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Portada de Los días con Mona de Joserra Ortiz
Portada de Los días con Mona de Joserra Ortiz

Por María Fernanda Barrientos

 

Los días con Mona, Cuestión de negocios. Dos partes, 7 cuentos.

 

Al elegir este libro me he visto envuelta en 7 narraciones, que aunque son distintas entre todas se pueden integrar hacia el mismo objetivo: mostrar el poder que tiene el lenguaje en diálogos entre dos o más personas.

 

Si se lee cada uno de cuentos por separado, serían historias desarrolladas en su propio contexto; por ejemplo, el primer cuento, que le da nombre al libro, relata la supervivencia de dos muchachos en un mundo con muertos vivientes, uno de estos que es también el narrador de la historia, está enamorado de Mona; sus vidas se basan en inocentes coqueteos con monotonía.

El segundo cuento, “Vietnam”, nos encontramos con Larry Casanova un veterano exiliado que estuvo en la guerra de Vietnam, que vive en una casa llena de animales salvajes que parecen haberse adueñado del lugar.

 

“Volaban las cotorras por los aires. Los monos se balanceaban en los abanicos. Un par de leones y dos tigresas jugueteaban en la sala en una escena pornográfica de racismo superado” (p. 34).

 

Casanova narra sus historias de guerra sin tener conciencia de ello, y es ahí cuando el narrador junto al Doctor Arjona, realizan una increíble estafa invitando a las personas a participar en representaciones de guerra con animales reales; todo por una tarifa monetaria y la compra de algún animal.

 

El quinto cuento ya perteneciente a la segunda parte del libro relata el último trabajo de “el Yuca” y “el Pámpanas” una pareja golpeadora de Monterrey; el primero es un ex-poeta que entra al crimen organizado para poder pagar sus viajes cuando se retire, el último un criminal serio y hábil que siempre buscaba terminar su trabajo de forma eficiente.

 

“Los segundos que les tomó llegar al maletín, así como el resto de sus vidas, sucedieron en cámara lenta” (p. 80)

 

Hablando del último cuento que de igual forma le da el nombre a la segunda parte del libro “Cuestión de negocios” es el testimonio de un parroquiano en una cantina que cuenta la última vez que vio a un sicario.

 

Todas los cuentos están perfectamente separados, pero aquí es donde considero que entra la genialidad de Ortiz pues los relatos se integran por la importancia que se le da a la comunicación, todos se fundan en el poder de las palabras.

 

En “Los días con Mona”, esa comunicación que había entre los personajes les permitió sobrevivir por un largo tiempo, así como mantenerse cuerdos e idear las mejores formas de llevar una vida “normal”. “Vietnam” el cuento más sorprendente en mi opinión, está totalmente basado en las conversaciones si no ¿cómo se presentarían tantas historias de guerra?, ¿cómo convencerían a los visitantes de formar parte de su estafa? ¿Cómo venderían su “producto”, sin el diálogo?

 

Sin duda, el libro busca relacionar la temáticas y eso es lo más entretenido, todos los relatos tienen una lectura nada compleja. Y después de leerlos se puede dar cuenta que Ortiz también busca plantear problemas comunes, como el amor no correspondido, el aburrimiento, la impotencia; hasta cosas más complejas como el poder.

 

También existe estos emparejamientos de cuentos, es decir, cuentos que están narrados en segunda persona, cuentos que se contraponen entre ellos, los que ponen la amistad en primer plano, y aquellos que van hacia un lado más policiaco. Pero creo que estas relaciones ya le corresponden más a cada lector y así poder saborear más las palabras de Joserra Ortiz.

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