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Por Erick Guadarrama

Tijuana, Baja California, 19 de noviembre de 2020 [13:00 GMT-5] (Erizo Media)

Una mujer indígena llega de la ciudad y pone en tela de juicio todo lo que ve en la metrópoli, peleando con la policía, cuestionando “costumbres” y a su gente. Ese fue el trabajo de la India Maria en el cine y cabaret mexicano en la década de 1970.

Ahora en el 2020, me sorprende que eruditos e intelectuales hablan de clichés y estereotipos solo por la idea que les representa un vestuario Mazahua, dejando de lado todo el trabajo de un personaje que estuvo en los escenarios más de 20 años y fue censurada por “hablar de más”.

María Elena Velasco buscó ser actriz sin que se le tomara en serio, hasta que empezó a hacer el papel que “quedara” con su color de piel. Estigma que hasta la fecha sigue acosando a cada actor que no cumple los estándares de belleza de “latino internacional”.

Esta mujer hizo en los 70´s muchas películas que, si las vemos, encontraremos, para empezar, que 80% son de comedia física y chistes facilones, sin embargo, tiene un 20% de filmes que hablan desde una crítica social.

Hay que decir que el nombre que caracterizó a su personaje, no se lo puso ella per se, lo puso la sociedad, ya que, en los años 70, cualquier mujer indígena que llegará a trabajar a la metrópoli de la Ciudad de México solía a ser llamada María y es desde esa invisibilidad que nace el personaje de María Nicolaza.

Tenemos también un chiste recurrente en sus películas, tanto buenas como malas, el cual consiste en que esa mujer indígena termine detenida ante alguna autoridad y en el juicio ella cuestione todo… Desde el porqué de las leyes, su absurdo con la realidad de una anarquía intrínseca en el campo olvidado por la industrialización, pero sobre todo la desigualdad del peso de la ley para el pueblo en contrapunto con los políticos que diario lucran con la ignorancia del pueblo.

“¿Por qué no van a detener al presidente municipal de mi pueblo que nos prometió y no nos dio?”, son diálogos que se sobreponen en el personaje a pesar de partir de la farsa de una indígena tímida.

No habrá sido la comedia calcada de Moliere que tanto aplaudimos, pero sí fue una voz que representó durante su tiempo a la mujer indígena que llegaba sola a la ciudad. Voz que luchó para permanecer en un momento donde México solo apostaba por el vedetismo y las comedias simplonas citadinas.

A diferencia de Chon y Chano de los Polivoces, María Nicolaza no se queda en la estupidez, pues lucha constantemente desde la ética y cuestiona por qué el que trabaja no tiene. Concuerdo que su trabajo fue muy medianón ya en los años 80, seguramente es de donde se basan para tildarla de racista.

María Elena Velasco

También cuando quiso regresar a esta crítica en los años 90 con Las delicias del poder no evolucionó de los recursos setenteros, pero tampoco la pelaron y es de las primeras comedias que critica con apertura al priismo.

Por otro lado, si los medios y líderes de opinión hoy basan su juicio de mala comediante-racista desde La venganza de Moctezuma, su última película, déjenme decirles que lo hacen desde su peor trabajo.

Conozco, por casualidad, el trabajo de la India María ya que mi abuela, una niña de Omitlán Hidalgo que fue arrebatada de sus pueblo y vendida para venir a ‘trabajar’ de sirvienta a la ciudad, es fanática del personaje de María Elena Velasco, pues siente cierta empatía de esa mujer “tonta”, por ignorante de estudios y academias, pero “no tanto” porque sobrevivió como pudo al monstruo que es la ciudad.

Hoy despierto viendo cómo los medios de comunicación y la comunidad LGBTTIQ se rasgan las vestiduras por el comentario de un Johnny Carmona que es el cliché del ñoño que todo lo lee, pero nada lo comprende. Del cliché del que piensa que es revolucionario por pintarse de colores sus barbas en pleno siglo XXI…

El mismo que sin informarse, en un programa de burdo intento de visualizar a la diversidad sexual mexicana, apoyó, y tal vez orquestó, un homenaje superficial a un comediante que abiertamente, durante sus 20 años de retiro, se presumió homófobo, provida y de ideas de derecha… ¡Por budha! Hay un capítulo entero donde a El Chavo le da asco que Don Ramón y El profesor Jirafales pudieran ser amantes y ningún medio le puso el foco ante ese “homenaje” drag a Chespirito.

Y como Carmona existen miles de “revolucionarios” que ya no solo desde su ignorancia o privilegio, desde su huevonería, replican discursos baratos y sencillos sobre discriminación cuando a ellos mismos les da asquito ver los productos de la “barriada”, al menos que un morro de altas esferas y diplomas de la Ibero lo cree o anuncie, porque entonces será ¿verdadero y sin prejuicio? No creo que la crítica consista en eso.

Evidentemente, hoy en día María Nicolaza no representaría a ningún indígena del México-2020, pero ¿por qué queremos sacarla de los años 70 y juzgarla fuera de contexto? ¿Nos sigue dando pavor admitir que antes de 2005 ser violador y/o racista eran figuras tanto de poder como de superioridad y para señalar la ignorancia y la estupidez aplaudimos frases como ‘pareces indio bajado del cerro a tamborazos’?

No podemos llegar al siglo XXI sin entender que el fenómeno de las “Marías” existió y fue un pensamiento colectivo de discriminación nacional que llegó desde el siglo XIX hasta los tardíos años 90 del siglo XX, pero no fue producto de María Elena Velasco, fue la sociedad y ella, como buena comedianta, simplemente retrató ese fenómeno.

Juzguen que después lo capitalizó si quieren, pero tomen en cuenta que cuando realizó papeles “serios” nadie le quiso dar, ni siquiera, la oportunidad de verla. Pero esto, como todo lo que responde a hacer crítica en el siglo XXI, es solo #MiHumildeOpinión


Esta nota fue publicada originalmente en Erizo Media: https://erizo.org/la-india-maria-un-personaje-incomodo-de-un-mexico-incomodo/


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