Hasta aquí

Porque no importa con cuánta furia escriba en estos renglones quietos, el mundo de allá afuera no dejará de tragarse a la humanidad. Me pongo las columnas que he escrito en los pies, y con ellas me dejo ir al fondo. Porque no hay más. Escribo porque no hay de otra, es eso o ahogarme en la normalidad.

Foto de Marcus Hjelm a través de unsplash

Domingo

La visita a la basílica de Guadalupe es el motivo de esta crónica en donde hay bardas pintadas, gente movida por la fe, una hermana cuestionando todo y los apretones de la gente.

Interior de la Basílica de Guadalupe. Foto de Juan Jesús Jiménez

Para cualquier gramaje de poeta

Presentarse como poeta, es además de pretencioso, llevarse muy alto y no ponerse un freno de plomo en los pies. Probablemente sea algo que se gane con el tiempo, y no una forma de presentación.

Godzilla en Teotihuacan. Principio de siglo pasado. Imagen tomada de la red

Anacrónica del terror urbano

Estar muerto, pienso, es mirar el mar. Cuando es de noche, cuando no se ve mucho. Dios, que parece haber leído mi columna –ésta–, mea sobre la ciudad, sobre el mar.

Esténcil en Puebla. Foto de Óscar Alarcón

Una niebla espesa

A partir de la lectura de un poemario, JJ Jiménez reflexiona sobre cómo la nada, dentro de la identidad, es construido de la nada: se necesita de un referente como la disponibilidad del mundo a ser percibido por el individuo.

Neblina. Foto de Split Shire

En uno de los días (parte 2)

El turismo no debería concentrarse en formar parte de una postal, sino en hacer de un espacio uno reconocible por algo más que fachadas bonitas, ¿así le ha pasado a los pueblos mágicos?

Iglesia de los Remedios en Cholula. Foto de Óscar Alarcón