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Por Mónica Maristain

Ciudad de México, 11 de noviembre de 2020 [00:01 GMT-5] (Maremoto Maristain)

Probablemente esta noticia es una de las tantas que no quisiéramos transmitir, pero ha muerto Sandro Cohen. Joven, lleno de proyectos, a causa del coronavirus. Todas las cosas que hemos leído a causa de la pandemia, es que reaccionamos cuando se muere alguien cercano a nosotros. Es probable. Él no era un amigo, pero formaba parte de lo que yo llamo “familia literaria”. Su deceso nos ha dejado a todos en shock.

“Recuerdo a Sandro en su oficina planetaria en la colonia del Valle, poco antes del alzamiento zapatista. Nos mudamos temporalmente del Parque Hundido a esa zona y había un clima de “algo va a pasar”. Josefina Estrada siempre andaba cerca. Fue la época en que publicó Redacción sin dolor. Daba gusto ver el esmero en cada detalle editorial. La portada la hizo su amigo Rafael Hernández, quien hizo cientos de cubiertas en esos años para la editorial. Sandro mismo formó e hizo el diseño editorial de los interiores. En esa época varios editores hacían (hacíamos, lo aprendí ese año) directamente esa labor. Trabajábamos en un programa llamado WordPerfect y Sandro era un geek para esas cosas. Necesitaba saber más que todos y se ponía muy nerd para lograrlo. Por ejemplo: el primer celular de la vida lo vi en sus manos. Amaba ese aparato gigantesco que hoy nos daría risa, pero él se sentía soñado. Amaba la minucia y el detalle de la corrección y el lenguaje. Por varias semanas trabajó en la edición de su propio libro como niño chiquito, entusiasmado y concentrado a la vez. Aprendí ahí que un buen editor debe tener fervor por el detalle”, dice Andrés Ramírez, que un día antes tuvo que lamentar la muerte de Luis Zapata, el autor de El vampiro de la Colonia Roma.

Sandro Cohen
Portada de Redacción sin dolor, de Sandro Cohen.

El reconocido poeta, narrador, crítico literario y profesor, Sandro Cohen nació el 27 de septiembre de 1953 en Newark, Nueva Jersey, Estados Unidos. Se naturalizó mexicano en noviembre de 1982. Nueve años atrás, llegó al país por primera vez. El autor de Redacción sin dolor (1994) —texto cuyas ventas ascienden a más de 150 mil ejemplares— coordinó talleres de poesía en el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, así como en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) sede Azcapotzalco, además de ser profesor de tiempo completo en el Departamento de Humanidades de esa misma institución académica.

El 23 de octubre del año pasado se le rindió un homenaje por su trayectoria en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes. Ahí, donde recordó que su primer poemario, De noble origen desdichado, cumplió cuatro décadas de su aparición, el académico afirmó: “México es un país cuya humanidad debemos defender hasta las últimas consecuencias contra la barbarie, la insensibilidad, los canallas, el cinismo, la penalidad, el vacío, la nada”.

Defensor e investigador del idioma español, Cohen estudió la maestría en Lengua y literatura hispánica en la Universidad de Rutgers y obtuvo el doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México. Escribió poesía, que quedó manifiesta en De noble origen desdichado (1979), A pesar del imperio (1980), Corredor nocturno (1993), Tan fácil de amar (2008). Su trabajo poético se reunió en el libro Desde el principio.

Conocedor de géneros literarios como la crónica, el cuento, el ensayo, el reportaje y el material didáctico, es autor de las novelas Lejos del paraíso (1997) y Los hermanos Pastor en la corte de Moctezuma (2003). Mientras que en crónica destacan Pena capital: Crónicas urbanas (1991), Apuntes cervantinos mexicanos (1988), De cómo los mexicanos conquistaron Nueva York (2002) —en colaboración con Josefina Estrada—, así como Auge, decadencia y renacimiento de suplementos y revistas culturales (2005), entre otras obras. Como ensayista, su temática fue diversa. Colaboró en revistas literarias como VueltaCasa del Tiempo, el suplemento cultural Laberinto de Milenio, Sábado, suplemento de Unomásuno, La Jornada, entre otros.

Sandro Cohen
Portada de Zen del ciclista urbano, de Sandro Cohen.

El también autor de Zen del ciclista urbano (2014) formó parte de la generación de Vicente Quirarte, Héctor Carreto, Víctor Manuel Mendiola, Ricardo Castillo, Alberto Blanco y Jorge Esquinca. Como editor apoyó a la Generación del Crack en 1996. Meticuloso y brillante, siempre con una contestación insólita en entrevistas y en conversaciones, deja un gran legado en la enseñanza de letras y escritura.

“Las ocurrencias pueden ser muy buenas, mas no son confiables cuando se trata de dominar el ejercicio de la redacción, un noble oficio que, lejos de estar en vías de extinción, se está volviendo cada vez más necesario y ubicuo en nuestra vida diaria, ya que pasamos incontables horas frente a pantallas, mediante las cuales nos comunicamos, casi siempre, gracias a la palabra escrita.”, solía decir.


Esta nota se publicó originalmente en Maremoto Maristain:

Adiós a Sandro Cohen, un editor que tenía el fervor por el detalle


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