¿Te gustó? ¡Comparte!

Por Mónica Maristain

Ciudad de México, 30 de diciembre de 2020 [00:01 GMT-5] (Maremoto Maristain)

Paraíso Perdido y Dharma Books son dos editoriales independientes que queremos mucho. Siempre estamos atentos a lo que hacen y en este año verlos producir, estar en las discusiones acerca de los libros, fueron hechos, en cierto modo, maravillosos.

La otra vez, en una entrevista con Rafael Pérez Gay, nos contaba todo lo que había pasado Cal y Arena en la pandemia. “Estuvimos a punto de desaparecer”, decía el gran escritor y por supuesto un hombre que tiene mucho que decir acerca de los libros.

Pensábamos precisamente en otras editoriales más pequeñas y quizá por eso, su tamaño, porque tienen a poca gente trabajando, porque cada ejemplar es un gran esfuerzo para la empresa, es que todavía viven y siguen luchando por lo suyo. 


Sello editorial.

La oportunidad de Paraíso Perdido

Le hablamos a Antonio Marts, el director de Paraíso Perdido, una editorial de Guadalajara, a la que oímos hablar mucho cuando la escritora Ave Barrera ganó el Premio Lipp La Brasserie 2018 por Restauración, una novela que este sello había publicado. Luego siguieron publicando cosas muy interesantes, como El habitante, de la poeta Carmen Villoro y el libro de ensayos Un lugar seguro, de Olivia Teroba.

Portada de Un lugar seguro, de Olivia Teroba.

“Sorprendentemente para nosotros, los lectores no nos abandonaron. Fueron muy solidarios, desde que inició la pandemia iniciamos una campaña que se llamó Crisis compartida y se creó una bandera de solidaridad. Nos ayudó mucho que teníamos una librería en línea”, dice Marts.

“En agosto, las librerías fueron actividad esencial y ahí editamos nuestras novedades. Eran libros muy esperados. A pesar de que no hubo mucho acompañamiento en prensa, en redes sociales se hizo un gran revuelo”, cuenta.

“Hubo cosas importantes, como la cancelación de la Feria del Libro de Guadalajara, que es como nuestro cierre de año. Teníamos buenas ventas allí. No estamos en riesgo de desaparecer y tiene que ver que somos un equipo muy pequeño”, afirma.

Las editoriales independientes sacan muy buenos libros y es difícil que salgan en otras editoriales. “Para los que son como nosotros esta es una buena oportunidad. Hubo un resurgimiento de la librería de barrio: los lectores que eran muy de nicho, muy específicos, se dieron a la tarea de explorar otros territorios. Cada editorial va teniendo su propia cara e identidad y no siento que los independientes nos estemos haciendo competencia”, asegura.

Restauración, de Ave Barrera, y Llegada la hora, de Karla Zárate. Foto tomada de la cuenta de Facebook de la editorial Paraíso Perdido.

Este año, Paraíso Perdido ha editado Quiltras, de la escritora chilena Arelis Uribe; Respirar bajo el agua, un libro de cuentos de Olivia Teroba “y la buena noticia es que el año que viene se publicará en España”, comenta Marts. También el libro de cuentos de Enrique UrbinaNadie encontrará mis huesos, y una novela de Abril PosasEsto no es una canción de amor.

“Nosotros estamos en Guadalajara y nos mantenemos fijos fuera de la capital. Estamos tratando de crear un catálogo con voces jóvenes, autores que creemos que van a crecer y se van a convertir en la nueva generación de narradores. Y nosotros estaremos tratando de hacer intercambio con otras editoriales, para también publicar narradores de otros países”, concluye el director.


Sello editorial.

El desafío de Dharma Books

En poco tiempo, Dharma Books se ha convertido en una editorial imprescindible. Tiene esa colección maravillosa llamada Combate a 10, donde los autores recrean su obra de hace 10 años y la republican. Han editado a Ariana Harwicz y recientemente han publicado una obra de la uruguaya Fernanda Trías, llamada La azotea.

Hablamos con Nicolás Cuéllar, uno de los directores de la editorial. “En lo personal fue un año terrible para mí, para Dharma fue un año complicadísimo. Se nos cayeron tres proyectos y a principios del 2020 no sabíamos cómo íbamos a seguir. Por suerte se nos quedó un proyecto muy importante, que fue algo retador en todos los sentidos”, afirma.

“Todo el equipo de Dharma Books fue importantísimo. Ellos siguieron cobrando los sueldos, logramos sacar seis títulos y en nuestro caso, por suerte estuvimos bastante bien dentro de lo que cabe”, dice. 

Uno lee las cifras de la CANIEM y las ganancias han bajado muchísimo con respecto al año pasado. Nicolás dice que todo el mundo odia a Amazon, pero “sin ellos no sé qué hubiera pasado. Amazon es una plataforma muy salvaje, que compite mucho con los mercados locales, con las librerías independientes, pero que también conviene. ¿Usar Amazon o no? Por un lado, uno intenta con Kichink, que te acaba estafando. Amazon te quita el 15 por ciento de las ventas y las librerías un 40 por ciento. No estoy pidiendo que las librerías te cobren menos que el 40, pero digo que el descuento de Amazon es menor”, asegura.

“A las librerías les damos todo el mes de diciembre de venta exclusiva de las novedades de Dharma. Paramos la tienda virtual y sólo nos dedicamos a la librería independiente, para apoyarlas”, comenta.

Entre las novedades que ha sacado Dharma se encuentra Ficciones lúdicas, de Rodrigo Díez, es un libro de ensayos sobre videojuegos. Residuos, de David Miklos, la recreación de sus primeras tres novelas. Quisiera quedarme quieta, de Lilián López Camberos, un gran libro de cuentos. Delta de sol, de Lucía María, un contrapoema a Piedra de sol, de Octavio Paz, “un libro bellísimo y arriesgado”, opina Cuéllar. Finalmente, En cuarentena, de Bosco Sodi, un libro de reflexiones sobre el arte y sobre su obra.

Portada de Quisiera quedarme quieta, de Lilián López Camberos.

La visión que tiene Nicolás Cuéllar es pesimista. “Creo que el 2021 va a ser peor que el 2020. Muchos negocios van a tronar, espero que no sea así, pero yo veo a un gobierno desubicado completamente. Lo de los fondos acervos no creo que suceda. El otro día estaba leyendo que la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum decía que iba a prestar 10 mil pesos a las empresas. Eran prestados, luego lo tenían que pagar, es ridículo. Yo con 10 mil pesos no pago ni la renta de la oficina”, asegura.

“México, y esto no lo digo yo, está en las cifras de varios periódicos serios, de las investigaciones, es el país que menos invirtió en la iniciativa privada ante la crisis. El menor porcentaje de su PIB invirtió. Países mucho más pobres como Bolivia o Perú invirtieron más lana que México, lo cual es ridículo. Es un gobierno inepto e inoperante. No creo que las cosas vayan a mejorar, creo que puede empeorar, porque la gente está desesperada y gastadísima”, asevera.

“Mucha gente ya no tiene chamba, entonces esa gente ya no puede consumir, con lo que la economía y el flujo de efectivo van a decaer muchísimo. A nivel cultural, tú lo sabes, somos el rival más débil, los últimos a los que le van a meter lana. Hay que buscar otras formas de hacer lana”, afirma.

“La alianza de editoriales no va a suceder, si te soy honesto. Creo que muchas veces hay buena intención y poca acción. En cuanto a las alianzas comerciales, creo que tendría que haber un frente, creo que todos los grupos de editoriales independientes tendría que ser uno solo y deberíamos entrar en bloque, sobre todo con las cadenas, para sacar a los grupos editoriales, no desplazarlos por completo. Pero es ridículo que las mesas estén copadas por grupos que ni siquiera son mexicanos. Venden en librerías con mayor colocación que las empresas mexicanas. Llegas a Gandhi y a los dos días te mandan a librero. En la mesa está Alfaguara, todos los sellos de Random House, que son 80 sellos, que publican 120 libros al mes, entonces si entráramos como bloque sería mucho más sencillo. Desde el lado de Dharma seguir haciendo servicios editoriales, creo que es la forma de sobrevivir. No es lo que nos gusta en el sentido de la pasión, pero es lo que paga las cuentas”, concluye.


Esta nota se publicó originalmente en Maremoto Maristain:

Dharma Books y Paraíso Perdido, dos editoriales independientes que luchan en México


¿Te gustó? ¡Comparte!