Estas son Las mañanitas…
Vainilla y Fresa || Desde que tengo uso de razón Las mañanitas tocan una fibra muy sensible en mí y aunque trato de aguantarme termino llorando como Magdalena.
Vainilla y Fresa || Desde que tengo uso de razón Las mañanitas tocan una fibra muy sensible en mí y aunque trato de aguantarme termino llorando como Magdalena.
Por Adriana Barba
Monterrey, Nuevo León, 29 de mayo de 2020 [00:01 GMT-5] (Neotraba)
“Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David”, lo hemos escuchado desde que tenemos uso de razón. Van acompañadas de un empujón hacia el centro del pastel, que seguramente, y si no pones la cabeza dura, te dejarán nariz, boca y ojos con sabor a merengue.
La carga de merengue tiene kilos de felicidad y de gratitud por estar rodeado de la gente que quieres, por una nueva vuelta al sol.
Al momento de soplar las velitas o antes de pensar en darle la mordida o no, mil sueños se te vienen a la mente. Tratas de poner atención en lo que realmente quieres porque dicen que esos deseos de verdad se cumplen.
Yo siempre pienso en la combinación del azúcar, colorante y huevo en mi cara. Nunca me da tiempo de pensar qué quiero. Este año trataré de enfocarme en mis deseos cumpleañeros.
¡Alto!, me estoy desviando del tema. Aunque todos sabemos que lo más delicioso de nuestro cumpleaños es el pastel hoy les quiero hablar del momento justo donde la familia y amigos te cantan Las mañanitas.
Todos empiezan a cantar y por lo general tú estás en medio o al centro de la mesa haciendo… ¿tú sabes qué hacer?
Cantas con ellos, aplaudes, le quitas un poco de merengue al pastel o vas pensando en tus deseos o peor aún, como yo: lloras.
Hola, soy Adri, y Las mañanitas siempre me hacen llorar, y para nada me apena decirlo, a mis casi 37 años he llorado mientras todos cantan.
Las mañanitas, esa canción tradicional mexicana cuyo origen es casi desconocido y que una sus características originales era la de halagar a otra persona. A principios del siglo XX Las mañanitas como canción ya eran citadas en los libros.
Y a poco no es un momento incómodo, ya quieres que se acabe todo y saborear el pastel y abrir regalos o servir la cena.
Desde que tengo uso de razón Las mañanitas tocan una fibra muy sensible en mí y aunque trato de aguantarme termino llorando como Magdalena.
No debo negar que siempre estaré agradecida por escuchar esta melodía en mi vida, ya que me da una nueva oportunidad de soñar.
Y tú, ¿qué haces mientras te cantan Las mañanitas?