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Por Óscar Alarcón (@metaoscar)

Todas las imágenes pertenecen a la página de Facebook de Letterpress Taller Gráfica de Comala y se incluyeron bajo su autorización

Puebla, México, 18 de diciembre de 2020 [00:44 GMT-5] (Neotraba)

Abro el paquete y emergen un par de libros: uno rojo y el otro amarillo. Por un momento me traslado al Siglo XVII. Conforme paso las hojas llego a los Siglos XIX y XX, Manuel Manilla primero y José Guadalupe Posada después. Se trata de los libros La fiesta mexicana del Día de Muertos y Sobre el amor al libro (hecho a mano) y a la tipografía (compuesta en tipo móvil). Declaración de principios, ambos con grabados de Nacho Gómez Arriola, y en los que se incluyen algunos textos de Ceci Martínez Calixtro.

Y es que leer los libros impresos por Letterpress Taller Gráfica de Comala es una fiesta no sólo para los ojos sino para todos los sentidos. El papel no fue guillotinado de manera uniforme, por un momento las hojas parece que se van a desprender. Justo es la imperfección de los libros los que me hacen tomar consciencia de que son ejemplares únicos, como cada ser humano: de la belleza admiramos su imperfección, no su estética impoluta. Un borde más grande que otro, como si fuera una pierna más extensa que la otra. Un espacio en donde cayó mayor cantidad de tinta como si se tratase de un ojo más pequeño que el otro en el rostro de ese ser imperfecto al que no nos cansamos de apreciar.

Tuve el gusto de platicar con los impresores: Nacho Gómez Arriola y Ceci Martínez Calixtro, todo fue posible gracias a los medios digitales, a través de los cuales hice el pedido para que ese par de libros viajara desde el Occidente de nuestro país hasta la tierra del mole de guajolote. La charla fue en medio de la pandemia de COVID-19. Algo bueno habría de dejarnos.

Ceci Martínez Calixtro y Nacho Gómez Arriola de Letterpress Taller Gráfica de Comala
Ceci Martínez Calixtro y Nacho Gómez Arriola de Letterpress Taller Gráfica de Comala

Óscar Alarcón. ¿Cuándo y cómo surge el Taller Gráfica de Comala?

Nacho Gómez Arriola. Tiene dos etapas. La primera fue precisamente en la población de Comala, en Colima. Con algunos amigos empezamos con libros de poesía y carpetas de grabados. Estamos hablando de los ‘90. Hablamos del 94’, 95’, 96’, pero en algún momento se disipó. Cuando las cosas son colectivas, se van; de pronto hay mucho interés y se apaga.

Ceci y yo lo renovamos en el 2016, formalmente se convirtió en una editorial, con un sentido, con una idea detrás. Esta nueva etapa tiene una nueva visión y conciencia de qué es lo que queremos y hacia dónde se dirige.

ÓA. La elaboración de libros hechos a mano implica un trabajo de oficio, de taller, ¿cuál es la parte que a ustedes más les apasiona dentro del Taller Gráfica de Comala?

NGA. La idea era recuperar un oficio en peligro de extinción.

Me inicié hace bastante tiempo como diseñador gráfico en la editorial de la Universidad de Guadalajara. Allí, en los talleres, todavía estaba esa especie de transición: convivían en un mismo espacio las grandes máquinas de offset y las tipográficas Chandler and Price, estas últimas arrinconadas y usadas para trabajos menores. Sin embargo, para mí eran muy interesantes.

Sobre el amor al libro
Sobre el amor al libro

Ya en Comala tuvimos la oportunidad de adquirir una prensa Vandercoock, ahora muy codiciada entre la comunidad. En ese momento –en los ’80– un viejito me la ofreció y la compré. Todavía había tipógrafos y linotipistas en Colima.

Además, estoy en contacto con lo hecho en el taller Martín Pescador de Juan Pascoe desde hace muchos años, porque me interesó mucho la cuestión del patrimonio. Comencé a dedicarme al rescate y en el oficio de la tipografía y el tipo móvil también veía yo un componente patrimonial.

Desde Gutenberg y hasta la actualidad, dicho oficio llevaba unos honrosos 500 años. Desconozco por qué está en peligro de extinción. Si no hacemos algo, simplemente desaparece de la faz de la tierra.

Entonces, la idea es recuperar ese oficio en plan lúdico, hacer algo que verdaderamente quiera hacer, disfrutar hacer las cosas; desde siempre he hecho grabados en relieve o xilografía. Por otra parte, la recuperación con la mira en poner una página en la usanza de la tradición tipográfica mexicana, que de Juan Pablos hasta acá ha tenido grandes exponentes.

Los cultivos originarios. Grabados originales de Nacho Gómez Arriola
Los cultivos originarios. Grabados originales de Nacho Gómez Arriola

Me ha ayudado muchísimo los encargarme de todo, de la encuadernación, de la parte de la distribución, y la comercialización porque, al final, si un libro no se vende, no existe.

Tuvimos mucha suerte. Inicialmente, empezamos en plan juego, con el objetivo de hacer los libros que uno quisiera tener. También a contracorriente de la tecnología actual; pasa la etapa de la prensa y de los tipos móviles hasta los ’70 u ’80, cuando aparece el offset y más tarde la lectura digital.

Pienso en el libro como una cosa para tocarla, abrirla y disfrutarla: tacto, olor, vista, el juego de los sentidos. En el caso del libro digital, es cansadísimo leerlo y disfrutarlo: no puedes abrir la hoja y doblarle una esquinita. Es decir, el juego ofrecido por el libro físico no se da con el libro digital. O se puede pero es frío o impersonal. La contracorriente, entonces, es hacer libros hechos a mano, por un ser humano, donde los sentidos tengan un papel importante en el disfrute.

La tipografía tiene la gran cualidad de ser tridimensional, posee una cierta profundidad en el papel, lo hiere. Pensemos en el papel de algodón, agradable al tacto. O en los bordes irregulares, mal cortados. Todo eso indica su hechura por las manos de un ser humano.

Otra cosa relacionada con la creación artística: aunque sean 50 o 100 ejemplares, todos invariablemente van a ser diferentes, es decir, serán libros únicos. Por eso los numeramos; el 27 es distinto del 32 quizá porque la tinta no quedó bien impresa en uno, u otro quedó con más presión. Esa es una de sus cualidades más importantes.

La cocina tradicional mexicana
La cocina tradicional mexicana

Ceci Martínez Calixtro. Por eso, en El amor al libro, hacemos la metáfora de nuestros libros como hijos. Tú sabes el cuidado que le pones, la paciencia, el tiempo. Nadie más lo va a valorar hasta que esté en la misma sintonía.

Hay a quienes les parece fácil tener un hijo. Si supieran el cariño puesto en ello, se dimensionaría su valor. “Está chueca la letra”, pero justamente así salió después de ese cariño. Esa es su naturaleza adrede.

NGA. Y regresar a la idea de lo humano. Con la pandemia todo se volvió más frío. Los ejemplares impresos este año traen la leyenda Hecho en tiempos del COVID. Justo porque se nos impidió estar cerca. Hacer las cosas a través de la pantalla nos impide la calidez del contacto humano.

Eso vuelve más interesante nuestra apuesta. Primero fue lúdico, pero al paso de los años se volvió algo inesperado. Como llegar a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

La actual cocina ancestral de México descrita en el siglo XVI por Bernardino de Sahagun de Letterpress Taller Gráfica de Comala
La actual cocina ancestral de México descrita en el siglo XVI por Bernardino de Sahagun de Letterpress Taller Gráfica de Comala

CMC. Lo peor que podía pasar en FIL Guadalajara era no recuperar la inversión. ¡Tanto cariño puesto en ello para tenerlos guardados! Comenzamos en la edición de 2018, la de Portugal. Nuestro stand era muy pequeño pero llamó la atención de la gente el hecho de ser libros nuevos pero de corte antiguo. A cada uno de los visitantes le explicábamos el proceso para hacer los libros. Prácticamente impartía clases a través de hablar con pasión sobre nuestra labor.

El segundo día ya habíamos vendido muchos libros. Del pabellón de los expertos en la FIL llegaron muchos compradores y en dos días cubrimos el precio del stand. Fue una especie de suerte de principiante, nos sorprendió mucho que los principales compradores fueran extranjeros. Decidimos ir a una segunda FIL.

NGA. Cabe mencionarlo: llegaron los libreros distribuidores de las bibliotecas gringas y de algunas otras librerías y pedían la colección completa. Libros publicados y aquellos únicamente de exhibición. Ahora podemos presumir que nuestros libros se encuentran en la Biblioteca de Stanford y en grandes bibliotecas universitarias, principalmente gringas.

Del primer año, casi agotamos todo. Luego empezamos a vender en internet, a través de una pequeña página. El año pasado en la FIL se nos agotaron los ejemplares, faltaban días y ya no teníamos nada para vender. Recurrimos a grabados sueltos de los libros para terminar la semana. Sin embargo, la FIL de este año no fue nada de lo visto anteriormente.

La fiesta mexicana del Día de Muertos de Nacho Gómez Arriola
La fiesta mexicana del Día de Muertos de Nacho Gómez Arriola

Llevamos 5 libros este año. Debemos decirlo para no dejar de hacerlo: tengo un trabajo aparte en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, pero pongo mi concentración en los libros sobre todo con la cuestión de quedarse en casa. Ahora, hemos vendido bastante, ya hacemos incluso envíos internacionales.

ÓA. Efectivamente, una de las formas de entrar a El amor al libro es a través del juego, de lo lúdico. Por ejemplo, noto el milagrito como un detalle de la edición. ¿Este tipo de milagritos también son distintos en los otros libros?

NGA. Sí, son diferentes. El separador es el milagrito. Tratamos de que tenga ese toque de juego, pero en el caso, por ejemplo, de El amor al libro sí son diferentes milagritos.

ÓA. ¿Han pensado cómo hacer para que los lectores jóvenes –habituados a comprar libros por internet y a leer electrónicamente– se acerquen nuevamente a libros impresos y artesanales? ¿Cómo hacen ustedes para invitar a los jóvenes a la lectura?

NGA. Es un choque cultural. A los jóvenes ya no les tocó nada de esto. Nos acercamos a ellos a partir de ese tipo de cosas. En el caso de la tipografía, tiene una característica muy particular, que es tridimensional. Tocar los tipos, su peso –son de plomo–, si está bien canalizado, genera acercamiento, ese amor a la lectura del libro.

Aguacate. Grabado original de Nacho Gómez Arriola
Aguacate. Grabado original de Nacho Gómez Arriola

Todavía no hacemos ninguno destinado para el público infantil pero lo tenemos pensado. No tenemos realmente experiencia en ese tipo de proyectos, pero sí ese acercamiento desde la curiosidad. En este caso, lo que queremos hacer son libros que hagan click con la gente, que lo gocen.

ÓA. La fiesta mexicana del Día de Muertos me hace pensar en José Guadalupe Posada: sin su impresor de cabecera no hubiese sido el gran grabador. ¿Ustedes sí consideran que está en peligro de extinción el trabajo artesanal del linotipista, del grabador y del impresor?

NGA. Sí, pero hay movimientos generacionales y es interesante. O sea, algo está de moda y luego pasa de moda. Después viene un proceso de nostalgia, de recordar aquello que ya pasó, específicamente del proceso de hacerse viejo y se transforma en antigüedad. Hay un renacimiento –digamos la ropa de los ’80, ’60, ’70–, de pronto vuelves a ver las cosas descontinuadas en el presente. Es decir, retornan.

En el caso del tipo móvil, dejó de ser útil, ya no es necesario. Se puede desplazar, fue rebasado por las nuevas tecnologías: son mucho más rápidas, más económicas, mucho más todo. Sin embargo, quedaron todos estos remanentes por ahí perdidos. En México pasó y algunos otros talleres están recuperando esta técnica con una nueva visión.

Placa del Taller Gráfica de Comala
Placa del Taller Gráfica de Comala

En Puebla también hay. En Cholula lo lleva a cabo Agustín Romero, su proyecto es Destrazas y hacen libros tipográficos hechos a mano.

En fin, hay una renovación de la técnica. El oficio tradicional, si no hubiera este nuevo empuje, posiblemente se iba a perder por lo complicado de la labor. Eso hace pensar en su posible extinción.

ÓA. ¿Cómo escogen los textos que desean imprimir?

NGA. De entrada, como mencioné, trabajo en el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Estoy mucho en contacto con las declaratorias del Patrimonio Mundial de la UNESCO, me tocó participar en la preparación de los expedientes. Entonces, el planteamiento de la editorial es hablar sobre el patrimonio cultural mexicano.

Es la vocación principal, sin embargo, trabajamos mucho en algunos otros libros por encargo. Tratamos de no abrirlo demasiado porque al final se haría un trabajo mecánico y el objetivo es hacer un trabajo creativo. No está cerrada esa puerta de la producción de libros ajenos, pero sí queremos tenerlo un poco restringido.

Pero, si nos piden presupuestos, los hacemos y llegamos a un acuerdo con la parte creativa.

Tipografía del Taller Gráfica de Comala
Tipografía del Taller Gráfica de Comala

ÓA. En el catálogo se menciona hasta el final a Guillermo Samperio, como uno de los autores de la primera época. Por eso preguntaba cuál era el procedimiento de selección.

NGA. El caso del pequeño libro hecho con Guillermo fue justamente porque era mi amigo, se trata así de un trabajo de colaboración creativa. Yo hice los grabados y Guillermo el texto. Ya está agotado.

ÓA. Regresando a Sobre el amor al libro, cuando lo abrí noté el proceso artesanal. De pronto, al abrirlo, la guarda y las hojas me dieron la sensación de caerse. Ustedes son los autores de los textos. Además, se hacen referencias temporales a otras imprentas. Por ejemplo, el título antes mencionado, tiene referencias a libros cuyo objetivo era dar a conocer la religión católica en el siglo XVI, XVII. ¿Cuáles son las fuentes de las que ustedes se han nutrido para poder construir una propia poética visual en sus libros?

NGA. Desde siempre debe estar la formación profesional en el tema del patrimonio. Siempre me han interesado los libros antiguos y, particularmente, la expresión y el diseño.

A partir de los recursos limitados que tiene uno en la actualidad para ese tipo de cosas, uno trata de entroncarse con esa tradición.

En México, por ejemplo, desde el siglo XVI existe una tradición tipográfica iniciada con Juan Pablos y secundada por Antonio de Espinosa. Son diseñadores de tipos mexicanos en el siglo XVI. Juan Pablos era gótico y Antonio de Espinosa renacentista. Es decir, Espinosa, introduce la tipografía renacentista en México.

Letterpress Taller Gráfica de Comala
Letterpress Taller Gráfica de Comala

Más tarde encontramos el trabajo de Juan José Arreola con Los cuadernos del unicornio, pequeños, pocas hojas, sencillos.

No usamos letras modernas, todo es antiguo, para definir nuestro carácter. También para definir la imagen, el carácter, las ornamentaciones, escogidos para entroncarse con esa tradición, ahí va más o menos la búsqueda.

ÓA. Y, a pesar de ello, es como un guiño a Juan de la Cabada, a Jean Charlotte, que tiene que ver mucho con el estridentismo en el inicio del siglo XX.

NGA. De hecho, una de mis búsquedas son justo los libros producidos entre los ’30 y ’40. Fue una etapa muy bonita del libro mexicano ilustrado, en donde grabadores importantes ilustran los libros. Esa composición está relacionado con eso. Es esa renovación.

También, debo decirlo, estudio mucho a Posada cuando me pongo a grabar. Utilizó una técnica ya no muy utilizada, se llama el velo, identificable por esas rayitas paralelas en los grabados.

Últimamente estoy muy interesado en libros de ese periodo, libros todavía impresos con los grabados originales, con placas originales sin linotipista y donde la tipografía y el grabado se hacen progresivamente uno solo.

Trabajando en el Taller Gráfica de Comala
Trabajando en el Taller Gráfica de Comala

ÓA. ¿Cuál es el libro que más ha tenido reimpresiones o el libro que más sienten ustedes que ha tenido éxito entre la gente?

NGA. Dos ediciones de un libro titulado La cocina tradicional de México; contiene una serie de grabados sobre los cultivos originarios de México, uno de los aportes de nuestro país a la humanidad: frijol, calabaza, chile, maíz, nopal. Todos esos productos que las cocinas del mundo nos deben.

Son libros con un texto de Sol Rubín de Borbolla –uno de los expertos en el tema de artes populares mexicanas– y las ilustraciones son mías. Son grabados con un pequeño texto de los cronistas del siglo XVI, donde explican –a sus ojos asombrados– el maíz, o te describe el frijol o todos estos productos originarios. Esa carpeta voló.

Pensamos hacer en una 3ª edición modificada, incorporando otros elementos. Ese es uno de los libros que tengo en segunda revisión actualizada con la intención de hacer una labor de conservación patrimonial.

Tipos móviles de Letterpress Taller Gráfica de Comala
Tipos móviles de Letterpress Taller Gráfica de Comala

Esta entrevista contó con la colaboración de Karime Montesinos.


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