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Puebla, México, 2 de febrero de 2024 (Neotraba)

I
Nacho

Las dos preocupaciones de Nacho al iniciar el día son que no ha llegado el repartidor de hielos y tampoco el repartidor de las cemitas.

Vende tacos de mixiote en el Parque Víctor Hugo desde hace poco más de un año. El oficio de taquero lo aprendió de su ex patrón, quien es dueño de otros puntos de venta: en frente de Ciudad Universitaria y de la UPAEP.

El buen conocedor sabe que hay otros tacos de mixiote en la zona del Hospital Universitario. Esos tacos son de un familiar del ex patrón de Nacho.

Los tacos de mixiote son estilo Hidalgo, según reza la lona que pende detrás y que hace las veces de sombra. Los clientes diarios de Nacho no se preocupan si de verdad los venden así en Hidalgo o son invento de algún poblano que alguna vez vio cómo se preparaban en las cercanías de aquel estado y decidió nombrarlos a ese estilo.

Por menos de 60 pesos un universitario puede comerse 4 tacos con doble tortilla y degustar, gratuitamente, de consomé de res con garbanzos, ponerle cebolla y limón o si lo prefiere, al natural.

Los tacos se preparan con nopales, piña, cebolla y cilantro y para los más aventados también está la cebolla curtida con chiles habaneros.

Victor Hugo en el parque del mismo nombre. Foto de Óscar Alarcón
Victor Hugo en el parque del mismo nombre. Foto de Óscar Alarcón

Mientras les exprimo limón a mis tacos, Nacho me dice que el que le reparte las cemitas vende también en el mercado del Carmen, que está a dos cuadras y es el lugar al que muchos consideran el mercado donde se venden las mejores cemitas de milanesa de Puebla.

Discrepo.

Nacho se encontró un día a los repartidores de cemitas y les pidió que se las llevaran al parque ubicado entre 25 y 23 oriente. Para el que no conoce la zona, tendrá una mayor referencia cuando se encuentre con el jardín Víctor Hugo y una fila de cubetas que usan los lavacoches. El parque se encuentra entre 2 y 4 sur; además, la privada Jalisco también colinda con el lugar.

¿Y si no llegan? ¿Las consigues en otra parte?, le pregunto después de darle un trago al Jarrito rojo, que es con lo que recomiendo acompañar los tacos.

No. Me responde. Como no hay hornitos por aquí cerca me tendría que quedar sin cemita y es que si no llegan temprano se me quedan porque la gente a veces prefiere más los tacos que las cemas. No me habían fallado durante tres semanas y a partir de este lunes comenzaron a quedarme mal, me dice.

Buenos días, Nachito, saluda una Naranjita. Es una mujer de más de 50 años, quien camina contenta porque el camión se llevó todo el cartón que había acumulado. No se lo querían llevar y es que yo no lo vendo. Es mucho para andarlo cargando.

Las Naranjitas están al servicio del Ayuntamiento y se encargan de la limpieza de los parques y calles. Su trabajo es arduo. Las he visto caminar detrás de los contingentes que desfilan el 5 de mayo, limpiando el confeti y el excremento de los caballos. También las he visto recoger la basura detrás de los contingentes que se manifiestan el 8 de marzo y las chicas que van adelante les aplauden.

Mientras conduzco al trabajo, muy temprano, es normal que me encuentre con sus enormes botes sobre el arroyo vehicular. Muchos conductores se enojan y les tocan el claxon. Considero que no hay que molestarse con ellas pues, de subir el bote a la acera, el trabajo de limpieza se volvería más complicado. A estas trabajadoras se les debe de respetar. Son heroínas anónimas.

Las latas sí me las llevo. El otro día junté como dos kilos de lata, pero se me perdieron. No sé dónde las dejé. Le pedí a la señora de las gorditas que preguntara en la tienda, pero le dijeron que ahí no había nada. No me acuerdo dónde las puse.

Me dice la supervisora que me lleve el cartón, pero no puedo. Es mucho estorbo. Lo bueno es que el camión se lo llevó todo. Lo malo es que el otro día me dejaron las banquitas llenas de quesillo. Eso no se vale… pero bueno, que tengas buen día, Nachito.

Antes de irse, le digo que las Naranjitas hacen un trabajo enorme y que todos deberíamos de reconocérselo.

Gracias, joven, provecho, me dice y se despide.

II
Victor Hugo

El 5 de mayo de 1862, el ejército francés, el más poderoso del mundo en aquel entonces, sufrió una derrota ante el ejército mexicano, que se componía, entre otros, por habitantes de Zacapoaxtla, Xochiapulco, Cuetzalan y Xochitlán. Es sabido que los poblanos suelen romantizar el sitio del 5 de mayo como una fecha épica. Quizá sí lo fue, aunque hubo muchos factores que consolidaron su victoria, lo que quedó claro un año después cuando los franceses les ganaron a los mexicanos.

Después de esta victoria, Víctor Hugo, prolífico escritor y promotor del género epistolar –se sabe que le escribía a Benito Juárez– escribió una carta a los habitantes de Puebla, que se convirtió en una placa y que ahora se exhibe en la Casa de la Cultura de Puebla, a un costado de la catedral, y que reza:

“Habitantes de Puebla:

Tenéis razón en creerme con vosotros

No os hace la guerra Francia. Es el imperio. Estoy con vosotros, vosotros y yo combatimos contra el imperio. Vosotros en vuestra patria, yo en el destierro.

Luchad, combatid, sed terribles y, si creéis que mi nombre os puede servir de algo, aprovechadle, apuntad a ese hombre a la cabeza con el proyectil de la libertad.

Valientes hombres de México, resistid.

La República está con vosotros y hace ondear sobre vuestras cabezas la bandera de Francia con su arcoíris y la bandera de América con sus estrellas.

Esperad, vuestra heroica resistencia se apoya en el Derecho y tiene en favor la certidumbre de la Justicia.

El atentado contra la República Mexicana, continúa el atentado contra la República Francesa.

Una emboscada, completa la otra. El imperio fracasará en esta tentativa infame así lo creo, y vosotros venceréis. Pero ya venzáis o ya seáis vencidos, la Francia continuará siendo vuestra hermana, hermana de vuestra gloria y vuestro infortunio, y ya que apeláis a mi nombre os repito que estoy con vosotros; si sois vencedores; os ofrezco mi fraternidad de ciudadano, si sois vencidos, mi fraternidad de proscrito.”

Víctor Hugo

La placa está escrita con mayúsculas y la puntuación me parece extraña. Desconozco si Victor Hugo escribía en español o si hubo un traductor de la carta.

Ese rostro cetrino está inmortalizado en un monumento, una cara de bulto, dorada y con los ojos profundos, nariz de bola y barba como si fuera un Hércules clichesco. El monumento ha sido vandalizado y le escribieron debajo “Te amo…” y luego unas letras ininteligibles, y a un costado el espacio donde había una placa que aludía al vate. VvE son tres letras que también se aprecian. El olor a tacos de mixiote se extiende hasta ahí y los curiosos ya preguntan si le pueden echar cebolla y piña a sus tacos.

Toda la que gusten, responde Nacho.

Espacio donde debería de ir una placa en el Parque Victor Hugo. Foto de Óscar Alarcón
Espacio donde debería de ir una placa en el Parque Victor Hugo. Foto de Óscar Alarcón

En Puebla existe una cantidad de parques que no se encuentran en el abandono, pero que las efigies ahí instaladas no le significan nada a los transeúntes. No existe una identidad con el parque, y lo mismo puede ser Víctor Hugo que Francisco I. Madero, no hay arraigo ni memoria histórica.

Nadie niega la posibilidad de que los vendedores ambulantes se instalen, en muchas ocasiones esos mismos vendedores cuidan que no se pinten las bardas o las estatuas… sólo hay que recordar cómo le fue a la cabeza de Luis Donaldo Colosio en un parque del mismo nombre, pero bien nos vendría que los vendedores de tacos hicieran las veces de cronistas y que mientras uno le da un trago a un Jarrito de tamarindo escucháramos con atención cómo se rescató la cabeza o la pierna fundida en bronce de tal o cual héroe o escritor, mexicano o extranjero.

Victor Hugo en el parque del mismo nombre. Foto de Óscar Alarcón
Victor Hugo en el parque del mismo nombre. Foto de Óscar Alarcón

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