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Josué Almanza foto de Adonai Castañeda
Josué Almanza foto de Adonai Castañeda

Por Adonai Castañeda

12 de febrero de 2019

Josué Almanza (Puebla, 1988) es dramaturgo y director de teatro. Autor de libros como Sturm Ruger o El rugido de los huesos (Fondo Editorial del Estado de México, 2013); Tränenpalast publicado en la antología de Dramaturgia Mexicana Contemporánea (Paso de Gato, 2016); Los obscenos de Silere / Vórtex publicado en la antología Poéticas Jóvenes I (Paso de Gato, 2016); La Herencia de los nahuales (Abismo Editorial, 2016) y recientemente Subversivo (Colección Extra(e)ditados, Fomento Editorial BUAP, 2018). Obtuvo mención honorífica en el Certamen Internacional Sor Juana Inés de la Cruz 2012 y en el Primer Premio de Dramaturgia Joven Vicente Leñero 2015. Tuve la oportunidad de entrevistarlo y aquí está el resultado. Esta es la primera de dos partes en las que se desarrolló la plática.

Puedes leer algunos de sus textos en: http://www.contextoteatral.es/josuealmanza.html

Adonai Castañeda: Platícanos acerca de tu nuevo libro Subversivo y su función dentro de la Sinergia de los caídos.

Josué Almanza: Subversivo es una obra de teatro que forma parte de una trilogía llamada Sinergia de los caídos. Los otros dos textos son Sefirot y La rabia de la colmena. Cronológicamente, Subversivo es la segunda parte de la trilogía. A éste le antecede Sefirot y le sigue La rabia de la colmena. Esta trilogía se conecta mediante puntos en la trama principal, sin embargo no comparten los mismos personajes y ocurren en tiempos y espacios totalmente distintos.

Subversivo es una obra de teatro basada en la exploración con la ciencia ficción suave, es decir, un tipo de ciencia ficción relacionado con cuestionamientos de carácter filosófico y existencial, aunque en ella se filtra la cuestión social. Es la historia de cuatro mujeres que despiertan un día dentro de una cárcel poco común y lo que sucede después.

Poco a poco el lector se da cuenta de que estas mujeres formaron parte de un grupo terrorista que no tenía como finalidad ser terrorista, sino que era un grupo de protesta más vinculado al arte y a la política. El grupo fue guiado por el personaje masculino principal [Sefirot] desembocando en la explosión de una bomba en un evento dentro una embajada.

Es una suerte de manifiesto mío y del grupo de actrices y actores, porque funciona como un antes y un después al fenómeno político que sucedió en 2012: el fraude electoral de México. A raíz de eso, nos cuestionamos cuál era el compromiso del artista con el ámbito político y social del país. Es decir: por un lado, somos ciudadanos y entendemos cuáles son nuestros deberes y responsabilidades; pero por el otro somos artistas. Entonces, a partir de la idea del artista como un ser político, rasgo inherente de cualquier individuo, nos guiamos por la pregunta ¿cuál es nuestro lugar como artistas en esta sociedad? De eso va esta obra.

Sturm Ruger de Josué Almanza
Sturm Ruger de Josué Almanza

AC. Tanto en Sturm Ruger como en Los obscenos de Silere / Vórtex existe una presencia innegable de las armas de fuego. ¿Por qué esta presencia en tus obras?

JA. En 2011 escribí Sturm Ruger con el apoyo de una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes [FONCA] de Residencias Artísticas. Me enviaron a Quebec a escribir una obra que vinculara el territorio que me recibía con mi ciudad de origen. Viajé con la idea de escribir sobre los feminicidios y, tras una larga investigación, caí en la cuenta de que el fenómeno en México ocurre bajo circunstancias distintas a como sucede en Quebec.

La tasa de feminicidios en Quebec en aquel entonces era baja y estaba vinculada con la violencia dentro de las instituciones educativas, más específicamente. Tomé la decisión de no respetar la regla de vincular ambos territorios y me enfoqué en escribir sobre el territorio que me recibió. Me encontré con uno de los acontecimientos más sangrientos de la ciudad: la matanza en la Escuela Politécnica de Montreal en 1989. Marc Lépine separa a los estudiantes dentro de un salón de clases en la universidad y asesina a todas las mujeres. Incluso hay varias películas basadas en el suceso.

Sturm Ruger es producto de una ficcionalización diez años después del acontecimiento. Tomé como protagonistas a los padres y a la hermana del asesino. La obra está escrita de tal forma que se desconoce qué es lo que sucede. Sólo se sabe de una tragedia ocurrida en el pasado sin saber de qué se trata. Al final de la obra descubrimos que se trataba de una matanza dentro de una universidad y que los protagonistas eran familia del asesino.

Así es como llego al tema de las armas de fuego. Luego descubro el miedo que les tengo, además, noto mi interés en la fenomenología de la construcción del miedo. Sturm Ruger no es una obra que solamente hable de la matanza, sino que es una teoría respecto a la sistematización del miedo dentro de la sociedad. Debido a eso, decido investigar más y descubro que el miedo se convierte en negocio vinculado con los medios de comunicación, las empresas armamentistas, que junto con la empresa automotriz, son los negocios más redituables del mundo, gracias a las leyes y la política de los estados.

Intenté hacer que cupieran todas esas cuestiones en la obra, dando como resultado una obra muy larga pero que han montado más veces en varias partes del mundo. Sin quererlo di en el clavo de un tema que nos involucraba mundialmente. Entonces cuando la obra se presenta en Colombia, Uruguay, Argentina, Estados Unidos, Canadá y México, supone un tema global dentro de las instituciones educativas: el miedo.

Cuando escribo los Obscenos de Silere / Vórtex, sigo con la esencia de investigación de Sturm Ruger aunque ahora más enfocada al hecho de la violencia. En esta obra retrato un universo que se queda sin energía, que sólo se puede conseguir a partir del miedo y el dolor. A partir de ambas tesis, concluyo que el miedo puede ser un acto lucrativo, llegando a la degradación de la existencia humana.

Portada de Sturm Ruger de Josué Almanza
Portada de Sturm Ruger de Josué Almanza

AC. Tus personajes se mueven en mundos distintos al nuestro y al mismo tiempo, similares, con nombres latinos, hebreos y árabes. ¿Por qué buscar la universalidad?

JA. Realmente, no creo que haya un interés en buscarla. Cuando se estudia literatura o creación literaria, siempre existe una aspiración al escritor universal. Aquel que te habla en cualquier idioma o lengua y comunica.

Uno se da cuenta de que la universalidad es un idilio que no existe (risas). Lo que busco es vincularme con los estudios sociales del mundo, lo que es inclusión de raza, género, entre otras. Mis obras parten de ese principio y retomo lo que me parece interesante. Tengo a Post Mortem con personajes musulmanes, La rabia de las colmenas basada en comunidades africanas, Subversivo inspirada en Siberia y escenarios del Este europeo u obras completamente mexicanas. Más bien, intento conectarme con la fenomenología social del mundo.

AC. ¿De dónde nacen las ideas de la muerte plasmadas en Post Mortem?

JA. Originalmente era un guion cinematográfico que no consideraba correcto. Tiene ese nombre a raíz de la creación de una obra que propusiera una tesis que girara en torno a la muerte. Me acerqué a varios ensayos que tocaban el tema y me pareció interesante que, como mexicanos, estamos muy vinculados con la muerte. Me despegué de esa idea y dejé de verla desde mi mexicanidad y quise formular una tesis propia de la muerte dentro de la obra.

Nuevamente, desde la fenomenología social, me di cuenta que la idea de la muerte está en todos lados, aunque su presencia se acrecienta en ciertas situaciones. Post Mortem aborda personajes con ese pensamiento.

Te contaré esa anécdota: los personajes de esta obra son los mismos y los traje de La melancolía de las bestias. Los personajes de esta obra son los padres de un hijo asesinado, el padre es un retratista post mortem y la madre es una maquillista de cadáveres. Me interesaba que los personajes estuvieran vinculados mediante una manera diferente de ver la muerte. En Post Mortem, todos los personajes la perciben de manera distinta de cómo la notamos nosotros día a día. El personaje Mar o Leonardo, por ejemplo, tienen visiones muy peculiares con respecto a esto.

AC. El protagonismo femenino en tus obras es fundamental, incluso son las mujeres quienes toman el control la mayoría de las veces. ¿A qué se debe esto?

JA. En principio, porque fui educado por mujeres. En mi familia surgió una especie de matriarcado. Fui criado por mi madre y por mis tías, de ahí que no tengo otra idea de la mujer más que la de un ser fuerte y poderoso.

Cuando decido estudiar Arte Dramático me doy cuenta que hay más aspirantes femeninos que masculinos y que desafortunadamente hay menos textos escritos para mujeres. Si tú revisas a los clásicos te encuentras con un Hamlet o un Rey Lear, pero un número limitado de personajes femeninos, como Lady Macbeth gracias a la existencia de Macbeth, Julieta se suicida por Romeo, y así otros pocos. Y yo decía “¿Por qué no podemos construir un teatro mexicano contemporáneo con grandes protagonistas femeninos?” Eso me movía.

Entonces, cuando trabajamos en el laboratorio, donde todas eran actrices, no encontramos un texto con personajes femeninos. Incluso, algunas mujeres tenían que vestirse como hombres y eso era ridículo. Por eso comencé a escribir. Después me di cuenta que parte de mi estilo era que los personajes fueran femeninos. Al menos un 90% de mis personajes eran femeninos e incluso eran mucho más interesantes.

AC. En tus diálogos hay potencia y desenfado, ¿ves a la literatura como una forma de resistencia?

JA. Para mí, la resistencia es congruencia. Nosotros somos seres políticos por instinto. A mi parecer, el arte y la escritura son actos políticos. ¿De qué manera hacemos dichos actos? Si nosotros tenemos una postura, debemos actuar en congruencia con ella, para que se construya un estilo o una forma de pensar que nos defina.

Yo creo que he logrado eso con mi literatura y me parece que intento alejarme de la consciencia de ser un artista que pretende transgredir o resistir. El acto de la escritura es un acto de resistencia en sí mismo. No voy con ese estandarte, sino que me muevo en el día a día con una forma de ser y actuar, que es ya en sí mismo el acto de resistir. Si mis obras son consideradas un acto de resistencia es por eso mismo, porque yo creo que es porque uno vive resistiendo a la lógica en la cual se mueve el mundo. Por eso creo en la congruencia: porque mis obras reflejan la forma en la que vivo. Como muchos, soy una persona en resistencia.

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