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Por Mónica Maristain

Ciudad de México, 10 de febrero de 2021 [00:01 GMT-5] (Maremoto Maristain)

A veces pareciera que uno ha perdido la voluntad de ver cine. Las críticas en torno a La excavación, de Simon Stone, es que es “demasiado contemplativa”. Si a este crítico le hiciéramos ver los filmes de Ingmar Bergman o de Andréi Tarkovski, se agarraría la cabeza.

Claro, no es totalmente una discusión en torno a las generaciones, sino más bien en torno al confinamiento y a la pandemia. Estamos con los ojos de la televisión, viendo uno tras otro, con un zapping sumamente activo, en oportunidades cosas que a los dos minutos no podríamos recordar.

La excavación
Fotograma de la película “La excavación”. Cortesía de Maremoto Maristain

Ahora es cierto: La excavación es demasiado contemplativa. Hay un conflicto que tiene que ver con el descubrimiento de Sutton Hoo en 1938, cuando el mundo se preparaba para la guerra, pero no alcanza a manifestarse. Sobre todo, por ese carácter absolutamente retraído y poco dado a la comunicación del excavador Basil Brown, la diferencia de edad que hay entre esa atracción romántica con la dueña de casa, Carey Mulligan, que tiene 35 años, contra los 58 de Ralph Fiennes.

Hay algunos conflictos paralelos, como la homosexualidad del antropólogo que encarna Ben Chaplin y su esposa Lily James (es sin duda una “licencia” del cine actual. Al hombre de 51 años, le ponen una esposa de 31), el lío entre el Museo Británico y el Museo de Ipswich, donde estaba el barco del medievo, pero todo se da en una sociedad postvictoriana, totalmente cerrada: hay que fijarse el contexto para saber por qué más o menos todo se mantiene en secreto.

La película se basa en la novela de John Preston (el sobrino de Peggy Piggot, la esposa divorciada de su marido Stuart) y retrata la relación entre la terrateniente Edith Pretty (Mulligan) y el arqueólogo Basil Brown (Fiennes), quienes impulsaron la célebre excavación de Sutton Hoo, un barco de más de 24 metros de longitud y que contenía un inmenso cargamento de ajuares funerarios de cientos de años de antigüedad, que estaban intactos.

Fue un total de 263 objetos donde se encontraron armas, cubiertos de plata, hebillas de oro, monedas y un casco decorado con piedras preciosas, posiblemente el objeto más célebre del lote. De acuerdo con el espíritu patriótico de los tiempos de guerra, Edith Pretty donó el hallazgo al Museo Británico de Londres.

Pero hay una relación platónica entre el arqueólogo y la terrateniente que es sin duda lo mejor de la película. Ralph Fiennes hace esos papeles que le quedan a la medida: un hombre solitario, pensativo, que vale más por los silencios que por lo que dice.

Carey Mulligan, sin duda la actriz del momento, lo iguala con una mujer viuda, muy joven pero venida a menos por una enfermedad que lo va a matar, aunque con un pasado absolutamente increíble.

“Cuando leí su biografía, me quedé alucinada con ella. Era tan excepcional… Sirvió como enfermera voluntaria en la Primera Guerra Mundial, viajó a Egipto y a Estados Unidos y vivió en París ella sola durante seis meses. Eran cosas muy revolucionarias para una mujer criada en aquellos tiempos. Me encantó que fuera alguien con tanta capacidad de aprendizaje, de estudio y de aventura”, dijo en una entrevista a Vogue la actriz británica que por estos días estrena la película Promising Young Woman, donde ella es protagonista.

“Bueno, si te digo la verdad, mi primera reacción fue: ‘¡oh, tengo la oportunidad de actuar con Ralph Fiennes, ¡sí!’. Es uno de mis actores favoritos de siempre. He visto sus películas más que nadie que yo sepa… Ahora a ver cómo se libra de mí. Voy a intentar estar en todas sus películas”, agregó en esa nota.

Para su papel estaba Nicole Kidman, pero cuando la película pasó de la BBC a Netflix, la protagonista fue Carey Mulligan.

Fotograma de la película “La excavación”. Cortesía de Maremoto Maristain

“El personaje, Basil, un hombre de bajo perfil, muy comprometido, que aprendió por su cuenta a excavar y todo lo relacionado con la ciencia de la arqueología. Es alguien que existió y su vida está muy bien documentada. También me encantó la relación que él tiene con Edith Pretty, interpretada por Carey Mulligan, que no es romántica, pero es un encuentro de dos almas gemelas”, dijo Ralph Fiennes al periodista Diego Lerman, para La Vanguardia.

La verdad es que verlo al frente de un filme es realmente gozoso, como cuando suele aparecer Daniel Day Lewis en la pantalla. Son actores que manejan ellos la cámara y que inclusive el ojo del espectador parece tener una profundidad especial, como siguiendo al personaje más allá de la película.

El actor rodó en Suffolk, donde él creció, lo que sin duda ha sido emotivo para él.

La excavación es una película digna de verse, porque lo que hay que completar, sobre todo en los dos actores principales, es muy grato.


Esta nota se publicó originalmente en Maremoto Maristain:

https://monicamaristain.com/la-excavacion-para-ver-a-ralph-fiennes-y-a-carey-mulligan/


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