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Por Jexx Tupiza

Quito, Ecuador, 2 de agosto de 2023 [00:01 GMT-6] (Neotraba)

Hay muchos flashes y una habitación monótona,
muchas cosas no están en su lugar,
pero de todas se conoce su ubicación;
adentro hay ruido y detrás una especie de normalidad,
afuera hay silencio y detrás una tensa calma,
así se siente mi cabeza, deshabitada, en un no-lugar
pero con la certeza de saber dónde la tengo,
mis pensamientos van, unos en bucles y otros como olas.
Todo está bien y a la vez nada está bien.
Son esas las contradicciones que me envuelven pero que tienen sentido
y buscando la respuesta, aterrizo las ideas para deshojarlas
una por una,
como dándole una posible respuesta,
ordenando,
buscando los porques –siempre adentro–
ya que afuera solo hay culpa y justificación
entonces voy a las profundidades del deseo
voy a los contornos del placer, del desenfreno
de lo que me gusta y no me gusta
caigo en negación que a la vez es contradicción
y me pregunto de nuevo ¿quién soy?
Previamente hay un alargado silencio externo
pero mi voz interna empieza a intentar argumentar algo
soy lo que digo que soy o soy lo que niego y hago y me hace ser,
entonces abarco todo en una canasta,
y como un impulso después de un largo silencio, prosigo…

Soy lo que reconozco y soy lo que me avergüenza pero que también niego
Soy lo que acepto, soy lo que digo, pero también
Soy lo que hago y a veces no digo.
Soy lo que dicen de mí, lxs otrxs y soy lo que digo de mí, mi autoimagen.

Inmediatamente voy al vórtice,
el que más me ha atravesado,
el vórtice del desenfreno, de los no limites;
me centro en el deseo, en lo que me causa placer,
y tienen mucho en común
como espirales van del uno al otro y viceversa
y encuentro que no en todo el placer se encuentra razón
de hecho, el placer es el desencuentro de la razón
y aunque naturalmente se contrasta con el dolor,
algo de mi quiere llevarlo hasta el otro extremo,
es el sentimiento culposo,
porque detrás de ello solo encuentro goce
pero una negación extraña de nuevo se me posa en el hombro
entonces nos vemos fijamente y ya no encajamos
nos damos cuenta de que nada cambio, excepto todo
que sin darme cuenta ya no la necesito,
entonces la culpa se transforma en aceptación, necesariamente
aunque con una plena dificultad.

Existe una delgada línea entre el no-pensar y pensar
de estar y no estar, sintiendo
como cuando consumes una sustancia
no piensas en el luego, solo piensas en el ahora
y en medio del viaje, el miedo y la culpa pasan como sombras
y son parte de, no se deslindan del todo
pero eliges seguir en el éxtasis y todo parece contradictorio.
hasta que acaba, porque todo acaba en algún punto.

Y cuando acaba, el placer desaparece, entonces aparece la razón
siguen pasando como sombras la culpa y el miedo
y decides aterrizar,
lentamente se va paralizando la imagen desordenada,
y se transforma en una foto,
tu mente divaga en todos los rincones de la habitación
buscando las respuestas a tus razonamientos
desechas unos, tomas otros
como flashes llegan aquellos
los días subsiguientes pasan así…
deambular entre lo uno y lo otro y todo.
Recordar, pensar;
cerrándole el paso a la culpa que solo quiere justificarse de manera nula
cerrándole la puerta, para que ya no encaje
y afuera con frío las veo: la culpa y el drama, abrazándose
regreso a mí, un poco victoriosa pero también extraña
y sentándome en el sillón para volver a conversar con la razón
construyo argumentos
Y vuelvo a la pregunta ¿Quién soy?
Y se vuelve una respuesta.

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