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Ciudad de México, 19 de enero de 2025 (Neotraba)

Insensatos lectores: recuerdo que el año pasado me rifé un libro de Joyce Carol Oates, era un texto de 933 páginas llamado Blonde. Después de concluir la novela, me quedé pensando mucho en algo: ¿cómo es posible que un poeta pueda decir lo mismo y alcanzar una mayor profundidad en tan sólo tres cuartillas? Les dejo acá el poema del extraordinario Ernesto Cardenal.

Oración por Marilyn Monroe
Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra con
el nombre de Marilyn Monroe
aunque ese no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita
	violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.

Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia
		(según cuenta el Time)
ante una multitud postrada, con la cabeza en el suelo
y tenía que caminar de puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psicoanalistas.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).

Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El templo -de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la
	mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.

Señor
en este mundo contaminado de pecados y radiactividad
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar el script que le dimos
-El de nuestras propias vidas- Y era un script absurdo.
Perdónala Señor y perdónanos a nosotros
por nuestra  20th Century,
por esta Colosal Súper-Producción en la que todos
	hemos trabajado.

Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.

Para la tristeza de no ser santos
			se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje -insistiendo en maquillarse en
	cada escena-
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psicoanalista
	interpreta y archiva.
	
Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
			y apagan los reflectores!
y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
			porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile
	en Río
la recepción de la mansión del Duque y la Duquesa de
	Winsor
		vistos en la salita del apartamento miserable.

La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan sólo la voz de un disco que le dice: WRONG
	NUMBER
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor
quien quiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de
	Los Ángeles)	
		contesta Tú el teléfono!

Su nombre era Norma Jean Morteson. Nació en Los Ángeles el primero de junio de 1926. Pasó la mayor parte de su infancia en 12 hogares temporales y un orfanato. Se casó por primera vez a los dieciséis años. Contrajo nupcias en dos ocasiones más.

Su problemática vida privada recibió mucha atención por parte de los medios. Luchó contra las adicciones. Sufrió severas crisis de ansiedad y depresión. Se dice que tenía un coeficiente intelectual mayor al de Albert Einstein. Murió el 4 de agosto de 1962 a los 36 años a causa de una sobredosis de barbitúricos.

Cualquier sugerencia con esta columna que se ha quedado sin aliento, favor de dejarnos sus comentarios, damita, caballero.


Gabriel Duarte. Ciudad de México 1972. Es Licenciado en Mercadotecnia por la Universidad Tecnológica de México. Estudió literatura en SOGEM. Está por publicar su primera novela.


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