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Por Carlos Sánchez (@MamboRock_)

Hermosillo, Sonora, 10 de octubre de 2020 [00:01 GMT-5] (Mamborock)

Al puro estilo de la intimidad tecnológica. Cada quien desde su espacio. Cada uno en su horizonte. Desde la oportuna opción de las redes sociales. A través de una pantalla. La convocatoria plausible para celebrar la aparición y continuidad de la mejor obra narrativa escrita en todos los tiempos, en Sonora.

Así le hicimos. Acudimos al llamado y nos pusimos a mirar y a escuchar: el recuento de los años, las descripciones de cómo se fue construyendo la urbanidad, la desolación, la intensidad constante contenida en Ciudad nocturna.

Debido al saldo de treinta días en la disposición de los lectores, acatando al Reto Lector Sonorense, nos presentamos desde nuestro aparato receptor y transmisor: celulares, computadoras, tabletas. Para acompañar al autor del libro de marras, el maestro Luis Enrique García.

Él desde su morada, nosotros desde el limbo o cualquier lugar de la órbita. El chiste es que estuvimos allí, en compañía de sus ojos que lo abarcan todo, prestos a su memoria que lo describe todo. Con el más aguzado sentido del humor, su chispa y sagacidad.

Rememorando a los personajes de su creación, yendo y viniendo al recuerdo de los días, esos días que con lápiz de voz nos recreó en esta charla de sesentaitantos minutos sin desperdicio.

El ir y venir a los tiempos aquellos de picar piedra para generar espacios, con el texto debajo del brazo y al encuentro de pocas personas afines. “Nos leíamos entre nosotros”. La aseveración honesta.

Luego se vino el desfile de comentarios, el reconocimiento, la querencia y la alegría. La gratitud de los alumnos que se asumen privilegiados de esas aulas en las que Luis Enrique García compartió, febril, el conocimiento.

Tarde noche de conversación, al más próximo estilo de la tertulia, ir al teatro, recorrer las escalinatas del Museo y la Biblioteca de la UNISON. El Centro de las Artes. Porque los pasos de Luis en esas locaciones permanecen en nuestros recuerdos.

El teatro de nuevo, la gratuidad también, porque sin el trabajo, la investigación y el registro, el arte escénico del alma máter no estaría inscrito en la historia.

Calan los personajes cuando los describen los protagonistas de la tertulia electrónica-virtual, porque se encuentran en lo más profundo de la memoria. Por las locaciones, las atmósferas, las anécdotas y el lenguaje. Porque parecería ser que Luis Enrique esculpió con el cincel más fino cada una de las frases, los párrafos y las historias.

Ciudad nocturna, que nació en 1988 de la mano del crítico y maestro Darío Galaviz, hoy aletea en su permanencia, en la complicidad de otras manos, la búsqueda y el encuentro con nuevos lectores.

Portada de la tercera edición de Ciudad nocturna, de Luis Enrique García. Foto tomada de la cuenta de Twitter de Pequebú Librería digital.

Es esta una edición de Los cuadernos del MAMBOROCK y Ediciones Pequebú: modesta-decorosa-necesaria, porque lo amerita el contenido. Una nueva edición que oferta la posibilidad de este encuentro con el maestro. Encuentro al que acudimos fervientes por su palabra, agradecidos por sus propuestas, al compromiso magnánimo desde la construcción de historias que contienen empatía y desolación.

Los lugares lúgubres que irradian luz desde el interior de quienes caminan por estos renglones de Ciudad nocturna.


Esta nota se publicó originalmente en Mambo Rock: http://www.mamborock.mx/ciudad-nocturna-treintaidos-anos-despues

Mambo Rock

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