¿Te gustó? ¡Comparte!
Imagen de portada de Animal Verdadero de Rafael Villegas
Imagen de portada de Animal Verdadero de Rafael Villegas

 

Por Óscar Alarcón

30 de octubre de 2018

 

El sábado 27 de octubre de 2018, un hombre armado entró a una sinagoga en Pittsburgh, Pensilvania, en los Estados Unidos, disparó para terminar con la vida de 11 personas que se encontraban en el lugar. El viernes 18 de mayo de 2018, un joven de 17 años de edad, abrió fuego contra sus compañeros de escuela, con lo que asesinó a 10 personas e hirió a 10 más, todo en una secundaria de Santa Fe, en Houston, Texas. Algo similar ocurre en la novela Animal verdadero de Rafael Villegas, que comienza con un tiroteo en una escuela en Estados Unidos. Se trata de una historia que va más allá del crimen. Estamos frente a la historia de lo que ocurre después del “Día D”.

Con una enorme frialdad y destreza, Rafael Villegas, construye a Luther Morán, un personaje por cuyas venas corre sangre mexicana y norteamericana, que se encuentra atrapado en su propio laberinto mental y cuya memoria ha sido trastocada por la guerra.

 

Óscar Alarcón. Animal verdadero comienza con una imagen aparentemente premonitoria pero que al mismo tiempo se ha convertido en un lugar para nuestros vecinos del norte: el asesinato de varios estudiantes a manos de uno de sus compañeros de escuela. ¿Qué pensaste cuando se formó el paralelismo entre lo que se cuenta en tu novela y lo que ha ocurrido varias veces en algunas escuelas en Estados Unidos?

Rafael Villegas. El tema de los asesinatos masivos en las escuelas de Estados Unidos me interesa desde hace mucho tiempo. He dicho en otro momento que una historia surge del encuentro de las obsesiones con las circunstancias.

 

No me propuse escribir una novela sobre tiroteos escolares, en realidad todo comenzó cuando empecé a escribir sobre mí mismo atrapado en un embotellamiento carretero que duró diez horas.

 

En el autobús en el que viajaba de la Ciudad de México a Guadalajara venía una persona religiosa que aprovechó al público cautivo para ponerse a predicar. Yo me hice el dormido y por eso no se acercó a mí, pero escuché todo. Recordé mi propia infancia y adolescencia en iglesias protestantes. Y eso siempre me hace pensar en Estados Unidos y su imaginario religioso, que muchas veces se relaciona con su imaginario de violencia. Y entonces llegué a los tiroteos. Ya sabes, saltar de una idea a otra. Entonces me di cuenta de que no estaba escribiendo sobre mí mismo atrapado en un embotellamiento carretero, sino sobre alguien más, un muchacho gringo descediente de mexicanos. Me pregunté qué hacía ese muchacho atrapado en la carretera en la madrugada. Escapaba. ¿De qué? Y ahí empezó todo. Escribí el esqueleto de la novela en una semana en un hotel de la zona de Plaza del Sol en Guadalajara. Ya en la escritura surgieron los demás temas. Me di cuenta de que era necesario empatar el destino individual de Luther, el autor del tiroteo, con el destino colectivo de Estados Unidos. No lo sabía cuando empecé, como digo, los temas se forman en la escritura. Así lo creo. No concibo la escritura como un mero vaciado de ideas. Creo que en la escritura lo interior es lo exterior. No podría haber imaginado a Luther sin ese embotellamiento y sin ese predicador espontáneo del autobús.

 

Rafael Villegas foto tomada de su facebook sin su autorización
Rafael Villegas foto tomada de su facebook sin su autorización

 

ÓA. Me parece que Luther Morán, el protagonista de Animal verdadero, se puede convertir en uno de los personajes más post humanos de nuestra literatura, ¿cuáles fueron las raíces para que pudieras concebir a este personaje?

RV. Quería saber cómo se puede sobrevivir al propio horror. La novela no trata tanto del asesinato masivo cometido por Luther en la escuela, sino de cómo se vive después de eso. Ser humano significa, entre tantas cosas, que puedes convertir en pasado (es decir, en relato del pasado) todo lo vivido.

 

Digamos que Luther, para sobrevivir a su propia monstruosidad, se deshace de ese rasgo humano. Es una contradicción, claro, una de tantas que tiene el personaje. Si el Dr. Manhattan de Alan Moore es capaz de experimentar el tiempo y la realidad de manera simultánea, Luther está en el otro extremo. Sólo sabe del aquí y el ahora. O eso pretende.

 

Es como un ojo impersonal, una cámara, su punto de vista es deficiente: por lo general, sólo sabe lo que ve y oye. La primera víctima de esta incapacidad de memoria es su propio lenguaje, que es el lenguaje mismo de la novela, alienado, parco, presentista, ajeno a cualquier figura retórica.

 

Portada de Animal Verdadero de Rafael Villegas
Portada de Animal Verdadero de Rafael Villegas

 

ÓA. Hablando de la post humanidad, considero que tu novela podría contener escenarios y una trama más que apocalíptica yo diría post apocalíptica, ¿qué elementos de la cultura norteamericana consideras que son los claves para la aparición de personajes como Luther Morán?

RV. La novela, obviamente, le debe mucho a la cultura estadounidense, a la popular y a la llamada alta cultura estadounidense. Cuando estudiaba la licenciatura (estudié Historia), escuchaba constantemente en las aulas aquello de que Estados Unidos, a diferencia de México, carecía de historia y cultura. Es una simplificación chovinista. Su historia podrá ser más reciente y su cultura menos ancestral, pero ambas son muy ricas e influyentes.

 

Yo quería hablar de Estados Unidos porque me interesan la narrativa, las imágenes y los imaginarios vastísimos con los que han explorado sus propios fantasmas. Uno de esos fantasmas, claro, es la violencia. La violencia es un aspecto de lo humano, pero quería explorar esa forma peculiar de la violencia que se ha dado principalmente en Estados Unidos: los asesinatos escolares, un tema que me ha obsesionado desde la masacre de Columbine.

 

ÓA. ¿Qué significa la guerra para ti?

RV. Es un resquebrajamiento radical en las redes de convivencia de una comunidad. Pone en duda las razones por las que compartimos algo con alguien, es decir, es una perturbación del sentido mismo de comunidad humana. La guerra contra el narco nos ha permitido ver esto de manera más cercana: ¿qué comparto realmente con ese sujeto que arranca la piel y cuelga cadáveres en los puentes de mi ciudad?, ¿es tan humano como yo?

 

La guerra introduce un virus en nuestra capacidad de ser empáticos, de ponernos en el lugar del otro. La guerra también establece un tiempo fuera, un ámbito paralelo en el que sus participantes pueden ser otros, o quizá, ser ellos mismos, tal cual son, por fin. La guerra establece un marco de posibilidad para la monstruosidad que cada uno de nosotros lleva dentro.

 

Es decir, la guerra es tanto un acontecimiento real como virtual. Es virtual porque permite que sus participantes actúen como si fueran otros, lo que no serían en casa si todo fuera bien. Ahí nace una tensión dolorosa: por un lado, una condición existencial ajena, la guerra, que aplasta la voluntad individual; por el otro, la guerra somos nosotros, somos la bala que disparamos. Somos la condición que nos aplasta.

 

La guerra nos permite ser otro, pero no cualquier otro, sino el otro colectivo. La guerra nos mete ahí, en el espíritu de la colmena. Y eso, me parece, es horroroso.

 

Rafael Villegas foto tomada de su facebook sin su autorización
Rafael Villegas foto tomada de su facebook sin su autorización

 

ÓA. Nietzche se encuentra con un caballo y se pone a llorar, se ha dado una interpretación a este pasaje como si se tratara de una forma de ofrecer disculpas ante los animales a nombre de todos los humanos que los han maltratado. En Animal verdadero, la figura del perro, un husky, es muy fuerte y determinante para la historia. ¿Qué relación, de forma personal, guardas con los animales, qué significan para ti?

RV. El husky en Animal verdadero ilustra el proceso por el que Luther desecha la experiencia y no la llega a convertir en memoria. Lo mismo pasa con la hija y la esposa de Luther, igual con su madre. Luther es un agujero negro, es puro olvido. Luther olvida que tiene un perro al que en otro momento hemos visto cuidar hasta con cierta ternura. Luther tiene un momento filial con su hija, poco antes de abandonarla y borrarla de su experiencia del mundo. Es como si el mundo de Luther se desmoronara en cuanto lo experimenta. En Luther no hay futuro, no hay mañana. El destino del husky era el olvido.

 

Por otro lado, en lo personal, siempre he tenido una relación ambivalente hacia los animales. No soy capaz de humanizarlos, no puedo con la idea de los perrhijos o gathijos. Pero siento fascinación por los animales por eso, por su no humanidad, por todo lo que en ellos no es como nosotros. No entiendo a las personas que tienen animales para reflejar los rasgos de su propia personalidad.

 

Hablo de tener un labrador, por ejemplo, porque crees que eres una buena persona, fiel, amable, sociable, hasta sumisa. O tener un gato porque crees que eres lo contrario: independiente, interesante, antisocial, dominante. Usar un animal para hablar de sí mismo, como signo del Yo, es algo que me resulta extraño y en, muchos casos, esencialmente falso. Pero a mí me gusta pensar que incluso los animales domésticos, adorables parásitos, mantienen un cierto grado de otredad, de aquello que está más allá de nosotros. O se puede pensar de otra manera: los animales como recordatorios de lo que fuimos, del origen, del Jardín del Edén en el que la conciencia era sólo una posibilidad, ese momento en el que éramos incapaces de narrarnos a nosotros mismos.

 

Los animales, por eso mismo, me parecen un misterio. Cuando veo la mirada de mi perra puedo interpretar que quiere carne o salir a pasear, pero a veces simplemente no sé lo que quiere, no sé si quiere algo. Veo su mirada como un puente al lado salvaje, donde lo humano no tiene ninguna relevancia. Y este es un problema esencial de Animal verdadero, ¿podemos narrar desde fuera de lo humano? Y si es el caso, ¿cómo sería ese relato?

 

ÓA. ¿Qué significado tienen para ti los veteranos, no sólo de guerra, sino en una sociedad como la norteamericana y como la mexicana?

RV. Los miércoles doy una clase de narrativa a adultos mayores. El semestre pasado tuve en el grupo a un señor que decía haber formado parte del Batallón de Paracaidistas durante la matanza de Tlatelolco. Los relatos que hacía para la clase giraban casi siempre alrededor de la vida militar y, en específico, acerca de 1968. Me daba la impresión de que narraba para apagar una culpa y para construirse una versión más llevadera de sus propios actos, de los que estaba quizá demasiado consciente. Es decir, su proyecto narrativo era la invención de otro Yo, uno más amable, desentendido, hasta medio inocente de lo que pasaba alrededor de la vida militar. Uno que minimizaba el alcance real de la tragedia del 68, a la vez que se mostraba orgulloso de su pertenencia al ejército.

Este señor me hace pensar que ser veterano de guerra significa que tu relato de vida debe girar siempre, regresar, como en espiral, a una tragedia, a ese resquebrajamiento que es la guerra, como lo decía hace rato.

 

Portada y cuarta de forros de Apócrifa de Rafael Villegas
Portada y cuarta de forros de Apócrifa de Rafael Villegas

 

ÓA. Cómo te has sentido con la publicación de tu libro Apócrifa en Paraíso Perdido, ¿cómo observas los mercados y los lectores entre editoriales como Ediciones B, que es en donde está Animal verdadero y las independientes como Paraíso Perdido?

RV. Hay ventajas y desventajas en las independientes y las llamadas comerciales. Y también hay libros más adecuados para unas y para otras. El problema de las comerciales, creo, es el volumen de títulos que producen. Esto se traduce en una menor atención, específicamente en la promoción del libro. Si eres autor nuevo, casi depende de ti mismo la chamba de promover, el acercamiento a medios, las presentaciones, etcétera. La ventaja que yo veo en las comerciales es la exposición en librerías. El alcance de la distribución de las comerciales suele ser mayor que el de las independientes. Y esto no es cualquier cosa, especialmente para los que traemos la falla de origen de escribir para que nos lean, y que hemos llenado nuestra maleta de ejemplares o hemos hecho paquetes para enviar a donde nuestros libros no llegan.

 

Digo, porque hay autores que juran interesarse poco por ser leídos. Y aquí es donde entra el asunto de que hay libros que pueden encajar mejor en una u otra forma de edición. Si te interesa ser leído por los lectores de hueso colorado que ponen calificaciones y comentarios en Goodreads, entonces quizá tengas una mayor oportunidad en una editorial independiente.

 

Y remarco el “quizá”, porque no creo que haya fórmulas e igual encontramos en las comerciales libros que realmente inciden en la historia de la literatura mexicana, ahí está el caso de Fernanda Melchor con Random House. Las condiciones de los contratos, según mi experiencia, son los mismos en independientes y comerciales: el autor ocupa el nivel inferior en la cadena de beneficios.

 

Los contratos son leoninos, pero las editoriales comerciales tienen tan mecanizados los procesos que por lo menos te llegan esas mínimas ganancias que obtienes por las ventas del libro. Para quienes no romantizamos el oficio de la escritura, el pago por el trabajo es sagrado. Aunque se vendan sólo cien ejemplares de un libro, uno quiere el porcentaje convenido. Con eso se puede pagar el gas, la luz y Netflix.

 

Es indignante cómo en el proceso de producción de un libro es más sencillo evitar pagarle al autor que a la librería, al distribuidor, al impresor, al corrector, al ilustrador, etcétera. Y eso tal vez es culpa de muchos escritores que se dan por servidos al ser publicados. La emoción de publicar, sin embargo, no debería ganarle a la emoción de pagar las deudas. Por supuesto, hablo sólo desde mi experiencia y la de algunas personas que conozco. Me da la impresión de que la experiencia de los autores con las editoriales comerciales es parecida, pero con las independientes hay de todo. Sucede que algunas independientes, incluso, pueden ser tan abusivas y descuidadas como las comerciales.

 

ÓA. Me gustaría cerrar con una pregunta que le hago a todas las personas con las que platico, pero que gracias a los temas de los que se hablan en Animal verdadero cobra más sentido aquí, ¿qué es el amor

RV. Sé más de la guerra que del amor. Cosa rara porque no he experimentado la guerra, pero sí el amor.

¿Te gustó? ¡Comparte!