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Por Guillermo Rubio

Ciudad de México, 12 de julio de 2020 [00:01 GMT-5] (Neotraba)

Después de ver las primeras imágenes de video del C5, el día que se perpetró el ataque al secretario de seguridad pública de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, por delincuentes que presuntamente son integrantes del CJNG, me di cuenta de que las armas utilizadas eran sin duda nuevas o cuando menos fue su debut ante la muerte.

Las tomas muestran un rifle AR15 nuevo con camuflaje de desierto y, en el piso de la camioneta, cuando menos dos rifles Barrel calibre .50 y varias metralletas de asalto. Sin contar algunos chalecos con cargadores ¡intactos!

Cuando los pinches sicarios se bajaron, después de disparar cientos de proyectiles, me dieron la impresión de que eran pollos que le corrían a la migra. Ninguno irradiaba valentía. No daba crédito lo que veía y más cuando vi que los empezaban a subir como conejitos lampareados. De inmediato me imaginé que el responsable del operativo había visto mucho Netflix y gozaba de las confianzas de la Compañía… Aun así, quien haya sido el responsable; su cabeza no está segura sobre sus hombros.

Como buen consumidor de Facebook, me aventuré a publicar en mi muro una fotografía y este comentario:

“Pues por presupuesto no pararon, faltaron más huevos y coordinación de ataque.”

Esta publicación fue advertida por algunos de mis amigos y más de una decena de opiniones se vertieron, entre una de ellas, la de un tipo al cual no conozco. Fue severo sobre mis doce palabras y a dos —Huevos y Presupuesto— las coronó con comillas, sin duda tildándome de un pobre pendejo. De momento me enfurecí e investigué quién era el osado censor y se disipó la rabia al ver que andaba muy por debajo de sus terminantes conclusiones y el sustento de su tesis. Eran al peso del culo.

Esto me motivó para dar una opinión somera sobre el atentado de pacotilla cubierto de oro y plomo. Con dos o tres puntos a resaltar y que trataré de disertar como lo que fui alguna vez: un buen criminal.

Dos viejos comiendo sopa. Francisco de Goya.
Dos viejos comiendo sopa. Francisco de Goya.

“Presupuesto”

Cuando se planea asesinar a un objetivo del nivel pretendido como el del secretario, la mafia no se limita en lo mínimo en gastos para la operación, sobre todo en los del encargado o los encargados de preparar la celada, ya que se pueden dividir las actuaciones dentro de la operación. Hay responsables de inteligencia, vigilancia, transportes, armas, alojamientos, instrucción operativa, muros de contención y recursos económicos. Prueba fidedigna la tenemos porque confiscaron armas, vehículos, y comunicaciones. Queda demostrado que por presupuesto no pasaron penurias, a simple vista fue un exceso de recursos.

Hasta el más neófito en armamento se da cuenta que el que utilizaron, cuando menos en los videos, es de reciente uso. Lo que no saben es que éste no cuesta mucho, ya que se paga con droga. De los vehículos no hay uno solo que sea de procedencia lícita; si no están manchados de sangre, poco les falta. Todos cuestan menos del diez por ciento de su valor y es posible que casi todos estén blindados.

Por lo visto en las filmaciones y la información primaria de los 12 detenidos, me imaginé a los enemigos del CJNG riéndose de la falta de valor para encarar a la muerte. La lista creció a 19, y en mis pensamientos llegué a la conclusión que faltaban unos veinte cuando menos, que se escaparon o estaba contemplado que ellos ganarían.

Son 19 cabrones que seguramente se vendieron o contrataron con la etiqueta de sicarios de élite, que prometieron y juraron que se morirían en la raya de fuego. Y nunca se dejarían capturar. ¡Primero muertos! porque solamente a los pendejos los atrapan… Y más porque ya estaba pagado la mitad del jale o garantizado completo con la mala esperanza de no regresar.

Me imagino que los encargados de las células no pudieron llevar a cabo la operación como estaba prevista, porque no me trago eso de que los tiradores iban como si fueran cazadores de los que lampearan. Se suponía que iba ser un artero y contundente ataque. Si hubieran acatado las órdenes, otro gallo cantaría. Estaban contratados para darle cuello al secretario de seguridad pública de la CDMX, a costa de sus vidas.

Fugazmente vi a dos valientes en forma temporal en el ataque que fueron los que se bajaron y atacaron los costados de la Suburban del secretario. Cuatrocientas descargas al parabrisas y unos cinco o seis en los costados… Huele a falta de huevos…

El Aquelarre. Francisco de Goya.
El Aquelarre. Francisco de Goya.

“Huevos”

Al ver cómo disparaban sus armas —agrupados en la camioneta— me dio una muy mala impresión y creo que también los mafiosos pagaron esta acción: no era lógico. Me imagino que se revolcaron en bilis, porque así no estaba el guion y más cuando se subieron desarmados a los vehículos como inocentes trabajadores urbanos, sin saber que había suficientes cámaras de policía como para seguirlos hasta el baño. No cabe duda de que a los atacantes les faltaron huevos para bajarse y atacar los costados del auto blindado con las armas calibre .50, junto con las bombas molotov y granadas que traían para este evento.

El objetivo se supone que iba atrás. Pues no, se justificaron disparando al parabrisas blindado. Y al escuchar la primera sirena se les arrugó el culo y el ataque cesó. Escasos dos minutos de jale.

Es seguro que la mayoría de los integrantes se deshizo de sus armas de combate en la huida. Ya rindiéndose de antemano a una lucha por su libertad, si acaso portasen, individualmente, las nueve milímetros sin cargadores extras para hacerla de tos un rato o cuando menos para suicidarse… Ojo: esto está contemplado entre cabrones.

En un cambio de escenario, se ve la captura de unos batos en la gasolinera de las Tablitas. Me dio risa imaginar que los que hace días eran unos pinches leones regionales de sus lugares de origen, ahora estaban convertidos en kamikazes del hampa y juraban repetidamente, entre pase y pase de cocaína, que serían inmolados antes de ser capturados… Fantasear es un vicio de pendejos. Para morirse bajo las balas se necesitan huevos y nada de lengua. Bueno, sí se ocupa para decir: ¡Ábranse a la verga!

Ahora daban risa o lástima, es lo mismo. Las imágenes no mentían: se miraba cómo los subían, quizá hasta miados de miedo a las patrullas.

Mi rala conclusión:

Sin duda el ataque artero mal ejecutado, deja la mesa puesta para que ahora las autoridades le regresen un verdadero putazo con boleto de ida al valle de las calacas. Aquí se aplica el refrán de que: “El que se ríe se lleva.”

El Cartel se atrevió a querer asesinar a un personaje que trae los genes del exterminio por línea directa. Independientemente de su brillante trayectoria policíaca, Omar García Harfuch, es nieto del general de división Marcelino García Barragán —quien fuera gobernador de Jalisco y uno de los responsables de la masacre del 68, cuando era Secretario de la Defensa Nacional— y es hijo de don Javier García Paniagua —un avezado e implacable cazador de humanos que fue director de la DFS y desempeñó varios cargos más.

Me atrevo a decir que se va a repetir una secuencia como cuando mataron a Camarena versión totonaca…Van a caer cabezas a lo cabrón. A quienes se atrevieron a querer asesinar a un príncipe de la policía les va a ir de la verga. O también pueden llegar a un buen arreglo.

Esto es México. ¡Chingao!

Dos viejos. Francisco de Goya
Dos viejos. Francisco de Goya

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