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Por Óscar Alarcón (@metaoscar)

Puebla, México, 15 de mayo de 2022 [09:37 GMT-5] (Neotraba)

Cerca de las cinco de la tarde una fila enorme se comenzó a formar afuera de la librería del Fondo de Cultura Económica, con la intención de ver a Carlos Fuentes, quien firmó ejemplares de su nuevo libro, Todas las familias felices, cerca de 3 horas.

Tome su ficha, me dijo una de las edecanes. No, yo vengo a entrevistar a Fuentes, le contesté. Nos llevó adentro. Es cierto, no he leído todos los libros de Carlos Fuentes pero ya tenía todas las preguntas listas, además, recuerdo muy bien el inicio de uno de sus libros más famosos: “el primer animal que soñó un animal…”

Óscar Alarcón. ¿De qué nos habla su nuevo libro?

Carlos Fuentes. De la gente que normalmente no tiene voz en este país, de la gente que normalmente olvidamos, de la gente marginada, que es la que olvidamos frecuentemente.

ÓA. ¿Podemos decir que es un retorno a los cuentos?

CF. Nunca he dejado los cuentos. Pero no es un libro de cuentos. Es una narración coral.

ÓA. ¿Entonces es una experimentación?

CF. Sí, sí. Lo que importa es el coro. Yo creo que sí es un experimento en el sentido de que hay historias que cuentan la historia de una familia, de un individuo, pero en seguida aparece el coro de los demás, del pueblo, de la colectividad, diciendo: “no nos olviden, aquí estamos, pensamos y estamos desgarrados, estamos jodidos; alerta, cuidado”.

ÓA. ¿Con personajes que se reconocen prácticamente en la calle?

CF. Sí, en la calle, pero no en la política.

ÓA. ¿Qué tan importante es el silencio en este nuevo libro?

CF. El silencio es importante si no dura mucho porque estamos hechos para hablar, tenemos el privilegio de la voz. A veces hay que guardar silencio, hay que recapacitar en lo que se dice. Hay mucha gente que habla sin pensar y yo creo que hasta los animales piensan antes de hablar, de aullar, de lo que sea. Entonces hay que guardar silencio para pensar y luego expresarse con claridad y con buena información.

ÓA. ¿Y el silencio en las familias?

CF. Hay que respetar a los demás a través del silencio, pero también hay que acercarse a ellos por medio de la palabra. La familia ofrece la variedad de todas las sensaciones: el silencio, la palabra, el tacto, el amor, el olvido, el rencor, el enojo, romper platos, besarse, ¡caramba! todas las gamas de la existencia están contenidas en la familia, en las familias felices y en las infelices también.

La lluvia comenzó en la colonia Condesa, nadie se iba a imaginar que 150 toneladas de granizo iban a caer esa tarde y que una parte del techo de la librería Rosario Castellanos no lo soportaría provocando que algunos plafones se vinieran abajo. La nueva Alejandría se desató, después de la firma del libro de Fuentes se inundó la librería. Ejemplares de todas las editoriales flotaban de aquí para allá como barcos de papel: la biblioteca sumergida de la editorial Siruela seguramente había tomado su nombre de un fenómeno como este.

ÓA. ¿Cómo define a la familia en este proceso electoral?

CF. Sigue siendo el núcleo y qué bueno que haya debate interno. Había más familias divididas en Lo que el viento se llevó. Estamos pasando por gran un cambio, el país va hacia una democracia, ojalá y no se eche a perder. Eso significa que la gente que antes no hablaba de política, que no se manifestaba a favor de nada y que no sabía qué pasaba, ahora ya tiene una posición, está a favor de algo, se manifiesta, guarda silencio: son cautos, piensan. Hay una ciudadanía pensante y actuante.

ÓA. ¿Qué podría echar a perder esta democracia?

CF. Una exigencia excesiva, es decir una exigencia que va más allá de la ley. Y cualquier cosa que suceda más allá de la ley es un atentado contra la democracia.

ÓA. ¿La resistencia civil ha estado más allá de la ley?

CF. No, hasta ahora no. Aunque no apruebo la ocupación de las avenidas. La plancha del zócalo es suficiente para manifestarse sin dañar para nada la libertad de terceros, que también son parte de la democracia.

ÓA. ¿Cree que sea un acto de insensibilidad?

CF. No sé, me parece que no es correcto. Yo creo que ha habido una extraordinaria libertad de expresión para el centro izquierda en México y su lugar natural para la expresión es la plancha del zócalo, donde no interrumpen nada, donde son respetados y se les aplaude.

Portada de Veintiuno. Charlas con 20 escritores de Óscar Alarcón. Publicado por Nitro Press
Portada de Veintiuno. Charlas con 20 escritores de Óscar Alarcón. Publicado por Nitro Press

ÓA. ¿En tiempos de cambio, cuál es el papel del intelectual?

CF. Mira, el intelectual no es intelectual, es ciudadano. No es algo aparte que esté por allá trepado. Es un ciudadano que sale, camina por las calles, vota, tiene mujer o amantes, vive, en fin, tiene opiniones. Pero ya no hay esa situación que existía hace 50 o 60 años del intelectual que tenía que hacerse cargo políticamente, darle una voz a los que no tenían voz. Hoy ya todo mundo tiene voz, ya no es el caso: el intelectual guiando al pueblo como un pastor, no señor. El intelectual es un ciudadano más y actuamos como ciudadanos con deberes y obligaciones ciudadanas. Espero que así sea.

ÓA. ¿Cómo define a López Obrador?

CF. Es un hombre muy carismático, el líder popular más carismático que ha tenido México quizá desde Francisco I. Madero.

ÓA. Esta polifonía de la voz de su nuevo libro, ¿también se puede ver reflejada en las calles? Por ejemplo, la generación del boomerang, que usted nombró ¿tendrá participación o una repercusión en estos movimientos políticos?

CF. Naturalmente. Ya esa generación del boomerang o del crack, son hombres y mujeres de entre 35 y 50 años, ya no son los más jóvenes. Ya vienen gente más joven todavía, ¡dios mío, me persigno!

ÓA. ¿Hay un cambio o estos movimientos afectan a la democracia?

CF. Sí lo hay. Si se desbordan las instancias democráticas institucionales que nosotros mismos nos hemos dado, entonces entramos al mar ignoto, al mar de las tempestades, quién sabe qué pueda pasar. Hay que atenernos estrictamente a lo que marca la ley y a lo que mandan las instituciones, por favor.

ÓA. ¿Cree que este movimiento se termine con los plantones?

CF. Yo creo que López Obrador ha generado un movimiento que lo rebasa, para bien y para mal, podría desbordarlo en un sentido de violencia, espero que no; aunque López Obrador no llegue a la presidencia sus propuestas van a quedar y creo que si Calderón es presidente, va a tener que hacerse cargo de las propuestas que encarnó el movimiento de López Obrador que es un movimiento que va a seguir, no se va a desaparecer con el candidato.

ÓA. ¿Estaremos ante una sociedad fracturada?

CF. No, no, no. Es normal en una democracia. Francia, Italia, Estados Unidos, las elecciones se ganan por un punto: Berlusconi, Angela, Bush, Gore, eso sí que fue un fraude. Y de manera que es típico del juego democrático, a mí no me alarma eso, lo que me alarma es que la gente se salga de las instituciones y de las leyes. Espero que no pase. Mi gran miedo es que la violencia, que llamaré subterránea o subyacente en México, que son los narcos, grupo Zeta, la mara salvatrucha, los crímenes de Guerrero, la gran cantidad de asesinatos, que todo eso que está en el subsuelo, ascienda a la superficie política, eso sería terrible. Tenemos que darnos cuenta de la violencia que existe en el país para impedir que contamine la política, nos echaría a perder la vida a todos, la democracia, las instituciones estaríamos en una situación terrible porque la violencia está esperando que se le abra la puerta para que se manifieste públicamente y eso sería catastrófico para el país, nos llevaría a todos al desastre.

Después de la entrevista Fuentes continuó firmando libros, 250 personas en tres horas, la tormenta continúo también. Después vino la inundación, todos rescatamos los libros que flotaban. El pintor Roberto Parodi, fue de los primeros que se lanzaron al rescate de los ejemplares, aún con el riesgo de que todos nos electrocutáramos ya que los encargados de la librería no cortaron la energía eléctrica y en el piso abundan los para laptop. Todos los pasillos de la librería estaban llenos de agua, las escaleras se convirtieron en cascadas, después, otro plafón se desprendió, el lobby también estaba inundado. Aunque las autoridades tardaron en reaccionar, casi media hora después, la librería estaba desalojada y sin energía eléctrica. A mí se me perdió el libro de Carlos Fuentes, que por cierto, no estaba firmado.

El libro se puede comprar aquí.


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