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Por Óscar Alarcón (@metaoscar)

Monterrey, Nuevo León, 05 de julio de 2021 [01:06 GMT-5] (Neotraba)

Con voz sarcástica y crítica, humor y afecto durante 25 años Rosaura Barahona escribió sus columnas para el periódico El Norte. En 2019, la Universidad Autónoma de Nuevo León publicó La belleza de las palabras transparentes. Antología periodística, una selección de 30 sus entregas en donde se desborda como periodista sobre temas variados.

Sin duda, Rosaura encontró la voz periodística que ganaba lectores, quienes de manera asidua buscaban su opinión. Lectores convertidos en cómplices como si de un amigo se tratase. Logró construir una tradición como periodista que opina después de una investigación. Al asomarnos a este compendio seremos testigos de las lecturas que Barahona realizaba, lectora voraz y escritora prolija.

Rosaura del Pilar Teresita Barahona Aguayo, nació en la Ciudad de México el 12 de octubre de 1942 –fecha en la que se celebra la fiesta de la Virgen del Pilar y el encuentro entre dos culturas– pero fue regiomontana por adopción. La belleza de las palabras transparentes desmenuza lo mismo a la sociedad regia que al país; nos habla de la perspectiva norteña del emblemático 1968, o hace una crítica incisiva sobre los Legionarios de Cristo.

Barahona tenía el tino para diseccionar a una sociedad que se muestra conservadora, como la neolonesa, pero con un halo de avanzada. A quienes no vivimos en Nuevo León nos sorprende este rasgo: pensaríamos que el progreso social corre a la par que su progreso industrial. Sin embargo, al adentrarnos a la lectura de sus columnas nos damos cuenta de que Nuevo León también tiene sus fobias y filias y no deja de pertenecer a México: la de ellos es una sociedad proclive al prejuicio y al resentimiento entre las clases sociales. Igual que en el resto del territorio.

Rosaura se encarga de señalar críticamente la cotidianidad. Recorre las aulas del campus central del Tec y las calles de Monterrey, donde aparecen actores de distintos estratos.

Rosaura Barahona Aguayo. Fotografía tomada de su cuenta de FB.
Rosaura Barahona Aguayo. Fotografía tomada de su cuenta de FB.

A través de este ejercicio periodístico nos damos cuenta de que fue una mujer adelantada a su época. Aunque esto sea un lugar común no hay palabras mejores para definirla: promotora y crítica del feminismo, escribió sobre el tema en la década de los 90, cuando nuestro país aún se encontraba lejos de incorporar al léxico diario palabras como sororidad o feminismo radical.

Barahona apunta:

“¿Seremos feministas radicales las que exigimos guarderías para que las mujeres que deban o quieran trabajar fuera de su hogar, tengan en dónde dejar a sus hijos, seguros y bien cuidados? No acabarían de contarnos.
¿O acaso seremos feministas radicales las boconas, las que no nos quedamos calladas porque creemos que ya basta de silencios represivos? ¿O quienes nos respetamos y exigimos que nos respeten? Nos anotamos en la lista. […]
Imaginar a las ‘feministas radicales’ como una bola de amargadas es equivocarse. Quienes creemos en la mujer y la defendemos, tenemos una larga lista de profesiones, oficios u ocupaciones que nos impiden ser, en privado, lo que cada una escoge y desea”. (Páginas 96-97).

La escritura de Rosaura Barahona no tenía concesiones para ningún actor social o protagonista de la política regiomontana: lo mismo afinaba sus letras para felicitar a la ciudad por sus 400 años que esgrimía una crítica hacia los apellidos más importantes: Garza Sada.

En sus columnas nos habla de su carrera como profesora de Literatura en el Tec de Monterrey, de la cual también fue alumna de la primera generación; del narco que azotó a la ciudad en la década pasada; del feminismo; de cine; del privilegio de la palabra y de vivir.

Las columnas no pierden vigencia y encuentran un diálogo con sus lectores, amigos y familiares, pues en esta edición de la UANL hay diálogos atemporales: respuestas a sus columnas en donde se refrenda la amistad y la admiración de personas que ligaron su vida a la de Barahona. De esta forma podemos leer las respuestas de Joaquín Hurtado, Coral Aguirre, Roberta Escamilla Barahona, Luis Eugenio Todd, entre otros.

“Hablemos, por favor”, pareciera ser la frase que mejor define el trabajo periodístico de Barahona.

Un reto al lector, diálogo inteligente, diatriba eterna son estas letras de una mujer que marcó la historia del periodismo en el norte del país y que debería retomarse en el centro de México. O quizás no, porque Barahona también entendió que el norte tenía su propio centro.


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