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Los rostros ocultos, fotografía de Alberto Jorge Zárate
Los rostros ocultos, fotografía de Alberto Jorge Zárate

Por Alberto Jorge Zárate (@alberto_kn623)

A principios de este año, y por mandato del presidente de los Estados Unidos Mexicanos, la cámara de diputados, con una votación de 450 votos a favor, declaró el 2019 como “El Año de Emiliano Zapata”, el año del caudillo del sur que es recordado por frases como:

“La tierras es de quién la trabaja”

“Mejor morir de pie, que vivir toda una vida arrodillado”

“El que quiera ser águila que vuele, el que quiera ser gusano que se arrastre pero que no grite cuando lo pisen”

Este mismo año, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han declarado al 2019 como “El Año de las Lenguas Indígenas”, lanzando un plan internacional para el rescate de diversas lenguas. Sólo en México, a través de su portal www.unesco.org/languages-atlas/ señala que existen 143 idiomas nativos, de los cuales 52 se encuentran en peligro de desaparecer y de este grupo, 21 idiomas están en peligro crítico.

Al mismo tiempo, aunque por contextos diferentes, en México resuenan dos nombres: uno, el de Samir Flores, indígena náhuatl y voz en contra del Proyecto Integral Morelos y el otro el de Yalitza Aparicio, protagonista de Roma, película dirigida por un cineasta ya reconocido: Alfonso Cuarón.

Dos nombres que fueron recibidos de modo diverso. Aunque uno fue asesinado defendiendo un ideal, sólo fue una noticia más, un nombre que parece se perdió entre las noticias que brotan día con día. El otro nombre, el de Yalitza fue recibido de modo diferente, tal vez por tratarse de una actividad de élite, tal vez porque en el afán de querer sentirnos ganadores o paternalistas, la gran sociedad la adopta como emblema del “orgullo indigenista mexicano” y a pesar de que como sociedad deberíamos defender ambos ideales, el de Samir no importa, sólo fue otro “indio”.

No se está descubriendo el hilo negro para la mayoría que hemos estudiado un poco el tema, pero para muchos connacionales parece que se ha destapado una caja negra, esa que contiene un orgullo por lo indígena, mientras se mantenga en un aparador, por eso a pesar de que hoy día existen clases para aprender Náhuatl, Maya, Mixteco, Totonaco y muchas lenguas más, no hacemos ningún esfuerzo por regresar al México multilingüe, preferimos quedarnos en el uso de una prenda mientras nos burlamos o incluso avergonzamos de los que son, parecen o suenan a “indios” aunque seamos nosotros mismos, nuestro orgullo no debería ser disfraz de temporada o de falso nacionalismo.

No seamos portadores de piedritas que sólo lucen, cuando nuestro pasado es rico y exquisito, nuestro México multicultural es una piedra preciosa reconocida por todos y menospreciada y ocultada por nosotros.

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