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Por Mónica Maristain

Ciudad de México, 05 de enero de 2021 [00:01 GMT-5] (Maremoto Maristain)

Cielo de medianoche, la última y pretenciosa producción de George Clooney. Uno la ve de reojo, como pensando hacia dónde irá el filme, en un contexto donde todo se parece a la vida actual: un hombre solo, que come productos congelados, no habla con nadie y, cuando sale, se pone una máscara para poder soportar.

En el medio, algunos actores que van y vienen tratando de sobrevivir cuando el mundo se ha acabado, alguien muere por un accidente en el espacio, los que van a la Tierra para encontrarse con su familia en el final de todo, esto que pasa como un sueño del que ya no se tiene memoria.

Unas imágenes que son maravillosas, una adaptación de la novela de Lily Brooks-Dalton (editada en español por Blackie Books) y una película de ciencia ficción que elude todo el compromiso del hombre como testimonio de esa tierra, de ese mundo que acaba por desaparecer.

El científico Augustine Lofthouse está solo en una estación de investigación en la Antártica, una de las pocas áreas que quedan en La Tierra, la cual se ha vuelto inhabitable. En otro lado del Sistema Solar, una tripulación completa su misión de encontrar un nuevo planeta para la humanidad e inician un camino lleno de obstáculos para volver a casa.

Es 2049. Lofthouse sufre una enfermedad terminal, tiene algunas imaginaciones con su hija Iris (unos flashbacks de su vida que son aburridos y que por otro lado no alcanzan a explicar su circunstancia) y todo hace pensar que pronto morirá.

Hay errores humanos que hicieron todo inhabitable en la tierra. El científico dice que sólo uno puede vivir en las áreas subterráneas, pero también son temporales. Hay aquí una referencia directa a esos americanos que se han hecho una casa especial, que podrá sobrevivir a los males del planeta, cuando todo cunda y corramos de un lado a otro tratando de sobrevivir.

Cielo de medianoche
Fotograma de la película “Cielo de medianoche”. Cortesía de Maremoto Maristain

Al principio queríamos hablar de lo que el ser humano es capaz de hacer a otro ser humano y la propia humanidad, pero luego, hablando con la gente de Netflix, nos dimos cuenta de que la película realmente hablaba de todo el odio y la ira que hay en nuestra vida. Y no me refiero sólo a EEUU, sino a todo el mundo. Como eso siga así, si negamos la ciencia y el cambio climático y seguimos con esta ira, durante 30 años todo podría estallar”, dijo Clooney en una conferencia de prensa virtual.


Esta nota se publicó originalmente en Maremoto Maristain:


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