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Por David V. Estrada

Ciudad de México, 12 de junio de 2023 [00:10 GMT-6] (Neotraba)

En semanas recientes se publicó en México bajo el sello de la Editorial Planeta, Canción para mañana, del compositor y multiinstrumentista chileno, Mauricio Durán, quien es mejor conocido por su participación como artífice y ejecutante de varias de las canciones del quinteto del cual es fundador y parte: Los Bunkers.

Hace algunas semanas tuvimos la oportunidad de entrevistar a Mauricio para que nos contara sobre su quehacer como escritor y lo nuevo que está sonando de Los Bunkers desde su regreso a México en el Vive Latino después de 10 años de ausencia.

Neotraba: Al leer Canción para mañana me encontré con un libro escrito con el corazón. Inclusive con ese corazón e inocencia que pudo tener en su momento un joven Mauricio Durán que optó por el camino de la música en lugar del periodismo (carrera de la que se graduó). ¿Qué me puedes decir al respecto?

Mauricio Durán: Que sí, que está escrito con el corazón [sonrisas]. Siento que ese niño que está descrito en las primeras páginas está muy presente hasta hoy. Al escribirlo me di cuenta de que he luchado todos estos años para que ese niño siga existiendo. Y a lo mejor eso se transluce en, no sé si la palabra sea calidez o sinceridad.

NT: La salida de tu libro coincide con el regreso de los Bunkers a los escenarios y creo que podría ser un gran preámbulo para todos aquellos que irán a los conciertos en México. A mí por ejemplo me sirvió para conocer mucho de lo que hay detrás de tus canciones y estoy seguro de que cuando vaya a verte al Auditorio viviré con más intensidad esas piezas musicales. ¿Qué piensas sobre eso?

MD: Claro, es un buen complemento para todos estos conciertos que se vienen, sobre todo porque pienso que quienes asistirán –como los que no y han sido fans de la banda– les puede abrir una dimensión nueva de los integrantes del grupo, de nosotros como equipo de trabajo y amigos. También las canciones adquieren una nueva dimensión al comunicar cuáles fueron los elementos que gatillaron su creación. Además, siempre cuando escuchas una canción, te haces una idea sobre la misma y para cada uno tiene un significado particular.

Creo que, en cierta medida, el libro deja en claro que esa idea también se respeta; no es que estas canciones se tratan de una sola cosa, solamente trato de explicar los motivos que llevaron a escribirlas. Siempre he sentido que la canción es una experiencia colectiva y compartida. Me gusta dar herramientas nuevas para que puedan hacerse una idea más completa de las canciones que siempre han escuchado. Y, principalmente, creo que el motivo es incentivar que alguien que es de una generación más joven, se pueda motivar a escribir canciones.

Además, a mí siempre me ha interesado plantear la autoría o la creación de las canciones como un hecho trivial y doméstico que requiere un trabajo y un esfuerzo personal, o cuando trabajas en alguien más en colectivo, pero que es algo que tampoco es de otro mundo.

Nunca he comulgado con esta visión un tanto sagrada de semidioses de los grandes autores que a uno le gustan como Bob Dylan, Paul McCartney, Bowie o cualquiera que me puedas nombrar. Me interesa más transmitir que se trata de una actividad más normal o natural, que siempre y cuando te dediques a ello, cualquiera lo puede llegar a hacer.

Mauricio Durán. Fotografía tomada de su cuenta de Twitter
Mauricio Durán. Fotografía tomada de su cuenta de Twitter

NT: Cierto, además tú lo dejas muy claro con tu lenguaje, tus metáforas no son tan complejas y por eso le han llegado a demasiada gente que va y llena estadios; precisamente por esa cuestión cálida y directa que se ve reflejada también en tu libro.

MD: Sí, yo creo que cuando empecé a escribir con mi hermano, nos manejábamos en un lenguaje un poco más críptico, y con los años nos fuimos simplificando, trabajando de una manera más directa. Por ejemplo, recuerdo que, al principio, en una canción que hicimos que se llama “Canción de lejos”, parte así: “Las trampas se han abierto sin saber qué esperas hoy de mí, 1,400 pasos más de los que alguna vez te di”. Yo creo que cualquier persona que lo escucha se dice: “¿De qué diablos están hablando?” Y entonces siento que después, con el tiempo ya creamos cosas más directas como en “Más allá de la luz” con alguna letra como “Donde existas yo te seguiré”. Y bueno, así es como nos comunicamos ahora, con una manera menos hermética.

NT: Con respecto a la creación de las canciones que plasmas en el libro, nos muestras que además de ser un trabajo muy personal, es también una labor de colaboración muy intensa. De pronto escribías y armabas cosas en tu guitarra con tu hermano. Además, claro, de que mucho de eso que tú escribías al final no lo cantabas tú, sino que pasaba a la voz de Álvaro o Francis. En este sentido me gustaría que nos cuentes la importancia de la colaboración con otras personas.

MD: Es que yo admiro mucho la calidad interpretativa de Álvaro y de Francis. Y en ese sentido yo siempre me he visto más como cuando veo al director de una película y tiene ciertos actores fetiche que son los actores que van a interpretar bien su idea. Y en ese sentido confío plenamente en ellos dos.

Tengo claro que hay cosas que a mí me nacen mucho del corazón poder cantarlas por haber estado involucrado en la composición, pero desde un inicio también tenía muy claro que contaba con la herramienta de las voces de ellos y ¿sabes? nunca he tenido el rollo de ponerme al frente de la banda, jamás ha sido mi interés. Creo mucho en el poder del colectivo, sobre todo en tiempos como éste en que la individualidad es lo que se prima. Cuando todas las cosas y el sistema y la tecnología te van llevando a tener trabajos más individuales donde a lo mejor no preguntas la opinión del resto, he sentido que soy un chapado a la antigua, me gustan los trabajos colectivos porque tienen una fuerza diferente.

Creo que cuando la gente ve que hay un grupo que trabaja bien como con la selección de Holanda del ‘74 o los Chicago Bulls de los ‘90, y cuando uno ve una buena banda musical también pasa eso: ves a un colectivo trabajar en conjunto, que funcione y que esté increíble, te genera una emoción muy diferente.

Tal vez podría trabajar un día solo, pero para mí no tiene el mismo sentido. Por eso creo que el libro plantea muy bien las vicisitudes de un grupo de trabajo, las cosas buenas que te pasan, las cosas malas, los errores que uno comete, las virtudes que uno trata de potenciar, los tropiezos que uno tiene, porque uno no puede sacar adelante un grupo de rock. No es tarea fácil.

Cómo aprovechar ciertos momentos que son fortuitos con trabajo, cómo a veces uno tiene ciertas expectativas y no se logran y luego uno se puede frustrar. Todo eso está súper plasmado en el libro. No es un libro en el sentido autocondescendiente que sólo cuente los triunfos del grupo, al contrario, cuenta todo, entonces me parece que eso es valioso compartirlo, sobre todo pensando en los cabros más jóvenes que arman bandas y que ven que llenamos un estadio, pero también es bueno que sepan todo el trabajo que hay detrás y qué hemos tenido que pasar para llegar a eso.

Imagen promocional de Planeta de Libros Chile de Canción para mañana
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NT: Sí, ¿verdad? Como cuando en tu libro hablas de esa primera banda que tenías en las que armaban covers de los Beatles, cómo de repente llegan a un estudio para grabarse por primera vez y oyen cómo suenan y no les gusta, que inclusive te dieron ganas de tirar la toalla. Precisamente cosas como estas es muy lindo encontrarlas. Pero bueno, ahora quisiera retomar ese punto en que Los Bunkers decidieron tomar un descanso indefinido en 2013, veo que decidiste parar ahí tu narración del libro a pesar de que en ese intermedio hasta estos días formaste otra banda muy buena con tu hermano (Lanza Internacional), además de estar tocando con otros músicos muy famosos como Pepe Aguilar… ¿Por qué decidiste hacer de esto solo una historia dentro del periodo de Los Bunkers?

MD: Sí, estuve dos años y medio trabajando con mi hermano junto a Pepe, produjimos un par de discos también para él y fue una experiencia absolutamente enriquecedora porque desde que llegamos a vivir a México siempre habíamos querido hincarle el diente a la música de raíz mexicana. Trabajar con Pepe, durante todo ese tiempo, fue como ir a la universidad o tomar un posgrado de música mexicana. Ha sido una de las experiencias musicales más enriquecedoras que he tenido.

Retomando lo que preguntas: meter todas experiencias en el libro hubiera sido sacarlo de contexto, ya que mi intención nunca fue hacer una biografía mía de fondo, sino contar la historia que había detrás de ciertas canciones de Los Bunkers.

NT: ¿Es probable que vengan más libros después con esas otras experiencias? ¿Estás escribiendo algo al respecto?

MD: Me encantaría algún día sacar otro libro, pero yo creo que de características distintas. Tendría que ver con música, pero no le vería mucho sentido hacer la segunda parte de este, además de que estoy muy contento con el resultado de mi libro. Siento que llevé a puerto todas las ideas que tenía.

En ese sentido, la ayuda de Alejandro Zambra fue súper clave porque él me ayudó a comprender mucho mejor el libro que yo estaba escribiendo que lo que yo comprendía en un inicio. Entonces, si yo un día escribiera un segundo libro, tendría que ver con otras cosas o estaría enfocado de otra forma.

Pero bueno, ahora no siento la necesidad de escribir un libro. Creo que algún día me voy a encontrar con una idea que me va a encantar y ahí me voy a poner a escribir.

Imagen promocional de Planeta de Libros Chile de Canción para mañana
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NT: ¿Y cómo fue esta labor de complicidad con Alejandro? ¿Ya lo habías leído antes? ¿Ya conocías su trabajo como escritor y editor?

MD: Editando no lo conocía, lo conocía como escritor. Había sido un fiel seguidor de su obra hasta que lo conocí y nos empezamos a hacer amigos. Un día le dije con mucho pudor que estaba escribiendo algunas cosas, que tenía la idea de materializarlo en un libro y que me gustaría saber su opinión. Me pidió que le mostrara lo que llevaba escrito y yo en ese momento tenía hasta el primer capítulo. Era la historia de unas cinco o seis canciones más o menos. Lo leyó y me dijo que le encantaba. En ese entonces tenía pensado el libro de un modo más esquemático y me dijo que lo abriera más, que no lo estuviera pensando únicamente en términos cronológicos y que tratara de incorporar otras cosas, porque el libro daba para eso. Y ahí fue cuando se ofreció a editarlo, a ser mi guía.

Se convirtió en alguien muy importante en el sentido de ponerle expresión. Además, cuando entró al proyecto fue un incentivo para mí, porque ahí ya me puse a escribir todo el tiempo.

NT: Y es genial sentirse acompañado en ese tipo de trabajo, ¿no?

MD: Claro, y también es increíble todo el nivel de cosas que uno puede llegar a discutir con un editor, como por qué querer escribir algo en específico, qué quiero decir con tal frase, qué es lo que quiero decir, ¿es la mejor manera de escribirlo o hay otra forma más adecuada?, ¿vale la pena que tal cosa esté en el libro? Ese tipo de cosas. En ese sentido fue muy pedagógico, no fue un editor sastre que agarró la tijera y cortó el libro; al contrario, fue como muy educativo.

Imagen promocional de Planeta de Libros Chile de Canción para mañana
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NT: Y de Alejandro Zambra, ¿qué libro nos puedes recomendar?

MD: Bonsái, que es su ópera prima me encanta y tiene otro libro que me gusta mucho que se llama Formas de volver a casa. Sin embargo, su última novela que es Poeta chileno, yo creo que hasta el momento es su libro más contundente y me encanta. Afortunadamente acá en México se puede encontrar casi toda su obra.

NT: Retomando el tema de la colaboración y de personajes de gran renombre en la música, en tu libro aparecen personas como Álvaro Henríquez o Meme del Real que fueron de gran ayuda no solo para alcanzar un sonido especial, sino para ir rompiendo barreras y ser conocidos cada vez por más personas en el mundo de habla hispana. Por ahí platicas que, de no haber sido por Café Tacuba cuando los escucharon allá en Sudamérica en un festival que compartieron, su música no habría cruzado por todo el continente como lo hizo en aquel tiempo en que estaban promocionando su disco Vida de Perros. ¿Qué me puedes decir de estos grandes personajes que ayudaron a impulsar la carrera de la banda? ¿Ya leyeron tu libro?, ¿te han dado alguna retroalimentación al respecto?

MD: No sé si lo han leído. A Meme se lo mandé, no sé aún si ya lo leyó. Pero hay gente a la que siento que la banda le debe mucho. Creo que es muy importante en cada periodo de tu carrera siempre encontrarte con gente que te dé un buen espaldarazo; corroborar que el camino que estás trazando es valioso para alguien más. Eso es más relevante que el aporte técnico, o de cómo lograr el sonido de un disco, aunque sí, ahí se aprende muchísimo, pero yo creo que ese voto humano de confianza es lo que yo más rescataría.

Imagen promocional de Planeta de Libros Chile de Canción para mañana de Mauricio Durán.
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NT: Como lo comentas en tu libro, fue por Álvaro Henríquez que se movieron a Santiago, o por alguien de Café Tacuba que se llevó una caja de discos de ustedes para moverlos acá en México con sus conocidos, o como cuando un chico de por acá tenía un My Space con música de ustedes y ya había generado bastante seguidores y después les pasó la cuenta.

MD: Sí, fue un seguidor mexicano el que creó nuestra cuenta de My Space y una vez que tuvo muchos seguidores nos la entregó con todo y las claves; porque al principio nosotros no sabíamos muy bien cómo funcionaba. De hecho, en ese tiempo My Space en México tenía una popularidad que todavía no tenía en Chile. Por eso, inclusive antes de venir a tocar acá, ya teníamos lazos con México que terminarían decantando hasta lo del día de hoy.

NT: ¿Qué tan difícil te resultó abrir la puerta de tu vida privada para exponerla en el libro? Me refiero a episodios fuertes, como cuando los ataques de pánico te pusieron a prueba, o como cuando tu hermano Francis estaba sufriendo de una fuerte afección en el oído y aun así se presentó en festivales como el de Viña del Mar, o como todo aquello que llevó a la disolución de Los Bunkers hace 10 años, por mencionar algunas cosas. ¿Crees que la escritura de este libro haya sido también una especie de terapia de sanación para dejar ir cosas que tenías guardadas?

MD: Esas experiencias son parte importante del camino que uno va teniendo, porque no todo es de color de rosa. En ese sentido no me costó. Desde un principio sabía que esto tenía que estar presente en el libro.

Un poco volviendo a lo que te decía en el comienzo, como que siempre mi lector imaginario no era un intelectual o alguien que fuera seguidor de la obra del grupo. Yo siempre ubiqué a mi lector imaginario como un adolescente, alguien que se está iniciando en la música. Y en ese sentido, yo tenía que serle fiel a ese lector con la sinceridad y la verdad del relato. Creo que es bueno ponerlo por escrito, hay una manera de establecer ciertas cosas, asumirlas, también hacerse cargo de ellas con humor, incluso de los errores propios.

Imagen promocional de Planeta de Libros Chile de Canción para mañana
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NT: Hace poco escuchaba “Llueve sobre la ciudad”, y al retomar ese contenido de la canción sobre un amor que hoy podría denominarse como tóxico, recordé ese episodio que narras en tu libro sobre un niño que estaba cantando esa canción tuya, y en lugar de sentirte bien, te sentiste muy mal, porque seguramente consideraste que ese tipo de canciones no deberían ser repetidas a esa edad ya que uno comienza a aprender del amor de una forma errónea. Con respecto a este tema, ¿cómo han evolucionado tus canciones desde entonces? Supongo que ya no miras al amor o al desamor con esos ojos.

MD: Bueno, cuando uno tiene veinte años ve todo terrible, y ya con más de cuarenta uno va madurando su visión de las cosas, también va madurando su manera de decirlas. Porque el hecho de perder una pareja, por ejemplo, supongo que debe de doler igual a los quince que a los ochenta, el dolor probablemente sea el mismo, pero también la temperatura en la que uno se expresa al respecto es diferente.

Creo que el camino en el desafío artístico y en el camino del creador está en encontrar nuevas formas de ir diciendo ciertas cosas. Encontrar tonalidades y colores distintos para poder expresar eso, temperaturas diferentes, y sin duda la edad te va dando eso o debiera a uno darle eso. Y el punto es cómo seguir haciendo canciones tan interesantes o entretenidas o incluso que tengan un valor para otro encontrando esas formas nuevas, tanto para uno como autor, como pensando en quien escucha. Yo creo que ese va a ser el desafío siempre.

NT: Por otro lado, ¿cómo ves el tipo de canciones que los niños de hoy escuchan y crees que no está bueno que oigan?

MD: Yo creo que la música mexicana y latinoamericana siempre ha sido tremendista. O sea, creo que hoy en día las letras son más explícitas, pero cuando uno tiene ocho años y escuchas a Juan Gabriel decir “Hoy quiero ver de nuevo luz en toda mi casa”, si realmente te pones a pensar es terrible lo que está diciendo, pero lo dice de una manera elegante y poética. Lo que está viviendo es terrible y tú como niño eso también lo incorporas y hoy día no siento que sea el contenido en sí, sino que ha cambiado un poco la forma a una más explícita.

Soy muy malo para juzgar el trabajo ajeno, a mí no me llega tanto. Tengo un hijo que acaba de cumplir 15 años, pero también cacho que anda oyendo a los Pretenders y a los Smiths; hace poco se pegó con una canción de ellos que se llama “Last night I dreamt that somebody love me” y es terrible. No sé si tengamos formas de escapar a lo miserable que puede llegar a ser una canción pop.

Los Bunkers con Eduardo Gatti. Foto tomada de su cuenta de Twitter
Los Bunkers con Eduardo Gatti. Foto tomada de su cuenta de Twitter

NT: Además de eso que mencionas sobre de que este es un libro para perderle el miedo a componer canciones y para conocer la historia de la banda que fundaste a partir de su música, ¿por qué recomiendas a la gente leer tu libro?

MD: Porque, también más allá de la música de Los Bunkers, hay referencias a otra música que puede ser interesante para mucha gente. Música de otros artistas que siempre nos han inspirado, lo mismo hablamos de Violeta Parra, de los Kinks o de Víctor Jara e Inti Illimani. creo que también hay muchas referencias que pueden influir en el gusto de los lectores, que incluso pueden llegar a ser más importantes que la música, porque uno se nutre de muchas cosas al escribir, del cine, de la literatura. En ese sentido mi libro no sólo se circunscribe a alguien que le guste nada más la música de Los Bunkers.

Creo que también lo valioso del libro, más allá de la figura del grupo, es que describe el recorrido de un grupo de 5 muchachos de clase media latinoamericana, y que en ese sentido se trata de una experiencia que puede ser compartida por alguien en Guayaquil, en Concepción, en Ciudad de México o en Lima.

NT: De pronto tu libro también es una especie de roadtrip literario y recuerdo ese punto de tu narración donde en una zona conflictiva del Estado de México en la que un tipo los amenazó con una pistola cuando terminaron de tocar en un bar. Supongo que muchas experiencias por el estilo se multiplicaron en otras regiones del país. ¿Hay alguna que haya quedado fuera de tu libro porque resultó tal vez demasiado penosa o prohibida?

MD: No lo recuerdo. En general, como esa historia que está puesta ahí fue la vez más clara y más significativa que nos pasó. No es como que me pusiera a elegir entre 10 veces que nos han amenazado con una pistola y a ver cuál pongo y cuál descarto [risas].

Los Bunkers. Fotografía tomada de su cuenta de Twitter
Los Bunkers. Fotografía tomada de su cuenta de Twitter

NT: Totalmente, eliges donde hay tela de dónde cortar, ¿no? Y eso está genial, por ejemplo, en otra zona del estado de México los vi en un Festival Corona y se puso bravísimo ese lugar porque abrieron muy tarde, la gente estaba muy desesperada. Hubo una batalla campal, estaban lanzando piedras y vasos con tierra. Nos la pasamos mal, pero al llegar ustedes y todas las demás bandas fue un alivio.

MD: Tengo ese recuerdo muy patente porque me acuerdo que atrás estábamos los músicos de todas las bandas viendo esto y conversando, así como diciendo: “Aquí la gente se vuelve loca y sobre todo cuando están en situaciones con tantas personas”.

NT: Con la nueva canción de “Rey” –que lanzaron hace poco– pienso que, tanto con tu libro como con el regreso de la banda, están abriendo las puertas que mandaron cerrar. ¿Qué viene con Los Bunkers y tus otros proyectos musicales después de esta gira del regreso?

MD: Con el resto de proyectos musicales, nada, porque Los Bunkers es una banda que requiere mucha atención, queda muy poco como energía para otra cosa, pero queda mucha cosa entretenida.

Vamos a estar girando por toda la República. Durante todo este año vamos a estar sacando canciones. Como te decía, salió “Bajo los árboles”, otra canción nueva. Y, sobre todo, lo que nos tiene contentos es tocar nuevamente en México hasta noviembre por lo menos. También tocaremos en Estados Unidos. En septiembre vamos a Colombia y España, un país al que no hemos ido nunca en nuestra carrera, así que también vamos abrir puertas que no habíamos cerrado, sino que simplemente no habíamos abierto, así que viene una etapa nueva con nuevos desafíos, nuevos lugares.

Mauricio Durán y Rodrigo Álvarez. Fotografía tomada de Planeta de Libros
Mauricio Durán y Rodrigo Álvarez. Fotografía tomada de Planeta de Libros

NT: Antes de terminar la entrevista, ¿nos podrías recomendar nueva música y cosas para ver de cine o series que te hayan gustado mucho últimamente?

MD: Conocí una artista chilena y tiene súper poquitos seguidores, se llama Floresalegría, búscala en Spotify. Me encantó todo lo que escuché de ella, tiene un EP muy bacán del 2021 que se llama Curá y sola. Curá significa ebria. Me encantó su estilo, no es tan roquero, es más íntimo, pero muy melódico.

Y con respecto a series, tienen que ver Succession de HBO, es el tipo de serie que me gusta, tiene mucha intriga, cada capítulo es como una boa constrictora que va apretando de a poco y cada vez está todo más mucho más torcido. El guion es increíble, las actuaciones son increíbles, todo todo me encanta. Y de películas recomendaría Pig.


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