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Por Óscar Alarcón (@metaoscar)

Puebla, México, 11 de diciembre de 2020 [00:00 GMT-5] (Neotraba)

Ediciones El Ermitaño acaba de publicar el libro Crónica de la pandemia (Confinamiento covid-19), de Daniel Cisneros, el cual se centra en el confinamiento y la emergencia sanitaria que vivimos en este momento.

En el libro se menciona el trabajo que muchas personas desarrollan desde casa, las clases vía streaming, y otras situaciones sociales como el desempleo, la migración, la indigencia, la prostitución y el humor.

Le preguntamos a Daniel Cisneros sobre la forma en la que ha cambiado la covid-19 el trabajo de un periodista, sobre todo en los meses en que la mayoría del tiempo se trabajó desde casa: “Cambió en múltiples aspectos, ya que el periodista —o al menos el reportero— acostumbra acudir al lugar de los hechos para captar en directo declaraciones, imágenes, sonidos, sensaciones, olores, acontecimientos.

Y con la emergencia sanitaria muchos priorizaron la obtención de cierta información por medio de la navegación en Internet, o a través de entrevistas por teléfono, Zoom, Google Meet, WhatsApp, Skype, Facebook. No es que previo a la pandemia nadie utilizara dichos recursos para, digamos, entrevistar a un escritor, a un funcionario, a un músico, a un catedrático. Por diversas circunstancias (lejanía, urgencia de la información, etc.) en algunos casos ya se recurría a la conversación a distancia, pero por lo regular se buscaba que el mayor peso recayera en lo presencial.”

Sin embargo, el periodista entró en dilemas propios del oficio: ¿acaso se puede obtener toda la información a distancia o, pese a la pandemia, es necesario asistir al lugar de los hechos? De ahí que, aún con temor o riesgo de contagio, varios periodistas se vieron orillados a salir a reportear durante el confinamiento. De tal suerte que se dio una combinación del trabajo a distancia con el presencial.

La pandemia ha evidenciado, aún más, que el periodismo es un oficio de alto riesgo. Sí, pues a los asesinatos de periodistas a manos del crimen organizado (o de políticos inconformes u otras personas a las que la labor periodística les resulta incómoda) se le sumó el peligro de enfermar o fallecer por Covid-19. Y, en efecto, así ha sido: muchos compañeros del gremio lamentablemente han perdido la vida.

Lo cual se puede corroborar al leer, por ejemplo, la siguiente nota de El Universal publicada el pasado 15 de septiembre: “Al menos 366 periodistas han muerto por covid en el mundo”. Y, tristemente, México está entre los países con el mayor número de ellos.

Ante este escenario tan complejo uno esperaría que los dueños de los medios de comunicación hayan brindado a los periodistas un adecuado equipo de protección sanitaria, dinero extra por el riesgo o, en caso de enfermedad o deceso por Coronavirus, todo el apoyo necesario. Pero ¿acaso esto realmente ha sucedido? Habría que preguntarle a periodistas de diversos medios.”

Daniel Cisneros es colaborador en “Confabulario”, suplemento cultural de El Universal, y profesor de Lengua Materna Español. Fue reportero en La Digna Metáfora y De Largo Aliento, lo mismo que en la sección cultural de El Financiero. Ha colaborado en las revistas Transgresiones, Ibero y Tijuaneo. El trabajo del periodista se realiza todos los días, a propósito de ello también se le cuestionó el por qué no esperar a que termine la pandemia para publicar un libro sobre ésta.

Daniel Cisneros. Foto tomada de su muro de Facebook.
Daniel Cisneros. Foto tomada de su muro de Facebook.

“Porque considero que en México, lugar donde se centra mi libro, hemos enfrentado un panorama muy complejo por la pandemia: estamos entre los países con mayor número de contagios y decesos; se ha dicho que somos la peor nación para vivir durante esta emergencia sanitaria; y, hasta septiembre, ocupábamos el primer lugar de personal médico fallecido por Covid-19. Además, no existe área que no se haya visto afectada por el Coronavirus: convivencia familiar y social, empleo, economía, migración, educación, deporte, cultura…

Borges escribió en su cuento “Los teólogos”: “La historia es un círculo y nada es que no haya sido y que no será”. De ahí que mi libro busque mostrar lo que hemos vivido hasta este momento durante la pandemia, pues es urgente reflexionar sobre los aciertos y desaciertos cometidos para, de algún modo, enderezar el camino. Esto ya que, a juicio de muchos como la Organización Mundial de la Salud, en México no se ha tomado la emergencia sanitaria con la seriedad que realmente amerita.

Y es cierto, ya que, por ejemplo, hemos observado diversos errores gubernamentales (en todos los niveles y partidos) en las acciones para enfrentar la contingencia. O tan sólo recordemos las reuniones o fiestas que, aun violando las recomendaciones sanitarias, algunos funcionarios de nuestro país organizaron durante el confinamiento. Por otro lado, como ciudadanos también debemos meditar respecto a si estamos haciendo lo correcto para cuidarnos los unos a los otros durante la pandemia.

A propósito de cómo contener el desborde de la ficción ante lo aplastante de la realidad que se vive por la covid-19, Cisneros apunta:

“Sencillo: sólo busqué ser un vehículo escritural para retratar la realidad. Esto a pesar de que, como bien señalas, durante la pandemia se han presentado sucesos que más rayarían en la ficción que en el mundo real. ¿Ejemplos? Políticos afirmando que en México se tiene controlada la emergencia sanitaria a pesar de que, como ya mencioné, estamos entre los países con más contagios y muertes por Covid-19; o el atacar y no cuidar como se debería al personal médico que es quien se encarga de atender a los pacientes del virus (lo cual sería como disparar al socorrista acuático mientras me estoy ahogando); o el incendiar hospitales que se pretendían utilizar para atender enfermos por Coronavirus.

Estas acciones sinsentido, ilógicas, de pronto hacen sentirse como dentro del mundo del absurdo de Samuel Beckett, Ionesco, Boris Vian, Alfred Jarry. Pero lamentablemente la pandemia no es ficción sino nuestra realidad y, como humanidad, necesitamos encontrar la forma de afrontarla lo mejor posible. Y, mientras lo hacemos, también debemos buscar la manera de extirpar el odio, la injusticia, la soberbia, el egoísmo, las ansias de poder, la violencia, la pobreza, el hambre.

En este momento es urgente ser solidarios, tender la mano a mi semejante, preocuparnos por quien necesita ayuda, aspirar al bien del otro, protegernos del virus y proteger a los demás, llevar a la práctica lo dicho por el filósofo Emmanuel Levinas en Humanismo del otro hombre: “El uno para el otro en tanto que el uno guardián de su hermano, en tanto que el uno responsable del otro. Entre el uno que soy yo y el otro del cual respondo, se abre una diferencia sin fondo, que es también la no indiferencia de la responsabilidad”.

Daniel Cisneros fue finalista en tres ocasiones en el premio internacional de crónica Las Nuevas Plumas y obtuvo mención honorífica en crónica en el Concurso Punto de Partida de la UNAM. Es autor del libro de cuentos La derrota del enemigo. Sus textos forman parte de las antologías El hombre que nada y otras crónicas, Cuentos del túnel y Voces del Zócalo.


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