calamitoso estado de salud cultural en Querétaro, enviándome el siguiente reporte: “El día 8 de mayo, desde la Ciudad de México se llamó telefónicamente a la Secretaría de Cultura queretana, específicamente al área de Comunicación Social. En dicha conversación, César Aguilar informó que Verónica Beatriz Piñón, encargada de tal departamento, no se encontraba en su oficina pues debió presentarse en un evento. Al preguntarle al funcionario sobre la presencia de alguien más que pudiera brindar un posicionamiento oficial acerca del posible cierre del Centro Nacional de Danza Contemporánea, Aguilar expresó:

–Cuando vino [Verónica Piñón], le comenté que usted había marcado y le comenté del tema por el cual marcó. Me comentó que la Secretaría de Cultura del Estado de Querétaro ha apoyado al Cenadac para que no cierre; pero al final, si llegaran a cerrar, esa decisión sería directamente con ellos… Incluso, me dijo que en la publicación de Facebook viene el número de contacto del Cenadac… Entonces, yo creo que podrían ponerse en contacto con ellos”.

Eso fue todo: la responsabilidad de su permanencia o de su clausura, en todo caso, pertenece al propio Cenadac, no de las autoridades de la Cultura estatal, según las mismas autoridades culturales, de manera que el destino de este centro danzario, en efecto, es dudoso… a menos que intervengan las manos federales.

(¿Y cómo no iba a ser todo si, a final de cuentas, la Secretaría de Cultura local no está obligada a reparar el daño siendo el Cenadac una empresa privada sólo con vinculaciones, hasta hoy, con las dependencias oficiales por su rubro cultural?)

Abordo a don Alberto Dallal, respetado crítico de la danza en México –autor de un libro reciente editado por la UNAM sobre precisamente Guillermina Bravo–, para saber de sus impresiones acerca de esta dificultad presupuestaria cultural queretana.

“¿Cómo no impulsa Querétaro el Centro de Guillermina Bravo igualmente ejemplar?”

–Aunque no es una certeza aún, se dice que los políticos de alto rango, como el propio gobernador Mauricio Kuri González, desean quizás ahorrar parte de su presupuesto cancelando, para comenzar, la escuela de danza en Querétaro. ¿Es posible esta vileza cultural?

–No se trata de un fenómeno recién creado, sino de la institución que Guillermina Bravo, para erigirla y organizarla, desarrolló pesquisas súper especializadas (gracias a sus enormes conocimientos no sólo de los mecanismos de la danza, sino de toda la cultura y las artes en todo el país). El Centro debería llamarse Centro Nacional de Danza Contemporánea Guillermina Bravo y para solucionar esta situación debe recibir apoyos nacionales y concentrarse en el desarrollo de todo un género. Debe hablarse (y así ocurre ya en todo el mundo) de Danza Contemporánea o Danza Contemporánea de Concierto, de igual manera que se habla de Ballet Clásico (una redundancia) o de danza popular urbana o de danza folklórica.

En la República Mexicana, diseminadas en varios estados, hay siete u ocho compañías independientes (sí, naturalmente, subvencionadas por sus estados) de danza contemporánea que deberíamos ver, admirar, criticar o apoyar en todo el país. Bravo y el Ballet Nacional de México en su larga trayectoria y en sus presentaciones en todo el país, junto con el Ballet de la Universidad de Gloria Contreras, llevaron en sus ininterrumpidas acciones más público a la danza de concierto en sus respectivas existencias que todos los demás tipos o géneros de danza juntos: el público de estas dos compañías es un público sabio informado, crítico y, como debe ser, querendón y pasional. Ningún gobernante de ningún estado o país puede decidir los avatares de este fenómeno como ni tú ni yo podríamos decidir motu proprio sobre la existencia (presente y futuro) de la narrativa cuentística o novelística nacional. Querétaro debería sentirse muy muy orgulloso de contener el Centro de Guillermina Bravo. Y apoyarlo y extender sus influencias. Repito: se trata de un género dancístico, no de una academia de danza particular. Si el gobernador no quiere o no sabe tenerlo debe negociar nacionalmente dónde pasarlo para recibir apoyos suficientes.

“Estoy muy extrañado que el gobernador no organice el Centro. Resultó muy ducho e inteligente cuando en los inicios de su gobierno le pusieron una trampa enorme en un partido de futbol y él, callada y paulatinamente, estudiando mediante videos los avatares del juego, castigó y expulsó a los granujas culpables. Querétaro es un estado ejemplar para cualquier partido político. ¿Cómo no impulsa el Centro de Guillermina Bravo igualmente ejemplar?

“Y te voy a revelar un secreto que me agobia: conoces mis enormes preocupaciones por los danzantes indígenas siempre descalzos; pues bien, hace muchísimos años cuando cubría la fuente de danza para el Reforma fui invitado por Julieta Campos, esposa del gobernador de Tabasco (Gonzáles Pedrero), para que un grupo de observadores viéramos (y comenzáramos a admirar) y visitáramos a los danzantes indígenas del estado. Nos los reunieron, descalzos, echaban maromas, corrían y saltaban, gemían: eran más bien una pléyade de danzantes contemporáneos y te aseguro que eran al mismo tiempo mendigantes y eruditos: bailaban con todo el cuerpo, saltaban y me miraban como preguntándome algo. Noté que Julieta nos había llevado a propósito. Guardo el cartel enmarcado del evento. Quien nos guiaba por ese campo, junto a un río, era un joven guía amable, moreno y más bien observador y callado. En México escribí y publiqué mis impresiones. Creo que titulé la nota ‘Con los indígenas no te metas…’ Me resultaron más contemporáneos que los profesionales de la época. Uno de estos días me presentaré en la mañanera y le preguntaré al presidente si era él ese joven guía. Si lo fue, no entiendo por qué no nos reúne con todos los danzantes indígenas del país en la Plaza de la Constitución un buen día de estos: entenderíamos mucho acerca de nosotros mismos… Y al gobernador de Querétaro le diría: tiene usted allí algo de lo que en el mundo hay muy poco: danzantes que no pueden tener otra razón de ser sino ser danzantes”.

“Ese centro de danza queretano es un núcleo fundamental y profesional”

–Efectivamente, no se ahorraría nada el gobierno queretano cancelando el Cenadac porque nada le otorgaba económicamente, y aunque no es nuevo este desinterés ya que desde el inicio del centro danzario los gobernantes ni siquiera lo contemplaban con el rabillo del ojo, ¿no podemos hablar de un desprecio cultural político al ignorar un recinto danzario de enorme importancia incluso internacional?

–El mundo en general ya no permite la falsa ignorancia de que “no me doy cuenta” o “México es un país de artistas per se y por tanto todo se va acomodando”. Los mismos acontecimientos te van indicando: o nos organizamos para mejorarlo todo o mejor no le entramos. Cada acción artística tiene sus peculiaridades, exigencias y participantes apoyados y desarrollados. La cuestión política nos ha ido señalando rutas, porque cualquier tipo de organización viene a ser una acción política. Si se han roto las esclusas que no permitían la plena expresividad artística pues recordemos que México, históricamente, es país de artistas creadores. En todos los ámbitos los artistas requieren de elementos que los hagan profesionales… Vivimos afortunadamente una era de especializaciones y por ende los políticos, como los periodistas, están obligados a funcionar profesionalmente: un centro de capacitación y desarrollo dancístico es un núcleo profesional lleno de requerimientos. Tú y yo sabemos que el periodismo se hace cada vez más marcadamente concentrado y profesional. ¿Por qué no se analizan los fenómenos artísticos y políticos de igual manera profesional y especializada? Ese centro de danza queretano es un núcleo fundamental y profesional. ¿No podrá organizarse y reorganizarse, funcionar, de igual manera profesional?

“Los estadistas y políticos tienen la obligación de detectar lo excepcional de la manera más sencilla”

–¿Por qué justo en estos momentos se incendia esta situación laboral cuando desde un principio se había carecido de los elementales derechos pecuniarios de los trabajadores?

–Los estadistas y políticos tienen la obligación, siempre actualizada, de detectar lo excepcional de la manera más sencilla –finaliza Dallal. ¿No podrías señalarle tú profesionalmente al gobernador la necesidad vital de ese Centro? Yo estaría dispuesto a desplazarme para explicar y discutir la necesidad histórica de evitarle quebrantos al Centro de Guillermina Bravo. Y de paso dar una conferencia sobre la vida y obra de esa nuestra gran bruja. Estoy seguro de que hasta el gobernador estaría encantado oyendo lo que tengo que decir. Y puedo dedicarle mi libro sobre Guillermina Bravo y el Ballet Nacional de México. No puede negarse a hacerme caso so pena de que tan bella e histórica ciudad como Querétaro quede mal parada. Antes de escogerla como ciudad sede, Guillermina recorrió y estudió la República entera y todas sus poblaciones. Y la Bruja nunca se equivocaba. Gran creadora y Tremenda mujer.

Sólo por solidaridad

Finalmente, José Antonio Gurrea, el director del portal informativo LaLupa –cuya sede se halla precisamente en Querétaro–, me remite el siguiente informe:

La Secretaría de Cultura de Querétaro (Secult), a cargo de Marcela Herbert Pesquera, ha sostenido dos encuentros de diálogo con el director del Centro Nacional de Danza Contemporánea (Cenadac), Orlando Scheker.

El más reciente, el lunes 8 de mayo, en los cuales han salido a relucir estos cuatro puntos nodales:

a) La Secult entregó la constancia de apoyo al Cenadac, consistente en 900 mil pesos. El tiempo estimado de entrega es de máximo un mes.

[Resulta interesante este dato, ya que la cifra forma parte del presupuesto establecido anual (¿o será mensual dada la pequeña aportación para el salario de, por lo menos, 40 trabajadores?, ¿o acaso, no incluyendo a la directiva de la academia dancística, gana cada uno algo así como 15,000 pesos cada mes?, porque si la entrega de los 900,000 pesos es anual entonces cada empleado ganaría, si ese dinero se destina a la mensualidad pecuniaria de cada asalariado, menos de 2,000 pesos mensuales, lo cual es una verdadera minucia…) desde la apertura de la escuela, de modo que extraña que a cinco meses de haber comenzado 2023 aún ese monto económico no esté en las arcas de la academia de danza.]

b) Se buscará la vinculación con la Secretaría de Cultura federal para apoyar al Cenadac en sus gestiones y buscar el cumplimiento de la federación en cuanto a los compromisos adquiridos con el centro desde su creación en 1991.

[Es decir, ahora se buscará un apoyo exterior porque al interior de la institución estatal no se ofrece un peso más de la partida previamente convenida.]

c) El gobierno del estado apoyará en la realización de un evento en un plazo de tres meses para recaudar recursos que ayuden en las necesidades del Centro. Para tal fin, Scheker activará la asociación civil Centro Cultural Guillermina Bravo para que sea ésta la que reciba y administre los fondos, así como los eventuales patrocinios de la iniciativa privada.

d) Ambas partes sostendrán una mesa de trabajo para revisar la viabilidad de que el Cenadac, una institución educativa privada, se convierta en un órgano del Poder Ejecutivo del estado de Querétaro a efecto de que se considere la asignación de presupuesto estatal para ese organismo.

[Nos queda claro, entonces, que el centro danzario, hasta antes del paro de labores, nunca fue considerado en realidad una academia perteneciente al estado queretano sino, sencillamente, se le apoyaba sólo por cuestiones solidarias. ¡Y pensar que se creía, ahora comprendemos que de manera completamente errada, que tal centro danzario formaba parte del orgullo político queretano! Craso yerro.]

Un país de danzantes

¿Qué hacer culturalmente entre lo privado y lo público?

De antemano estamos, en el primer caso, ante una desobligación parcial del gobierno, pero sin duda, si se tratara del segundo suceso, de una responsabilidad absoluta oficial, si bien los dos acontecimientos se han dado bajo una brújula desigual. Por ejemplo, los medios –la inmensa mayoría de ellos, por no decir todos, pues incluso la agencia informativa Notimex está a punto de extinguirse también– dependen del Estado pese a ser privados, de ahí su enfado en la administración morenista al no recibir lo que estaban acostumbrados a embolsarse en cada sexenio. O museos que se inician como empresas privadas, como El Estanquillo de Carlos Monsiváis –regalo de Carlos Slim al cronista cultural en vida– convertido con el paso del tiempo en asunto federativo, y aunque las circunstancias al revés suelen ser mínimas podemos contar, digamos, con las inclusiones, otra vez, de Monsiváis o de Elena Poniatowska apoyados financieramente por Televisa a pesar de ser, ambos protagonistas de la cultura mexicana, personajes respaldados pecuniariamente por el Estado.

No, no es sencilla la pirotecnia económica, sin embargo, como bien apunta don Alberto Dallal, no siempre se poseen monumentalidades dignas de la apropiación del Estado, como podría ser el caso del Cenadac, por cierto.

Dallal lo dice de modo sumario:

–México es un país de danzantes y muy pocas naciones en el mundo pueden presumir históricamente de lo mismo…


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