Entrevista a Juan José Luna.

Por Óscar Alarcón (@metaoscar)

Puebla, México, 16 de enero de 2020 (Neotraba)

Juan José Luna nació en Tepic, Nayarit en 1973, desde hace años vive en Tijuana. Es director de teatro y escritor. El origen de las cosas (Editorial Lapicero Rojo, 2019) es su cuarto libro. La novela nos muestra un lado divertido y al mismo tiempo crudo sobre la amistad, los viajes y la toma de decisiones en la adolescencia. Londres, el protagonista de la novela, da cuenta a temprana edad que muchas veces la felicidad radica hacer lo que uno quiere. Sin embargo, no será una fácil salir de las encrucijadas en las que el protagonista se ha metido. Juan José Luna es director de Letras Sanblás. Aquí una charla que tuvimos con este escritor que se encuentra muy al norte del país.

Óscar Alarcón. Después de leer tu novela El origen de las cosas, podría decir que es una novela sobre el fin de la infancia, o al menos la primera parte –la que tiene que ver con Tepic, pues la segunda, la que tiene que ver con Tijuana tiene que ver con un proceso diferente a la niñez. Algunas personas consideran que el fin de su infancia fue cuando vieron a su primer muerto, si pudieras decir el momento en el que terminó tu infancia, ¿cuál sería?

Juan José Luna. Ya había escuchado eso de que la infancia termina cuando ves a un muerto. En mi caso, no fue así. Mi separación con la infancia fue, afortunadamente, más divertida. El día que eyaculé por primera vez empecé a ver las cosas de otro modo. Sin duda, esa fue mi ruptura con la infancia.

ÓA. Continuando con la idea de la infancia, ¿consideras, como lo dijo Freud que “infancia es destino”?

JJL. Las máximas son poderosas, las palabras se acomodan de tal modo que da miedo rebatirlas. No creo que la infancia sea destino. Sin embargo, es cierto que la infancia te marca. La timidez es algo que caracterizó mi infancia y adolescencia; ahora, poco sé de ella. De la timidez.

ÓA. ¿Qué hay en el fracaso infantil que te llamó la atención para escribir tu novela? Te lo pregunto porque vemos a tu personaje protagonista, Londres Noriega, intentar muchas veces salir de situaciones que espera le sean benéficas, pero aparece una especie de autosabotaje que le hacen fracasar.

JJL. Después de la muerte, en la vida no hay mayor fracaso que la infancia, en el sentido de que, al salir de ella, encontramos un mundo muy distinto al que habíamos concebido. Como digo en El origen de las cosas, la infancia está hecha para creerlo todo.

La mayor parte de la vida la pasamos en la adultez, y la adultez puede ser miserable, de otro modo, no me explico por qué dedicamos tanto tiempo, imaginación y energía para tratar de sentirnos bien. Efectivamente, al autosabotaje es una constante en Londres. Al parecer, le da tanto miedo el fracaso como el triunfo.

ÓA. El origen de las cosas, está dividida en dos partes: “Tepic” y “Tijuana”, y en cada una de estas ciudades el personaje protagonista nos revela algunos pasajes de su vida muy felices, y sin embargo, hay momentos en los que termina yéndose de estas ciudades, ¿consideras que es cierto eso que se dice que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver?

JJL. No, para nada. Como decía hace rato, por lo regular la verdadera riqueza de las máximas radica en su retórica.

Londres se mueve de un lugar a otro y de una persona a otra porque no se siente pleno en ningún lado, porque piensa, como reza el título de la novela de Kundera, que La vida está en otra parte. Por eso se mueve tanto. Lo mejor, según él, está en otro lugar.

ÓA. Platícanos cómo viviste la década de los 80 en Tepic, ¿qué era lo que más te llamaba la atención de ese momento y cómo percibes todo ese ambiente a la distancia?

JJL. Entré a los 80 con siete años de edad y salí de ellos a los diecisiete. Fue todo un madrazo. El divorcio de mis padres, el severo alcoholismo de mi padre, las carencias económicas, los contrastes de clases sociales, el tránsito de la infancia a la adolescencia, el sexo, el alcohol, las chicas, las fiestas, la música y, sobre todo, mi tendencia a soñar despierto para habitar un espacio ajeno al mío, un entorno diferente. Los 80 me mandaron a la lona.

ÓA. ¿Cuáles crees que sean las principales características de Tijuana que hacen que la gente se enamore de la ciudad?

JJL. La mayoría de la gente vive en su ciudad natal no porque le parezca bonita sino por inercia: si aquí nací, aquí me quedo. Somos pocos, comparados con ellos (los que se quedan donde nacieron), los que migramos. La gran mayoría de migrantes no adoptamos por otra ciudad porque nos parezca bonita, sino porque pensamos que nos ofrece ciertas oportunidades, por estrategia o porque “no hay” otra opción.

Los haitianos que llegaron a Tijuana llegaron por estrategia, pero las cosas no salieron como esperaban y se quedaron aquí. Yo llegué a los 18 porque “no tenía” opción. Llevo ya 27 años en esta ciudad. La he dejado y he regresado cinco veces. Regreso porque en ningún lado he encontrado gente tan cálida y tan abierta como en Tijuana.

ÓA. Platícanos cómo viviste la década de los 90 en Tijuana, ¿qué era lo que más te llamaba la atención de ese momento y cómo percibes todo ese ambiente a la distancia?

JJL. Si los 80 me mandaron a la lona, los 90 fueron mi revancha, sobre todo la segunda mitad. Llegué a Tijuana en el 91. Fue difícil entrar en su dinámica. Fuera de mi familia, no convivía con nadie. No tenía amigos. No fue sino hasta el 96 que mi vida dio un verdadero vuelco: conocí el teatro. Por primera vez en mi vida supe lo que era estudiar, hacer una tarea en serio, comprometerte con algo. Por primera vez escuché algo parecido a lo que llamaría “mi propia voz”.

Escribí y dirigí teatro por 12 años. Llegué a la literatura gracias al teatro. Tengo mucho que agradecerle a los 90.

ÓA. ¿Qué es la crueldad?

JJL. Regocijarse con el daño que infligimos. Los cazadores furtivos y los políticos son un gran ejemplo de crueldad.

ÓA. ¿Es la infancia el momento en el que el ser humano puede ser cruel sin remordimientos?

JJL. Los remordimientos nos ensañan a cuidar nuestros actos. Al parecer, en la infancia no existe tal cosa. Existe la bondad, la nobleza, la empatía con el otro. También existe la crueldad pura.

ÓA. ¿Crees que existe una relación entre creatividad y crueldad en el ser humano?

JJL. No creo que exista una relación particular entre crueldad y creatividad. El ser humano es creativo por naturaleza, y, a partir de su propia naturaleza, encausará esta creatividad para sus propios fines.

ÓA. En algún momento se ha dicho que los únicos que no fueron expulsados del paraíso fueron los animales, y la importancia que tienen los perros en este momento en nuestras sociedades indica que no se les debe maltratar, sin embargo, en El origen de las cosas, observamos cómo el personaje protagonista se deshace de su perro después de una ruptura amorosa, ¿qué relación tienen los animales y el amor?

JJL. Londres, en esa parte, actúa por despecho. Se siente lastimado, traicionado, sufre y no quiere sufrir solo, quiere que alguien lo acompañe en su dolor. Alguien más debe sufrir.

Charlie es un daño colateral, no tiene nada contra él. En realidad, el misil está dirigido a Andrea, ella es el blanco. La relación de amor con los animales es pura. Cómo podrás ver, los animales son una constante en la novela: gatos, perros, palomas.

ÓA. ¿Cuál de las dos expresiones artísticas disfrutas más, el cine o el teatro?

JJL. Bien hechos, tanto uno como el otro son geniales. Pero creo que me inclino más por el teatro. Por otra parte, el teatro mal hecho es infumable.

ÓA. ¿Qué es el amor?

JJL. Considero que es más fácil elaborar preguntas que respuestas. Me parece que hay preguntas que no se pueden responder concretamente, y menos si se trata de sustantivos abstractos, como “amor”. Tu pregunta supera por mucho mi respuesta.