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Portada de Kafka en traje de baño de Franco Félix.
Portada de Kafka en traje de baño de Franco Félix.

Por Iván Gómez (@sanchessinz)

Hace unos meses Eduardo Huchín Sosa publicó en Tierra Adentro el artículo “Reseñas, para qué, maldita sea”, en el que propone las diferentes maneras de analizar un libro. Menciona que toda reseña escrita de 1 a 5 años de la publicación de la obra es una revaloración. Así propongo ver este texto.

En 2015 apareció Kafka en traje de baño (Ganador del Premio Concurso del Libro Sonorense 2014, Nitro Press), se trata de tres crónicas en donde Franco Félix (Sonora, 1981) busca desenmarañar lo que a nadie le interesa. El resultado es un libro que aborda el humor de manera eficaz, da la impresión de que es usado por Franco como recurso para despertar interés por lo que se narra. Y también como una forma inteligente de abordar la crónica.

Ya hace tiempo se busca darle la importancia que merece, se ha logrado desde el uso del lenguaje al no usar acartonamientos ni fórmulas periodísticas y aprovechar sus posibilidades literarias. Sobran libros que ejemplifiquen esto, de los últimos años destaca Aquí no es Miami de Fernanda Melchor, o la obra de Fabricio Mejía Madrid y Héctor de Mauleón (no me remito a libros concretas porque ambos han abordado la crónica en casi todos sus libros). Gracias a esto, el género parece ya más visible, prueba de ello es que en la FIL Guadalajara 2018 se llevó a cabo el primer encuentro de Crónica.

Franco Félix presentando Kakfa en traje de baño, foto de Óscar Alarcón
Franco Félix presentando Kakfa en traje de baño, foto de Óscar Alarcón

Con este libro, Franco se unió a dicho esfuerzo –que desde luego puede no ser premeditado sino que surge por las condiciones de quienes escriben en determinado contexto.

El texto de mayor popularidad es el que le da título al libro, en éste, al enterarse el autor de la posible existencia de familiares de Franz Kafka en Sonora, México emprende una investigación de alrededor de 5 años. En la segunda, “El origen del autismo” retrata esta condición a través del caso de su primo Ramón, y en la tercera “Vacaciones en el Borda”, investiga el hallazgo de un cuerpo momificado en El Borda, un famoso hospital psiquiátrico en Buenos Aires, Argentina.

Si bien cada una de las crónicas posee sus particularidades, en las 3 hay varios elementos comunes que otorgan fuerza al libro. El primero en destacar es la figura de Franco, pues contrario a lo que buscan el grueso de los reportajes periodísticos, aquí el autor hace vivenciales las investigaciones, de modo que todo lo conocemos a través de su ojo más lo que vive para llegar a la información, como el pésimo trato que recibe por parte de algunos de los posibles familiares de Kafka. Dado el carácter de las crónicas, este aspecto se disfruta al borrar de la narración todo rasgo de impersonalidad. Los sucesos que vive Franco evidencian las frustraciones de su investigación y el inminente fracaso de no desenmarañar lo que se niega a ser mostrado.

Mauricio Bares y Franco Félix momentos antes de presentar Kafka en traje de baño en Cholula, Puebla. Foto de Óscar Alarcón
Mauricio Bares y Franco Félix momentos antes de presentar Kafka en traje de baño en Cholula, Puebla. Foto de Óscar Alarcón

Ese es el origen de las 3 crónicas y un poco su desenlace. En el caso de “Kafka en traje de baño”, cuando más cerca parece estar de la verdad, esta se desvanece y acaba en el irremediable absurdo de dedicarle 5 años a algo que acabó por conducir a muy poco. Sin embargo, este es uno de los aspectos más enriquecedores del libro: el fracaso del que surgen páginas y páginas con brillantes descripciones e introspecciones que sensibilizan al lector ante su realidad y todo lo que desconoce de ella. Cada línea parece hecha con este objetivo.

No por nada Franco se describe como un investigador de aquello que a nadie le interesa aparentemente, o es que nadie lo había presentado bajo la perspectiva que dan estos textos, después de todo, ese es uno de los roles más importantes del escritor: mostrar la realidad como un objeto que explota en la cara. Me explico: la publicación en 1997 de Dora Bruder de Patrick Modiano recordó que los judíos asesinados en los campos de concentración no son sólo cifras, sino que tienen rostro, como Dora, una chica parisina de 15 años que fue enviada a Auswitch mientras vivía la rebeldía de escapar del colegio en el que fue internada; en El desfile del amor de Sergio Pitol un historiador trata de averiguar quién mató a Erich María Pistauer una noche de otoño a la salida de un edificio en la colonia Roma, pero lo hace 30 años después del suceso, siendo que en su momento se le dio muy poca importancia, la novela genera la incógnita: ¿cuántos sucesos cercanos se escapan de nuestro conocimiento? Ese es el mayor logro de Franco: la duda por todo lo que es invisible ante los ojos de la cotidianidad y por ende no interesa a nadie.

La disolución de los géneros

Una de las tareas más complejas de la teoría literaria consta de clasificar lo cada vez menos clasificable, si bien es difícil confundir algunos géneros con otros, en otros casos algunos adoptan características ajenas para usarlas a su favor, esto implica siempre una evolución. Así, el monólogo y la crónica se amalgaman en Voces de Chérnobil de Svetlana Aleksiévich, la crónica y el cuento en Crónicas Marcianas de Ray Bradbury, y la novela y la crónica en Dora Bruder del referido Modiano.

Afortunadamente las complejidades clasificatorias son empresa de los teóricos y no de este simple texto, sin embargo, Kafka en traje de baño contribuye a la interrogante: ¿Cómo clasificar lo inclasificable? Si bien la investigación nutre los textos de fuerza periodística, las narraciones que se van más hacía lo literario le añaden una riqueza diferente que lo transforman en un híbrido que bien pudo integrarse en otro género.

De izquierda a derecha: Franco Félix, Ana Fuente Montes de Oca, Fanny Enrigue, Guillermo Núñez Jáuregui y Mauricio Bares en Mexicali. Foto de Óscar Alarcón
De izquierda a derecha: Franco Félix, Ana Fuente Montes de Oca, Fanny Enrigue, Guillermo Núñez Jáuregui y Mauricio Bares en Mexicali. Foto de Óscar Alarcón

Regresando al ejemplo de Dora Bruder, la investigación de la chica que emprende Modiano es tan difícil que igualmente opta por narrarlo conforme lo vive. Si bien ambos estilos son muy diferentes, los textos tienen un origen más o menos similar y los dos se distinguen por la obsesión de sus autores que de todas maneras los conducen al fracaso.

La constante en ambos también es imaginar lo que pasó a través de lo recopilado, ejercicio que juega con la realidad al construir sucesos que posiblemente ocurrieron pero que son imposibles de demostrar.

Acaso este libro es una muestra de la constante evolución de la literatura. De cuando seguir las reglas del género que se escribe y cuando no, cuando innovar.

Kafka en traje de baño, Franco Félix. Nitro Press, México, 2015.

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