Anacrónica del terror urbano

Estar muerto, pienso, es mirar el mar. Cuando es de noche, cuando no se ve mucho. Dios, que parece haber leído mi columna –ésta–, mea sobre la ciudad, sobre el mar.

Esténcil en Puebla. Foto de Óscar Alarcón

Una niebla espesa

A partir de la lectura de un poemario, JJ Jiménez reflexiona sobre cómo la nada, dentro de la identidad, es construido de la nada: se necesita de un referente como la disponibilidad del mundo a ser percibido por el individuo.

Neblina. Foto de Split Shire

Un muro de infidelidades

Contestar hasta dónde termino yo puede ser hiriente, sí. Y no hay razón suficiente para separar al yo que es consciente del que no lo es. Al final ambos son igual de responsables por su impacto en el mundo sensible de otros.

Alhóndiga de Granaditas. Foto de Juan Carlos Fonseca Mata

Entre el mundo y yo

La identidad es la definición del ser mediante el yo y el individuo. Somos nuestra experiencia. Somos lo que odiamos, lo que perseguimos, somos todo aquello que podemos conceptualizar. Pero también somos palabra inconclusa, oración maltrecha, somos aquello que no podemos decir, pero sí vivir. Poesía que se experimenta cuando se lee a sí misma.

La Peste de Atenas por Michiel Sweerts

En uno de los días (parte 2)

El turismo no debería concentrarse en formar parte de una postal, sino en hacer de un espacio uno reconocible por algo más que fachadas bonitas, ¿así le ha pasado a los pueblos mágicos?

Iglesia de los Remedios en Cholula. Foto de Óscar Alarcón

Entren los que quieran

La apertura desmesurada de contenido crea un caos para el usuario de redes sociales quien no puede hacer más que aceptar o negar. El problema está precisamente en la imposibilidad de cuestionar. Su alcance se vuelve viral y de pronto tienes una opinión pública basada en un discurso de odio.

Adicción a los likes. Imagen tomada de internet