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Por Luis J. L. Chigo (@NoSoyChigo)

Puebla, México, 25 de enero de 2022 [00:46 GMT-5] (Neotraba)

Nuestra relación con los textos de perfil académico puede llegar a ser tediosa. Su enlace con las cuestiones laborales y de formación profesional en ocasiones coloca una barrera para lograr un acercamiento. Otras veces, la mala orientación sobre los mismos nos puede separar de toda la literatura.

Sin embargo, esta división artificial –como todas las divisiones– es evitada con astucia por muchos escritores y escrituras. Con regularidad, los consagrados rompen estas variantes para transmitir sus pensamientos o conocimientos.

En la clasificación de estos textos desinteresados por los límites, llegó a mí La forma inicial. Conversaciones en Princeton, una edición de once charlas, conferencias en formato de diálogo y artículos del escritor argentino Ricardo Piglia. Las discusiones de dichos textos giran alrededor de los artificios literarios que están transformando a la literatura o se encuentran en medio de un cambio generacional: la narrativa, las interpretaciones, géneros, tiempos e historia se reúnen en la discursiva de Piglia para su análisis.

Desde su inicio podemos observar una de las virtudes de su edición. Se coloca al lector en el lugar donde transcurrieron las charlas o conferencias. A excepción de los artículos, se aclara la locación del evento. Parece un detalle mínimo, pero en el desenvolvimiento de las palabras, dichos espacios acogen las reflexiones. Si bien la mayoría de los textos se ubican en Princeton –en diferentes sectores–, el lector puede viajar de Argentina a Estados Unidos siguiendo los pasos de Piglia.

De forma muy personal, desde hace mucho evitaba el contacto académico con cualquier libro. Sin embargo, La forma inicial representó el regreso de forma gustosa a ese trabajo casi escolar. Por ello, para evitar el enfado del lector de esta reseña, la resumiré a tres apartados de la obra presentada.

“Tiempo de lectura” es un conversatorio que se desarrolla en la Biblioteca Nacional de Argentina. Los interlocutores son Horacio González y Sebastián Scolnik. Se trata de un repaso por la actualidad en las formas de leer. En ella, Piglia no hace señalamientos morales o impone una forma concreta de lectura, sino indica la transformación de la técnica y no de su forma.

La disertación señala como origen de lo anterior al hecho de que el lenguaje es irremplazable; podemos leer bajo cualquier capacidad tecnológica, sin embargo, el lector siempre será el detective en busca de la resolución de los símbolos. Curiosamente, el argentino sí apunta el uso de la información manejada en la era tecnológica como un sospechoso que pretende reemplazar el uso de las narrativas. Es decir, si la lectura no cambiará, sí lo hace la acumulación de datos. Podemos estar en contacto permanente con dicha acumulación de información pura y no generar con ello empatía, pues se ha sobrepuesto este elemento a la manera de contar los sucesos.

Ricardo Piglia. Foto extraída de https://calledelorco.com/2018/05/24/los-tres-modos-de-leer-de-un-escritor-ricardo-piglia/
Ricardo Piglia. Foto extraída de https://calledelorco.com/2018/05/24/los-tres-modos-de-leer-de-un-escritor-ricardo-piglia/

Es de destacar la comparación de las instituciones culturales o universitarias como policías de la palabra o al menos de la propiedad intelectual. Piglia abre un debate sobre la autenticidad de las ideas literarias donde se heredan continuamente las narrativas, pero siempre hay una disputa por controlar su origen. Es decir, ¿quién es el dueño de las narraciones? Este constructo lo deja plasmado en la disputa escritor-ley:

“La literatura pone en cuestión el régimen de control jurídico. Ha estado siempre en tensión con la censura, que es una de las formas legisladas de control”.

(p. 33)

Otra de las propiedades de la edición es la consecución de los temas. Ninguna conversación es independiente del resto. Incluso se podrían señalar las pausas de los escritos como respiros del autor entre las distintas charlas. Como se mencionó al inicio, hay una reflexión constante sobre los elementos que posibilitan la literatura.

En “Sobre la interpretación narrativa. Notas para una conferencia” encontramos una profundización en las formas de apropiarse de un relato. Si bien en “Tiempos de lectura” Piglia revisa las propiedades para convocar desde la palabra, en este texto se adentra en cómo los sujetos participan de las historias.

En este trabajo que parece siempre estar un paso delante de los métodos académicos, se nos muestran variantes de interpretación tan distintas como válidas respecto de las canónicas. Por ejemplo, que “Un relato siempre puede ser interpretado, es decir, vuelto a narrar” (p. 74). Se trata de una especie de secreto mínimo develado por Piglia: las notas para esta conferencia son a su vez interpretaciones de distintos clásicos de la Literatura, así como de sus contemporáneos. Kafka, Stendhal, Dostoyevski; Canetti, Cortázar, Borges y Arlt.

Sin embargo, esta nueva narración viene sujeta de preguntas. La distinción entre hechos y relatos hace posible nuestra capacidad para interpretar algo. Es en el relato donde residen los cuestionamientos: ¿por qué sucede algo? Si bien podemos conservar los eventos como estructuras lógicas con tiempos determinados, son las motivaciones las causantes de los primeros.

Aquí se continúa la oposición entre literatura e información –y que de alguna manera aparece en la oposición verdad-secreto expuesta en “Aspectos de la nouvelle”–:

“La interpretación equivocada está más presente en nuestra cultura –y en nuestra vida personal– de los que nos resignamos a aceptar. Por eso tal vez la novela ha sido el género que mejor ha mostrado el desconcierto de la significación –y la búsqueda del sentido– en un mundo del que han desertado los dioses”.

(p. 78)
PPortada de "La forma inicial. Conversaciones en Princeton", de Ricardo Piglia.
PPortada de “La forma inicial. Conversaciones en Princeton”, de Ricardo Piglia.

Entre todo este ambiente que puede parecer sesudo, aparecen estelas de la personalidad del argentino. Es el caso de “Volver a empezar”, entrevista cedida a Ana Solanes y publicada en Cuadernos Hispanoamericanos en 2007. Se trata de una conversación con tintes para pensar la cotidianidad de Piglia.

Su importancia radica en lo que el mismo Piglia señala en la nota introductoria: se conserva el tono oral para mantener el flujo natural de los temas y lo impregna de un carácter auténtico, donde el lector mantiene el diálogo.

El descubrimiento de la humanidad de un escritor suele ser sorprendente pues desmitifica la figura pública o dada frente a los medios. Piglia viviría en Estados Unidos hasta 2010 mientras impartía clases en Harvard y Princeton. Esto no le impide hablar del modelo intervencionista de ese país y de cómo se consolida su hegemonía neoliberal a partir de mostrarse como un modelo a seguir. Aunque esta respuesta la da de manera sensata, es breve y equilibrada, pues también pone la mira la popularización de estar en contra de los Estados Unidos a partir de las revoluciones latinoamericanas, pasando por alto las diferencias entre sus estados.

Por demás, se conocen los lugares donde realiza los actos de escritura, la naturalidad de su relación con la palabra, las ataduras realistas en sus perspectivas de la existencia –como señalar cuáles textos le hubiera gustado escribir y el decaimiento en la escritura de un autor, pues, como se ve en el imaginario social, no se escribe mejor con los años– y sus posturas políticas.

A la mitad de dichos cuestionamientos se le preguntará lo que hace trascendente a una obra. Sin dar más detalle de su respuesta, Piglia contempla un panorama de escritura donde es indispensable dialogar con el lector sin dejar de mantener un enigma vivo. Esta especie de sostén filosófico de la narrativa apunta mucho a la personalidad que descubrimos página a página en La forma inicial; en un contexto de prevalencia informática o de egos intelectuales, las discusiones generadas por él nos colocan una mirada distinta para movernos en el presente. Dejar de escribir para los escritores y hacer asequible un conocimiento mayor sobre la Literatura a quienes no están –ni estarán ni les interesa estar– empapados del tema sea quizá su objetivo primordial.

La forma inicial es un libro enigmático y libre. Imagino al autor de Plata quemada terminando cada conversación como terminó la entrevista con Ana Solanes: yendo a nadar. La edición del libro es de 2015, dos años antes de su muerte. La lectura de este libro está ligada tanto a una reunión de su obra como a la transmisión de un mensaje, no una apelación a la forma sino a la posición que juega en la cosmogonía de las letras latinoamericanas.


Piglia, Ricardo. (2015) La forma inicial. Conversaciones en Princeton. Editorial Sexto Piso.


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