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Por Joaquín Rincón Landa

Tijuana, Baja California, 02 de noviembre de 2020 [00:30 GMT-5] (Erizo Media)

El Día de Muertos es una fecha icónica en el país, nos ha acompañado durante mucho tiempo. Desde la época prehispánica, este día era muy significativo ya que representaba que los vivos y muertos estaban más unidos que nunca.

Pero eso no era suficiente, sino que las personas vivas buscaban que sus seres queridos descansaran en el Mictlán, que se cataloga como el inframundo indígena, porque no solo se usaba en la cultura Maya o Azteca, sino en muchas otras del México antiguo.

Para el mundo indígena representaba un día ritual y solemne que era parte de una cosmogonía bastante compleja y su inframundo era un lugar con subdivisiones, las cuales, dependiendo la forma o causa de muerte, era donde te enviaba el dios de ese lugar, Mictlantecuhtli.

Foto de Jorge Nahual

Había diferentes lugares en donde la tonalli (alma) era enviada, una de ellas era Tonatiuhichan (Casa del Sol), era el lugar al cual se dirigían los guerreros caídos en el combate y las mujeres muertas en los partos, ya que a ellas también se les consideraba como guerreras.

Otro lugar era el Tlalocan, el cual se designaba como el lugar dedicado a aquellos que morían ahogados, y era dirigido por el dios Tláloc, el señor de la lluvia.

Para llegar al Mictlán, el lugar del eterno descanso, se tenían que travesar diversos lugares, uno de estos era Apanohuaia, —bastante parecido al río Aqueronte, en donde se pagaba con una moneda de plata—, en cambio, los indígenas no tenían que pagar, sino que eran guiados por un espíritu guardián. En el mundo terrenal era considerado al xoloitzcuintle como tal, por ello, estos perros eran disecados, para ser la compañía y guía del muerto en su travesía.

Ilustración de Mario Rico Art

Otros lugares del inframundo eran el Tépetl Monamicyan (Donde las montañas se juntan), Iztépetl (Montañas de obsidiana), Itzehecayan (Lugar de los vientos cortantes como obsidiana), Pancuecuetlacayan (Lugar donde flotan como banderas), Temiminalóyan (Donde la gente es flechada), y por último Teyollocualóyan (Donde se comen el corazón de la gente).

En conclusión, toda esta herencia cultural la considero una gran forma de entendernos como sociedad mexicana, como una manera de apreciar esa parte indígena de la cual somos parte gracias al proceso de mestizaje, —y que como consecuencia del colonialismo sufrió grandes transformaciones, las cuales dieron como resultado una festividad mas parecida al Día de Muertos actual, pero, esa es otra historia.


Esta nota fue publicada originalmente en Erizo Media:

https://erizo.org/mictlan-el-inframundo-indigena/


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